Cuerpos Heridos - Juantin

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MARTIN

Me encontraba en la estación de tren con dos maletas a mi lado, despidiéndome de mi familia hasta quien sabe cuando... iba a echarlos tanto de menos que no se como podré soportar el vivir solo, sin el abrazo de mi madre por la mañana al despertar, sin mis hermanos, sin mi padre. Tenia la certeza de que los llamaría cada dos por tres para contarles todo lo que pasaba en mi vida, ellos son lo más importante que tengo y lo estoy dejando atrás.

Después de derramar algunas lagrimas y darme innumerables abrazos con ellos, el aviso de que el tren saldría en 10 minutos sonó por los altavoces de la estación, por lo que cogí mis dos maletas y me adentré en el tren.

Cuando con ayuda de un hombre pude colocarlas bien y me dispuse a buscar mi asiento, por suerte era el lado de la ventana.

Cogí mis cascos y me puse la música atope, estaba dispuesto a pasarme las 4 horas de viaje durmiendo, queriendo olvidar el Martin que dejaba en Getxo, aquel Martin que cayó en la mayor depresión que nunca imaginó, aquel que temía salir de su casa, el que al escuchar el nombre de Hugo su piernas empezaban a temblar.

Quería dejar todo aquello atrás para una vida nueva en Madrid. Un lugar en el cual empezaría de cero, donde no conocía a nadie y nadie lo conocía a el, donde poder construir su futuro, su vida. Tenía 18 años pero su madurez sobrepasaba a con creces a los de su edad.

Solo conocía a la chica con la compartiría piso Chiara, la conoció por instagram cuando viendo las historias le salió una en la que ella buscaba compañer@ de piso y decidió hablarle. La chica parecía simpática y agradable, se había preocupado por el mas de lo que sus antiguos amigos lo hacían, hasta le preguntó a que hora llegaba a Madrid para recogerle de la estación, cosa que agradeció porque el no conocía ni un poco de Madrid.

¿Que porque me voy a Madrid? Bien, pues yo siempre quise dedicarme al teatro, más bien a los musicales, y donde tenía la certeza de que si podía llegar a algo era allí. Solo deseaba que todo saliese bien...

...

Los toques sobre mi hombro intentando que me despertara lo consiguieron, encontrándome con una azafata de Renfe delante de mis adormilados ojos por lo que me quité los cascos.

- Hemos llegado a Madrid señor -dijo amablemente la mujer -

- Mire por la ventana percatándome de que el tren había parado y que solo quedaba yo en aquel vagón - Oh dios lo siento - me levanté y tan rápido como pude recogí mis cosas- Muchas gracias de verdad lo siento -volví a repetir -

- No se preocupe, ¿le ayudo a bajar las maletas? - señaló las dos únicas maletas que había allí -

- Ehh.. si porfavor - me adelanté a ella y cogí la mas grande bajándola del tren para seguidamente ayudar a la mujer a bajar la otra, pesaban bastante ya que me intenté traer todo lo posible - Muchas gracias - le dediqué una sonrisa y cogí mis dos maletas rumbo a mi nueva vida -

Mientras subía la rampa mecánica mi movil vibró un par de veces en el bolsillo del pantalón, Chiara me había hablado y mandado foto de donde estaba y como iba vestida para que pudiera reconocerla. Que mona. Al cabo de 10 minutos y la ayuda de un guardia de seguridad conseguí divisar a lo lejos a la chica.

Comencé a ponerme nervioso, a pensar en cómo iría todo a partir de ahora, en como haría amigos, no sabía hacerlos, en Getxo todo fue mas fácil, llevaba con mis amigos desde la infancia , hasta que todo se desmoronó.

Hola - dije tímido al llegar lo suficientemente cerca de la chica que ahora sería mi compañera de piso - ¿Chiara verdad?

- !Hola¡ Si - me saludó bastante alegre por lo que agradecí que fuese tal y como la imaginaba - Que ganas tenía de conocerte