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JUANJO

Cuando mi cuerpo reaccionó salí corriendo detrás el haciéndome sitio entre la gente que bailaba y cantaba en aquella discoteca. No quería que Martin pensase que solo quería descubrir con el si me gustaban los chicos o no, con el sabía que todo llegaría mucho más lejos que unos simples besos.

Cuando conseguí salir de allí lo busqué desesperado con la mirada hasta que lo encontré andando sin estabilidad de vuelta a su casa, iba con la cabeza agachada y sus manos metidas en los bolsillos. Corrí hasta llegar a el pero todo pasó demasiado rápido, empezó a cruzar la carretera sin mirar ni si quiera si venia alguien, con la mala suerte de que así fue.

Un autobús intentó frenar pero de nada sirvió cuando lo arrastró unos metros adelante, me quedé estático, viendo todo aquello con mis ojos, viendo como su cuerpo caía al asfalto y salí corriendo, gritando su nombre rezando con todas mis fuerzas por que estuviese bien.

- ¡Martin! – me tiré al suelo cogiendo su cabeza con mis manos – Martin por favor abre los ojos – su cara estaba llena de sangre y no quise mirar el resto de su cuerpo, no quería verle así, no podía, las lágrimas corrían por mis mejillas desconsoladamente buscando un consuelo que últimamente el solo conseguía darme con solo mirarme – Martin por favor – junté mi frente con la suya y dejé un beso en sus labios, me daba igual quien me viese o lo que me dijesen, solo quería que Martin abriese los ojos – No me dejes ahora joder...ahora no, estaba aprendiendo a aceptar que te quiero cabrón ahora no por favor.

Todo pareció callarse, el mundo pareció pararse y empezar a ir a cámara lenta cuando los médicos se acercaron a nosotros y dos ellos me cogieron separándome de él haciéndome gritar dejándome la garganta.

Y os parecerá descabezado cuando apenas lo conocía, pero Martin había conseguido calmar todo mi interior, era dueño de todos y cada uno de mis pensamientos, desde que me despertaba hasta que volvía a dormirme. Era luz para mi vida, era felicidad, era una persona tan pura que era imposible no quererla.

Y ahora que había conseguido admitir que me gustaba pasaba esto y yo me quería morir.

Me subí en la ambulancia con el diciendo que era su pareja porque si no, no me dejarían ir con el y en mis pensamientos no estaba escrito el dejarlo solo. Cogí su mano y empecé a darle besos mezclados con mis lágrimas imposibles de parar.

Al llegar al hospital se lo llevaron corriendo a no sé dónde después de otro episodio de pánico por mi parte gritando que ha donde se lo llevaban que no me iba a separar de él.

Cuando me metieron en una sala de espera y me quedé allí solo sentí todo derrumbarse a mi alrededor, lo poco que había vivido con él, lo que estaba sintiendo por el era algo que había pasado sin esperarlo y era algo tan bonito, tan dulce, que no estaba dispuesto a que la vida me lo arrebatara ahora que había entendido lo que significaba el amor.

Llamé como pude a Paul, sacando las fuerzas de algún recóndito lugar de mi cuerpo para contarle lo que había pasado y la media hora que tardaron en llegar se me hizo eterna. No sabía cuantos cigarros había sido capaz de fumarme cuando los vi a todos llegar y correr hacia mi abrazándome y soltando alguna que otra lágrima.

Y es que eso es lo que Martin generaba en la gente. Amor. Lealtad. Pureza. Dulzura....

En un mes que había estado en nuestras vidas se había convertido alguien a quien no queríamos perder de vista nunca.

Al cabo de dos infinitas horas un médico se acercó a nosotros para decirnos que es lo que pasaba con Martin.

- Martin está en coma

Cuerpos Heridos - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora