¿Qué está pasando?

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Había pasado un mes desde la propuesta de Theo. Gianna se despertó con la suave luz de la mañana filtrándose a través de las ventanas de la Sala de los Menesteres. Al abrir los ojos, se encontró con la calidez reconfortante de la presencia de Theo a su lado. Él dormía profundamente, con una expresión serena en el rostro.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Gianna al contemplar la tranquilidad de su amado. Con cuidado, se deslizó fuera de la cama, procurando no perturbar su sueño. Se vistió con calma, disfrutando del silencio matutino que envolvía la habitación.

Cuando terminó de arreglarse, se acercó suavemente a Theo, él se removió ligeramente.

—Nott, es hora de levantarse —susurró con dulzura, inclinándose para darle un beso en la mejilla.

Theo, entreabriendo los ojos, se estiró perezosamente y sonrió al ver a Gianna. —Buenos días. ¿Qué hora es? —preguntó con voz adormilada.

—Es hora de levantarse si quieres desayunar antes de que se acabe todo en el Gran Comedor —respondió con picardía.

Theo se levantó de la cama con renovada energía, dispuesto a comenzar el día junto a Gianna. Se vistió rápidamente y salieron de la habitación, entrelazando sus manos mientras bajaban por las escaleras hacia el Gran Comedor.

Mientras descendían por las escaleras hacia el se encontraron con Blaise y Tracey en el pasillo.

—Buenos días, parejita —saludó Tracey con una sonrisa traviesa.

—¿Cómo dormisteis? —preguntó Blaise con una ceja levantada, lanzando una mirada juguetona a Gianna y Theo.

—¿Hicisteis mucho ruido? —siguió Tracey con un tono divertido.

—¿Noticias sobre futuros sobrinos? —dijo Blaise dándole un codazo a Gia.

Gianna rodó los ojos con diversión. —Muy bien, gracias por preguntar. Y no, no tenemos noticias que daros sobre ser titos —respondió con una sonrisa, sabiendo que estaban bromeando.

Tracey soltó una risita traviesa. —Oh, menos mal, no me gustaría ser niñera ahora mismo. Prefiero esperar un poco más para eso —bromeó, lanzando una mirada juguetona a Blaise.

Theo intervino con una sonrisa traviesa. —Bueno, no todos estamos tan ansiosos por la paternidad. Algunos preferimos disfrutar de la vida sin preocupaciones de pañales y noches sin dormir.

—Oh Nott, ¿no quieres un mini come libros como tú? Con esa mirada tan misteriosa tuya —dijo Blaise pasándole el bazo por encima.

Theo negó divertido con la cabeza. —No creo que esté listo para lidiar con otro yo rondando Hogwarts.

Al llegar, vieron a Draco ya sentado en la mesa de Slytherin, revisando algunos libros y anotaciones.

—¿Ya está aquí el hombre más madrugador de Hogwarts? —bromeó Gia mientras se acercaban.

Draco levantó la mirada y les dedicó una sonrisa irónica. —Alguien tiene que mantener el nivel de excelencia en Slytherin, ¿no creen?

Gianna se sentó junto a Draco y dejó un beso en su mejilla. —¿Qué pasa? Ayer no fuiste al lago negro. Estuvimos esperándote todos.

—Ya —dijo mirándola a los ojos. —Tenía que ocuparme de otras cosas. Ya sabes. —Gianna sabía a que se refería por lo que asintió y comenzaron a desayunar.

El correo de la mañana llegaba a Hogwarts, muchos de los alumnos recibían cartas u otros objetos. De repente, un búho llegó y dejó una carta frente a Theo. Su expresión cambió instantáneamente al leer el contenido de la carta. Sus cejas se fruncieron y sus labios se apretaron en una línea firme, revelando su preocupación y enojo.

Sombras del azar | Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora