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         AURORA POV

1866, Alemania.  143 años antes

Reescribir formalmente Como la primavera, el amor de una joven pareja floreció a lo largo de los años.  Dos años después de la unión de sus almas, haciéndolas un

Un amor envidiable.

La pareja vivía su vida tranquila en una casa rústica en el campo.  A pesar de ser remotos y sencillos, vivían bien, vivían felices.

Este amor dio sus frutos, trayendo al vientre un niño que sin duda sería muy amado.  Amélie llevaba en su vientre a un niño prometido de felicidad, cuyo sexo sólo conocería después del nacimiento.

El embarazo pasó con el paso de los meses, la ansiedad se apoderó de ella con la llegada del bebé.

A Amélie le gustaba cantar para pasar el tiempo, mientras Adriano trabajaba todo el día en el campo.

Han pasado nueve meses, el bebé podría nacer en cualquier momento, pero él eligió venir justo cuando su padre no está en casa.

Los gritos estridentes de Amélie resonaron por toda la habitación mientras descansaba en la cama.

- Hadrian... - llamó con voz débil.

Afuera, una tormenta azotaba, el sonido de los relámpagos llenaba los gritos de dolor.

Hadrian corrió de regreso a casa al escuchar las angustiadas llamadas de Amélie, sus pasos apresurados resonaron en el suelo húmedo debido a la tormenta que azotaba afuera.

Al entrar, encontró a Amélia en medio de los dolores de parto, luchando valientemente por la llegada del nuevo miembro de la familia.  La rusticidad de la casa contrastaba con la ternura del momento.

Hadrian le tomó la mano con firmeza, transmitiéndole confianza.  Con cada grito de Amélia, sus corazones latían en sintonía con la tormenta que azotaba más allá de los muros.

Finalmente, en medio del caos de la tormenta y la intensidad del momento, los llantos del bebé rompieron el aire.  Hadrian y Amélia intercambiaron miradas llorosas mientras sostenían su pequeño tesoro en sus brazos.

Una niña pequeña.

Sin embargo, la tragedia los envolvió una vez más.  Un relámpago iluminó la habitación, revelando una escena desolada.  Hadrian se dio cuenta, con horror, de que la vida que acababa de traer al mundo estaba en silencio, llevándose consigo la alegría que debería haber traído.

El rugido de la tormenta afuera ahora parecía hacer eco de la melancolía que llenaba la habitación.  El cruel destino les robó la felicidad, transformando aquel momento prometedor en una tristeza que se extendió más allá de las lágrimas y la lluvia incesante.

2 meses después


Amélie cayó enferma cada
día que pasó  Con tristeza por haber perdido Su hija, ella tampoco se estaba recuperando del parto.
Paso noches con fiebre
mientras que Adrian  hizo
  todo lo posible para mantenerla sana, tomó medicina doctores caseros y traídos de la ciudad para visitarla, pero por mucho que ella Tuvo sus días cuando
estaba completamente
bueno en el otro malo
podría levantarse de
La nada.

Los médicos no pudieron diagnosticar, algunos dijeron que podría ser depresión, pero Amélie siempre mantenía una sonrisa en su rostro cuando veía a su marido, incluso si él no se encontraba bien.

En una noche lluviosa alguien llama a la puerta.

Se escucha el crujido de la puerta antes de abrirla.  Por ella entra una anciana.

𝐌𝐀𝐑𝐊𝐄𝐃 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora