── 🎲 ❪ outcast! ❫ ִֶָ˚⊹
❛ a sirius black fanfiction ❜
↳ ❛ ¡ 𝐓𝐡𝐞𝐫𝐞 𝐢𝐬 no evil in sorcery.
only in the hearts 𝐨𝐟 𝐦𝐞𝐧 ! ❜ 𓂅‧₊˚
✩.*• ──► 𖤐 ⋮ Casi todos en la comunidad de magos saben quién es la Familia Weasley; u...
SERAPHINA WEASLEY SE ABRIÓ PASO a traves de la concurrida Plataforma Nueve y Tres Cuartos, tratando desesperadamente de no ser atropellada por nadie, lo que resultó ser más fácil de decir que de hacer.
A su alrededor, niños de todas las edades estaban ocupados despidiéndose de sus padres y hermanos, listos para comenzar un nuevo curso en Hogwarts. Pero ella estaba completamente sola, poniendo toda su energía en arrastrar su baúl detrás de ella.
No es que fuera huérfana o que sus padres no quisieran venir con ella, era sólo que nadie encontraba el tiempo para ir con ella. Seraphina nunca había conocido a su madre y su padre era un hombre viejo y cansado que la tuvo muy tarde en su vida.
Entonces, desde que terminó la escuela, Seraphina prácticamente había vivido con su hermano mayor Arthur y su esposa Molly. Y aunque adoraba tanto a su hermano como a su cuñada, la mayor parte del tiempo no encontraban tiempo para ella.
El año pasado nació su primer hijo, William o Bill, como Seraphina había comenzado a llamar al niño, lo que significaba que Molly pasaba mucho tiempo con él mientras Arthur trabajaba mucho.
Sin embargo, a Seraphina no le importaba, sabía que no tenía derecho a importarle. Ella era la que interrumpía el tiempo en familia, por lo que pasaba mucho tiempo sola. Siempre había sido así.
Desde pequeña había aprendido a arreglárselas sola porque no tenía hermanos de su edad con quienes jugar ni padres que pudieran pasar mucho tiempo con ella. Ni siquiera tenía madre.
Bien adentro del Expreso de Hogwarts, Seraphina intentó encontrar un compartimento vacío, pero finalmente se conformó con uno con una chica pelirroja sentada dentro. —Hola, ¿te importa si me siento aquí? —preguntó cortésmente.
—Oh... —la chica pelirroja levantó la vista para revelar un par de los ojos más verdes que Seraphina jamás había visto. Pero, para su sorpresa, estaban adornados en rojo, lo que hacía que pareciera que la chica estaba llorando—. Por supuesto.
Seraphina se sentó frente a la chica pelirroja. —Soy Seraphina —se presentó, ofreciendo una mano para que la otra chica la estrechara.
—Soy Lily —la chica le dio una pequeña sonrisa, pero antes de que se pudiera iniciar más conversación, la puerta del compartimiento se abrió y entraron dos niños, charlando en voz alta.
Uno de ellos tenía el cabello castaño desgreñado y unos llamativos ojos grises. El otro con cabello negro desordenado y ojos color avellana. Ambos irradian un aire de arrogancia y confianza.
—Damas, ¿podemos unirnos a ustedes? —el de cabello castaño desgreñado les dedicó una sonrisa encantadora mientras se sentaba junto a Seraphina mientras el otro se sentaba frente a él.
