Whisky de fuego

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Los rayos de sol entraban por la ventana del cuarto de Gianna, significando un nuevo día y se preparó para enfrentarse a él. Al bajar las escaleras hacia la cocina, el murmullo de voces y el aroma tentador del desayuno llenaron el aire. Al llegar, notó nuevas caras entre los presentes, y supuso correctamente que eran los hijos de los Weasley.

Molly Weasley, con su característica calidez, se acercó a Gianna y sus padres.

—¡Buenos días! Les presento a mis hijos: Fred, George, Ginny y Ron.

Los gemelos, Fred y George, con una chispa traviesa en los ojos, saludaron con entusiasmo. Ginny, la única chica entre ellos, sonrió con confianza, mientras Ron, le dedicó un tímido gesto.

Molly, con una expresión maternal, continuó:

—Chicos, esta es Gianna y sus padres, William y Olivia. Os hablamos de ellos y de su historia.

La joven sintió una buena impresión al instante, pero fueron los gemelos y Ginny quienes captaron especialmente su atención. Las risas y bromas de Fred y George prometían momentos divertidos, mientras que Ginny irradiaba una energía fuerte y amigable que hizo que Gianna se sintiera cómoda.

Durante el desayuno, Gianna se encontró inmersa en animadas conversaciones con los gemelos Weasley. Fred y George, con su característico humor travieso, compartieron historias divertidas y anécdotas de sus travesuras en Hogwarts.

—Así que, Gianna, ¿preparada para las bromas épicas en el castillo? —preguntó Fred con una sonrisa traviesa.

—¡Oh, absolutamente! —respondió Gianna riendo—. En Francia, solía pasar horas explorando y descubriendo el castillo de Beauxbatons con mis amigos. Zoe, Carol, Luc y Simon eran como mi segunda familia. Hacíamos bromas a los estudiantes despistados y, bueno, a veces a nosotros mismos también —rió Gianna, recordando las travesuras.

Fred y George, intrigados, escuchaban con interés.

—Recuerdo una vez que usamos Encantamientos de Cosquillas en el aula de transformaciones. Fue un desastre, pero nos reímos tanto que valió la pena. En Beauxbatons, con la elegancia francesa, intentábamos añadirle un toque de diversión con nuestras travesuras. —añadió Gianna con una chispa juguetona en los ojos.

Ginny, contagiada por la atmósfera animada, preguntó:

—¿Alguna vez tuvieron algún problema?

Gianna reflexionó un momento antes de responder: —Bueno, tal vez alguna que otra vez... pero siempre lográbamos salir airosos.

George miró a Fred y agregó con entusiasmo:

—Sería genial tenerte en nuestro equipo. —Añadió mientras alzaba la mano para chocarla con Gianna.

Gianna se sumergió en la dinámica única de los gemelos y Ginny, sintiéndose rápidamente parte de su grupo. Las risas resonaron en la cocina, creando un ambiente acogedor y lleno de camaradería.

Molly Weasley, observando con cariño la interacción, se acercó a Gianna.

—Creo que te llevarás muy bien con estos tres. Son un torbellino de diversión y energía.

Gianna asintió con una sonrisa agradecida. Entre risas y anécdotas, Fred y George Weasley interrumpieron la conversación con una sugerencia emocionante.

—Gianna, ¿qué te parece si pasas el día con nosotros en el Callejón Diagon? Te mostraremos el Londres mágico. —propuso Fred, con una mirada traviesa compartida con su hermano.

George asintió.

—¡Sí, deberías venir! Es un lugar increíble.

Gianna, entusiasmada por la idea de explorar más del mundo mágico, aceptó con una sonrisa.

Sombras del azar | Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora