JUANJO
Todos se habían ido hacía un rato pero yo no era capaz de moverme ni un solo centímetro de donde estaba. La respiración clamada de Martin, su cara relajada, su pecho subiendo y bajando tranquilo y sus brazos abrazándome por la cintura hacían que mi cuerpo se relajase por completo.
Pasaba mis manos por pelo descubriendo que ahora sería lo que quería hacer cada día de mi vida, era increíble la paz que podía llegar a transmitirme con tan solo verlo dormir.
Por mi cabeza pasó lo que un día me dijo Paul, que lo había pasado muy mal en un pasado no muy lejano y desde aquel día la necesidad por saberlo solo aumentaba, pero no iba a presionarle para que me lo contara, solo esperaba que en estos días que íbamos a pasar juntos pudiese abrirse y contarme que es lo que había pasado. No entendía como una persona como el podía haber sufrido tanto como para tener miedo a conocer a otras personas.
Había pasado ya una hora y mis ojos se cerraban como los de un muñeco de bebés, quería alargar aquel momento pero recordé que podía seguir disfrutando de verlo dormir en la habitación.
- Encerrarme con la única persona capaz de darme la paz que necesito - aquella frase salió de mis cuerdas vocales sin yo quererlo, pero el sueño generaba en mi lo mismo que el alcohol, decir cosas en voz alta que solo quería dejar en mis pensamientos, pero en el momento en el que él habló me lo agradecí enormemente -
- Enciérranos siempre entonces
Y es que con el me sentía seguro, con el sentía que tenía un hogar sin serlo al que volver cada día, que por mucho que quisiera dar un paso atrás por culpa del miedo su mano no me soltaba frente a aquel abismo en el que me encontraba.
Podría caminar toda mi vida sujetando su mano, porque ahora que había aprendido ha hacerlo no sabría caminar sin ella sujetándome. Por que ahora que lo había conocido no me imaginaba como sería mi vida sin saber de su existencia.
Y es que con el aprendí que la distancia mas larga que vamos a recorrer a lo largo de nuestra vida no es de un lado del mundo al otro, si no la de la mente al corazón. Y él me estaba ayudando a recorrerla.
....
La claridad del sol saliendo entre aquel inmenso bosque entraba por el gran ventanal del balcón haciéndome enterrar mi cabeza en la almohada y buscar con el brazo a Martin sin éxito. Froté mis ojos para poder ver mejor y pude ver como estaba tumbado en la hamaca que había colgada en el balcón, tapado con una manta, mirando simplemente el paisaje.
- ¿Puedo? - dije entrando al balcón, preguntándole si podía tumbarme con el importándome poco si la rompíamos por el peso, solo quería estar con el -
Me miro y él simplemente sin decir nada abrió la manta dándome paso a tumbarme encima de el, no tardé mucho en hacerlo, hacía frio, pero cuando volvió a cerrar la manta, ahora conmigo dentro, pareció desaparecer.
Su calor corporal me volvió a dar esa sensación de hogar y es que eso era lo que provocaba él a cada minuto en mi ser. Nunca me cansaré de decíroslo.
Estuvimos un rato en silencio y tampoco me importaba, no hacía falta hablar cuando estábamos juntos, nuestras manos jugaban bajo la manta, sus brazos rodeaban mi cuerpo y mis manos se posaron sobre las suyas buscando contacto físico, mas aún si se podía.
- No tenía ninguna duda de que harías esto
- ¿El qué?
- Salir a ver el amanecer, muy propio de alguien como tú
- ¿Cómo yo?
- Si, alguien tan bohemio, alguien que sabe apreciar la belleza de un paisaje lleno de árboles
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Cuerpos Heridos - Juantin
Teen FictionMartin Urrutia un chico de 18 años con ganas de comerse el mundo y volver ser aquel Martin que era hace dos años, antes del desastre de relación que tuvo. Era un chico tímido y precavido, siempre le ha costado socializar con gente nueva que no conoc...