Duelo

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El Gran Comedor estaba lleno de tensión mientras los estudiantes se preparaban para enfrentar el último examen de los T.I.M.O. Gianna, con su mirada concentrada, buscó su lugar entre los alumnos de quinto año. Umbridge, vestida con su característico atuendo rosa, observaba desde el frente de la sala, emanando su peculiar aura de autoridad.

—Bien, queridos estudiantes, ha llegado el momento de demostrar sus conocimientos en Defensa Contra las Artes Oscuras. Por favor, tomen asiento y comiencen su examen. —con tono dulce pero amenazante.

Gianna se sentó, sacó su pluma y pergamino, listos para abordar las preguntas desafiantes que les aguardaban.

La profesora Umbridge, con su mirada vigilante, paseaba entre las mesas, asegurándose de que nadie intentara ninguna artimaña. Los estudiantes se esforzaban por recordar los hechizos y las teorías aprendidas durante el año.

Gianna, centrada en su examen, recordó las palabras de Snape sobre la importancia de destacar en Defensa Contra las Artes Oscuras para lograr su objetivo de convertirse en Auror. La presión aumentaba, pero estaba determinada a superar el desafío.

La sala estaba llena de susurros de concentración y el suave rasgueo de las plumas sobre el pergamino. Los minutos pasaban rápidamente, y cada respuesta escrita representaba un paso más hacia el éxito o el fracaso.

El estruendo de los golpes en la gran puerta resonó por todo el Gran Comedor, desconcertando a los estudiantes que estaban inmersos en sus exámenes. Golpe tras golpe, cada vez más fuerte, hasta que la puerta finalmente cedió y se abrió de par en par. En ese momento, Fred y George Weasley hicieron una entrada triunfal, lanzando cohetes de formas extravagantes y colores vibrantes.

El ruido de los cohetes rompió la tensión del examen, y los pergaminos de los estudiantes salieron volando por el aire. El caos se apoderó del Gran Comedor mientras los cohetes zigzagueaban. Uno de ellos con forma de dragón, persiguió a la indignada profesora Umbridge, que corría desesperada para evitar ser alcanzada.

Los gemelos, lideraron el camino hacia el patio de la torre del reloj, seguidos por una horda de estudiantes emocionados.

Fred buscó con la mirada una en específico entre la multitud que los seguía, ansioso por encontrar a Gianna. Finalmente, localizó su figura entre la algarabía de estudiantes emocionados y se deslizó hábilmente por el aire hacia ella. Descendió de su escoba con una sonrisa traviesa y un brillo juguetón en los ojos.

—¡Gianna! —exclamó, acercándose a ella con una mezcla de alivio y diversión—. No podía irme sin despedirme de ti.

Gianna, contagiada por la alegría del momento, le devolvió la sonrisa.

—¿Es cierto que os vais no? —dijo ella mientras ajustaba la túnica del pelirrojo agitada por el viento—. Esto no será lo mismo sin vosotros. —dijo algo triste.

Fred le guiñó un ojo y le dedicó una sonrisa traviesa.

—Bueno, no te preocupes.Nos veremos antes de lo que esperas, ya verás. —hizo una pausa antes de seguir. —Pero por ahora, me temo que debo hacer mi gran salida triunfal.

En medio del bullicio y la algarabía, Fred y Gianna se abrazaron tiernamente. El abrazo era cálido y lleno de complicidad, como si quisieran guardar ese momento para toda la vida.

—Aunque no estemos en Hogwarts, siempre encontraremos la forma de mantenernos en contacto —dijo Fred con una sonrisa, sus ojos chispeaban con la emoción de la nueva aventura que les esperaba.

—Eso espero, Weasley

Fred mirándola con gran amor, bajo su mirada al colgante. —Recuerda lo que te dije Rosier. Cuídate mucho ¿vale?. —dijo algo triste mientras ambos se miraban con gran complicidad.

Sombras del azar | Theodore NottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora