Odio

34 4 0
                                    

Gianna se esforzó por dar un paso adelante, decidiendo salir a cenar en la víspera del regreso a Hogwarts. Sintió la necesidad de romper con la rutina monótona que había adoptado desde la dolorosa revelación sobre su padre. Se vistió con un vestido que solía ser su favorito, buscando recuperar algo de normalidad.

Descendió las escaleras de la madriguera con determinación, dispuesta a enfrentar lo que sea necesario. Su rostro reflejaba la mezcla de rabia y resolución mientras se dirigía al comedor. Al llegar, se encontró con Tracey, Fred y George conversando animadamente.

—Gigi... —dijo Tracey sorprendida al ver a su amiga fuera de la habitación —¿Cómo te sientes? —preguntó con preocupación.

Gianna dejó escapar un suspiro antes de responder con determinación: —No quiero estar mal. He decidido olvidar al hombre que alguna vez consideré mi padre. Es un cobarde que no merece ni un segundo más de mi tiempo ni de mi energía.

Su voz resonó con rabia, y en sus ojos brillaba una chispa de determinación. Aquella declaración marcaba un punto de no retorno en su proceso de curación y autoafirmación.

—¿Te importaría salir un momento? —dijo una voz familiar, y Gianna se giró para encontrarse con Tonks, quien estaba de pie cerca de la puerta.

—Tonks, ¿qué haces aquí? —preguntó Gianna con sorpresa.

—Tracey y Molly me contaron lo que sucedió. Creí que podrías necesitar un respiro. ¿Te gustaría dar una vuelta? —ofreció Tonks con simpatía.

Gianna asintió, agradecida por el gesto, y ambas salieron de la casa. La frescura del aire nocturno envolvió a Gianna mientras caminaban por el jardín.

—A veces, un cambio de escenario puede ayudar. Cuéntame, Gia, ¿cómo estás realmente? —preguntó Tonks con empatía.

—Es una mierda, estoy harta. —Gianna habló con rabia y frustración—. Mi padre se fue sin una explicación, sin importarle lo que siento. ¿Cómo puede actuar así? ¿Cómo puede simplemente abandonarme?

Tonks la miró con comprensión y colocó una mano reconfortante en su hombro. —Entiendo que estás enojada, pero quizás hay más detrás de su decisión. A veces, las personas tienen sus propias luchas y no sabemos lo que están enfrentando.

Gianna frunció el ceño. —No me importa lo que esté enfrentando. Podría haberme dicho algo, no simplemente irse sin decir nada.

—A veces, la gente toma decisiones equivocadas, pero eso no significa que no te quiera. Tal vez haya algo más detrás de todo esto. —Tonks intentó calmarla.

—No lo entiendes, Tonks. No quiero entenderlo. Quiero odiarlo por lo que ha hecho. —Gianna luchó contra las lágrimas—. No necesito a alguien que me abandone. No necesito a un cobarde como padre.

Tonks suspiró y asintió comprensivamente. —Entiendo que ahora te sientas así, pero también creo que, en el fondo, puede que no lo odies tanto como piensas.

—Quiero que pague por lo que hizo. —Gianna apretó los puños, luchando contra la mezcla de emociones que la invadía.

Tonks la miró fijamente. —Lo entiendo, Gianna, pero aferrarse al odio solo te hará daño a ti misma. No estoy diciendo que olvides lo que ha pasado, pero tal vez, con el tiempo, puedas encontrar un lugar en tu corazón para entender y perdonar.

—No voy a perdonar algo así. —Gianna miró al suelo, sintiendo un nudo en la garganta.

—El perdón no es fácil, pero tampoco es para la persona que cometió el error, es para ti. Te libera de cargar con ese peso. Pero solo tú puedes decidir cuándo y si estás lista para hacerlo. —Tonks le ofreció un hombro comprensivo.

Gianna se quedó en silencio por un momento, reflexionando sobre las palabras de Tonks. Aunque la rabia seguía presente, también empezó a preguntarse si, de alguna manera, podría encontrar la fuerza para dejar ir ese resentimiento y encontrar la paz.

—No quiero oír más sobre él. —Gianna interrumpió bruscamente, con la mandíbula tensa.

Tonks, algo desconcertada, decidió cambiar de tema. —Hablando de otra cosa, Tracey me comentó que hay alguien más en tu vida. Alguien que está muy preocupado por ti. —dijo intentando que sonriera.

—Theo. —Gianna dijo su nombre con suavidad, como si evocara algo precioso en medio de la oscuridad. —Sí, ha estado ahí para mí. Ha sido mi apoyo cuando más lo he necesitado.

—Eso suena bien. —Tonks asintió. —La gente que se preocupa por ti es importante.

Gianna asintió en respuesta, agradecida por tener a Theo a su lado.

—Pero debes tener cuidado, Gia, estar alerta. El pasado de su padre como mortífago podría hacer que involucre a Theodore, especialmente ahora que Voldemort ha regresado. —Tonks advirtió con preocupación.

Gianna, sintiendo la rabia acumulada, respondió con determinación: —No puedes juzgar a las personas por su pasado. Mis padres también fueron mortífagos, pero lucharon contra eso. La gente puede cambiar.

Tonks suspiró, entendiendo la complejidad de la situación de Gianna. —Solo quiero que tengas en cuenta los riesgos, Gianna. La situación actual es peligrosa, y es importante estar alerta.

Tonks, respetando la decisión de Gianna, decidió no hablar más del tema, cerrando ese capítulo de la conversación. Ambas caminaron en silencio por un momento.

—Gianna, entiendo que todo esto sea abrumador, pero siempre puedes contar conmigo para cualquier cosa. —dijo Tonks, ofreciéndole su apoyo.

Gianna le agradeció con una mirada, reconociendo la sincera preocupación de Tonks. Mientras daban un paseo por los alrededores de la madriguera, Gianna empezó a reflexionar sobre las palabras de su amiga y sobre el delicado equilibrio entre el pasado y el presente.

• • •

Mientras todos se preparaban para la vuelta a Hogwarts, Gianna recogía sus cosas con una mezcla de emociones. Aunque anhelaba la normalidad de la escuela, también llevaba consigo el peso de las complicaciones familiares y las preocupaciones sobre el regreso de Voldemort.

Fred se acercó a Gianna mientras preparaba sus cosas, interrumpiendo sus pensamientos. —Gia, antes de que me marche a la tienda, quiero asegurarme de que estás bien. —dijo con sinceridad.

Gianna le dirigió una sonrisa agradecida. —Gracias, Fred. Ha sido un tiempo difícil, pero estoy decidida a seguir adelante.

Fred, con una expresión cariñosa, la abrazó con fuerza. —Eres fuerte, Gia, y no estás sola. Puedes contar conmigo para lo que sea. Si necesitas hablar, desahogarte o simplemente distraerte un poco, estoy aquí.

Gianna apreció la amabilidad y el apoyo de Fred. —Significa mucho para mí, de verdad. Y gracias por todo lo que has hecho.

—Los amigos están para eso. —dijo Fred con una sonrisa reconfortante. —Recuerda, Hogwarts siempre estará esperándote, y siempre habrá un lugar para ti en Sortilegios Weasley.

Gianna le dio las gracias nuevamente, y mientras Fred se alejaba hacia la tienda, ella se quedó con la certeza de que, a pesar de las dificultades, tenía personas valiosas a su alrededor.

Gianna, junto a Tracey, Ron, Ginny y Harry, dejó la madriguera para dirigirse a la estación de King's Cross. A pesar de los desafíos y las incertidumbres que se presentaban, había una sensación de unidad y amistad que les daba fuerzas para enfrentar lo que les deparaba el nuevo curso en Hogwarts. Con paso firme y el apoyo de sus amigos, Gianna se encaminó hacia la estación, lista para afrontar los desafíos que le aguardaban.

Sombras del azar | Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora