Capitulo 33

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Cap 33
Boxeo entre cuervo y almohada

Lyon:
¿Haber ofrecido de llevar a Alissa a su casa fué una de las mejores cosas qué me pasó? Si, claro que sí.

Joder, cada que lo pienso me emociono. Porque hablé con ella y pasé tiempo con ella juntos, a solas. ¡Pero juntos!

Y... Me he sentido yo mismo.

Me levanto de la cama rápidamente, me asomo en el espejo largo que está en la puerta de mi armario. Vestía una camiseta gigantesca de botones, mis calzoncillos blancos y medias blancas que casi llegaban a mis rodillas. Paso una mano por mi cabello peinandolo y luego señalo el espejo mientras sonrió, chasqueo la lengua mientras subía las cejas de arriba a abajo.

—¡Radiante como siempre Lyon! Radiante como siempre—me digo a mi mismo, me giro a ver y en la mesa de noche estaban unos lentes oscuros. Los tomo y salgo de mi habitación.

Camino por el pasillo, mejor dicho, doy mi pasarela mientras bailaba.

—¡Siri, coloca música de celebración!

La voz inteligente de la casa me responde y coloca, por lo que dijo, Uptown funk de Mark Ronson y Bruno Mars.

Bajo las escaleras rápidamente, sin dejar de dar mis movimientos de baile. Llego a la cocina caminando hacia atrás, realizando el paso lunar. Saco de la nevera un cereal con leche para servir. Me acerco a los estantes para tomar un tazón y me deslizo con mis pies hasta el otro lado de la cocina para tomar una cuchara de la gaveta.

Empiezo a servirme mientras seguía emocionado, con un sentimiento de felicidad.

—¿A qué se debe este comportamiento tan raro?

Una vocecita se escucha en la cocina y me giro a verla, una pequeña rubia de ojos dormidos y en pijama estaba asomada en la puerta, bostezaba con lentitud mientras con una mano se rascaba un ojo.

—¡Emma! ¡Buenos días!

—Si todavía sigue de noche.

Veo del reloj de la cocina y marcaban las 4:48 AM. Ups, al parecer fui un gallo adelantado.

—Para mi parece de día, según dicen que si madrugas, las cosas te salen bien.

—¡Pero no tan temprano! ¡Por lo menos hazlo sin ruido!—se queja la pequeña.

Camina hasta el mesón, en dónde yo me sirvo el plato de cereal con leche, e intenta subir, pero como mide menos de un metro y medio, me toca ayudarla.

Mientras no veía por su cabello cubierto en el rostro, aprovecho y utilizo mi poder de volar para transportarme del otro lado del mesón. La tomo de los brazos y la levanto para sentarla.

—¡Tuviste razón todo este tiempo!-digo alegre mientras vuelvo a rodear el mesón.

—Siempre tengo la razón.

—Pero está vez lo digo de verdad.

Ella apoya los codos en el mesón y su carita en sus manos, haciendo que su rostro haga un puchero.

—¿Qué ocurrió ahora?

—Tuviste razón en que Alissa no se ha dado cuenta. Cada vez que le digo algo directo, se me queda viendo extrañada.

—Ya me imagino...

—Cada vez voy más directo ¿Debo seguir así?—le pregunto y me volteo a verla por encima de los lentes de sol.

Ella suspira, le coloco un tazón también para ella y le coloco el cereal.

—Si, supongo.

Me detengo en seco y la veo con los ojos abiertos.

Yo Soy Alissa Gilius (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora