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MARTIN

A la mañana siguiente me desperté con un leve dolor de cabeza, agradecí no haber bebido tanto en la fiesta porque ahora seguramente estaría arrepintiéndome de hacerlo. Además, seguramente fuese olvidado lo que había pasado con Juanjo y eso ni muriéndome se me olvida.

No se como habíamos llegado a ese punto, no se como había pasado, todo parecía que iba a pasos de tortuga, pero el caso es que estábamos dando pasos de gigante. No sabía cómo Juanjo asimilaría esto, solo esperaba que no diese un paso atrás.

Aunque siendo sinceros ni si quiera yo sabía cómo me sentía después de aquello, era la primera persona con la que estaba después de todo lo que había pasado con Hugo, sentía que no merecía todo lo que Juanjo había hecho por mí, que me estaba aprovechando de lo que él estaba sintiendo para no pensar en nada.

Pero es que con Juanjo todo era tan fácil que hasta asustaba, todo fluía solo, pero tan solo llevaba poco menos de una semana despierto y sentía que me había perdido muchas cosas. El ver como Juanjo se enamoraba de mí, el ver su cambio de actitud y de estilo, o cosas tan simples como un primer beso en condiciones entre los dos. Y si, lo tuvimos, pero sabía que no era el primero, no se sentía igual.

Le debía mucho y no sabía cómo devolvérselo, me estaba metiendo en una burbuja con él sin darme cuenta de todo aquello que me perdí. Obviamente en mis pensamientos no estaba el dejarle, no ahora que habíamos avanzado tanto.

Me quedé un rato acariciando su pelo, viendo como su pecho desnudo subía y bajaba encima del mío. Tenía una mezcla de sentimientos en mi interior peleando por ver quien ganaba la batalla y recordé lo que una vez me dijo mi madre.

En el campo de batalla del alma, la mente y el corazón se enfrentan en una lucha continua sobre el amor. La mente, que es fría y calculadora, argumentará las cosas con lógica y razón, advirtiéndote de los peligros y las consecuencias que tiene el entregarse al amor.

Pero el corazón, es ardiente y apasionado, late con fuerza cuando estas con la persona que te gusta, clamando lo que solo a través del amor verdadero se podría. La mente intentará imponer sus argumentos en contra, recordando las heridas del pasado y temiendo el riesgo de sufrir nuevamente.

Sin embargo, el corazón, con su persistencia inquebrantable, recordará los momentos de felicidad que alguien nuevo te haga sentir, esos que solo el amor puede darte. En medio de esta batalla interna, tendrás que luchar entre el deber y el deseo, entre la prudencia y la pasión.

Al final, en un gesto de valentía, el corazón saldrá victorioso, convenciendo a la mente de que el amor, a pesar de sus riesgos, era el camino correcto hacia la verdadera felicidad. Y así, en ese campo de batalla, la razón cederá ante el poder irresistible del amor, y el alma encontrará la paz en la entrega total al sentimiento más profundo y sincero.

Y cuanta razón tenía, Juanjo había hecho que me olvidase de todo lo malo, que podía ser feliz, que merecía serlo y es que no se había cansado de repetírmelo durante estos días.

Pero ahí estaba la mente jodiéndolo todo una vez más. Pero esta vez no iba a dejar que ganase.

Juanjo se movió entre mis brazos acurrucándose aún más en mi pecho, aferrándose con fuerza a mí haciéndome saber que se estaba despertando.

- Buenos días – sonreí acariciando su cara –

- Hola... – su voz salió mas ronca de lo habitual generando una corriente eléctrica en mi estómago despertando aquellas mariposas que solo él conseguía despertar –

- ¿Cómo has dormido? - intenté disipar aquella sensación, pero que Juanjo siguiera hablando no contribuiría a ello -

- Como un bebé... - sonrió y puso sus manos a modo de mesa apoyando su barbilla en ellas para mirarme - ¿Y tú?

Cuerpos Heridos - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora