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JUANJO

No. Aquello no iba a quedarse así, necesitaba más, más de su voz, más de su sonrisa, más de todo su ser en general.

Di gracias a que su habitación tenía pestillo y rápidamente lo eché encerrándonos por completo. No razonaba cuando se trataba de Martin, rompía mis esquemas con tan solo mirarme, ponía mi vida y mi cabeza patas arriba, me hacía sentir cosas que nunca había sentido y que si no se las expresaba a alguien iba a explotar.

- ¿Que haces?

No respondí. ¿Que iba a decirle?. Mi cuerpo reaccionó por mi separándome de la pared para ahora pegarlo a el contra ella y acorralarlo apoyando mis manos a cada lado de su cabeza. Estábamos demasiado cerca, mi corazón iba salirse de mi pecho si no hacía nada para calmarlo

- ¿Porqué cierras? - dijo mirándome a los ojos y yo no era capaz de separar ni un segundo la mirada de sus labios - Hazlo... si quieres hacerlo hazlo

Y eso fue lo único que al parecer me hacía falta para hacerlo. Cuando mis labios se juntaron con los suyos sentía tocar las estrellas, eran suaves como su piel, algo que me hizo creer que estaba tocando las nubes. Sus manos viajaron a mi cuello y las mías a su cintura, pasó su lengua por mis labios pidiéndome permiso, el cual le concedí, al parecer encantado.

Nos sumergimos en una ansiosa guerra que llevaba demasiado tiempo esperando detonar, era un beso desesperado por cada una de las partes, queriendo recorrer cada centímetro de nuestra cavidad.

Me asusté. Me asusté por todo lo que estaba sintiendo; alivio, dudas, miedo y sobre todo ansiedad por no saber que me estaba pasando.

Salí corriendo, huí, una vez más de todo lo que estaba pasando. Siempre hacía lo mismo, siempre huía cuando no sabía manejar la situación. Cuando salí a la calle cogí todo el aire que podía, intentando calmar ese huracán de emociones que se estaba formando dentro de mi.

- ¿Juanjo estas bien? - sentí a Paul detrás de mi y yo solo supe girarme y abrazarlo -

- No

- ¿Que ha pasado? Ven cálmate - me guió hasta que nos sentamos en el escalón del portal -

- Nos hemos besado - puse mis manos en la cara al recordarlo, agobiándome aún más al pensar en que estaría pasando con Martin -

- Oye, escúchame, los dos sabíamos que esto iba a terminar pasando, entre vosotros hay algo mas que una amistad por mucho que os neguéis, no se que será pero ahí está. No huyas de lo que realmente estás sintiendo.

- No se como gestionarlo Paul, esto es una locura

- Te voy a hacer una pregunta y quiero que me seas sincero, ¿Que has sentido con ese beso?

- Paz, he sentido que me olvidaba de todo lo demás y que solo quería seguir haciéndolo

- Pues agárrate a eso

Y eso quería, agarrarme a esos sentimientos tan buenos que el vasco generaba en mi, a la tranquilidad que me trasmitía estar a su lado. Pero no podía.

- No puedo Paul, no. Mi familia, ¿Que dirían si supieran que ya no solo me gustan las chicas?, ¿Que pensará la gente en general?

- Juanjo tu familia es maravillosa, te aman con locura y si tu eres feliz ellos también lo serán y a la gente que le den por culo, tienes que pensar en ti y en tu felicidad, no en los cuatro tontos de turno

Mis ojos se llenaron de lágrimas, Paul sabía que decir para hacer sentir bien a la gente y estaba tan agradecido de tenerlo como amigo que no sabía cómo devolverle todo lo que hacía por mi.

MARTIN

Vacío. Eso es lo que sentí cuando Juanjo salió corriendo de casa. Aquel beso me llenó de todo lo que había añorado durante tanto tiempo y fue tan efímero que quise guardarlo en mi corazón, en algún lugar cerrado con llave, porque sabía que aquello no volvería a pasar.

Necesitaba no pensar. No pensar en todo lo que me había hecho sentir en tan poco tiempo, en aquellas mariposas que se generaban en la boca de mi estómago cada vez que lo tenía cerca, en aquella sensación a casa que se despertó en mi al besarle.

Salí de mi habitación con la mejor cara que podía poner después de lo que había pasado y me bebí lo que quedaba de mi copa de un trago, cubata al cual le quedaba más de la mitad.

- Martin... - Chiara tiró de mi camisa desde abajo ya que estaba sentada en el sofá haciendo que la mirase -

- Tranquila - le sonreí dentro de lo que mi estado de ánimo me permitía - Bueno creo que va siendo hora de irnos a la discoteca - dije mientras me echaba otro cubata para el camino -

Al salir por la puerta del edificio vi a Juanjo fumando junto a Paul sin aquella luz que tanto le caracterizaba, sin su postura erguida. Parecía estar afligido.

No me permití mirarlo más cuando nuestras miradas conectaron y las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos. No iba consentirlo, era más fuerte que aquel beso. ¿No?

No tardamos en llegar a la discoteca y dirigirnos directamente a la barra, a por mi tercer cubata de la noche, no acostumbrado a beber las dos anteriores ya comenzaban a hacer efecto en mí haciendo que me riera por todo lo que decían mis amigos.

Perdí de vista a Juanjo poco después de pedirnos las copas, intenté buscarlo con la mirada pero aquel imán que alguna vez tuvimos parecía haber desaparecido.

No le di más importancia de la que quería y seguí bailando con los demás hasta que aquella maldita canción volvió a sonar. Aquella que sin quererlo ya compartíamos. Y como si el destino lo quisiera ese imán volvió a aparecer en ese mismo instante cuando levante la mirada y lo vi entre la gente, mirándome, queriendo pedirme perdón con ella. Y recordé lo que mi profesora de interpretación me dijo.

Los ojos son el espejo del alma.

Le sonreí un poco intentando hacerle entender que no pasaba nada, que todo estaba bien y como por arte de magia todo volvió a mi. Aquel vacío volvió a llenarse.

Magia. Eso era lo que Juanjo le hacía sentir a Martin.

Intenté no mirarle mucho mas pero fue imposible cuando se unió a todos junto a Paul. Nuestras miradas conectaban esporádicamente cuando alguna canción que nos gustaba se escuchaba a través de los altavoces de la discoteca queriendo dedicárnosla.

- Voy un segundo al baño - avisé a Ruslana que estaba a mi lado -

Me hice lugar entre la gente mientras todo comenzaba a dar vueltas a mi alrededor, aunque todavía era consciente de lo que pasaba.

No tardé en salir de el, pero pronto supe que si iba a tardar en llegar con mis amigos cuando Juanjo me empujó dentro de el cuando abrí la puerta cerrándola.

- ¿Que haces?

- Rió. Jodida risa - ¿Siempre me vas a preguntar eso cuando te encierre en algún sitio?

- Me reí con él recordando que tenía razón - Bueno pues cambio la pregunta

- A ver, que me vas a preguntar

- ¿Que quieres?

- A ti



HOLIIIIIIII🤭🤭🤭🤭

Primero de todo, perdón por dejaros así 😬😬

Segundo, AAAAAHHH🫨🫨 al fin Juanjo se atrevió a dar el primer paso

¿Que creéis que pasará de ahora en adelante?

Espero que este capitulo os haya gustado tanto como a mí.

Votad y comentad porque no sabéis la ilusión que me esta haciendo ver el gran apoyo que está recibiendo esta historia🥹❤️‍🩹

Gracias a tod@s de verdad❤️❤️❤️❤️

Cuerpos Heridos - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora