CAPITULO 4

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Deniz

Llegar a tierras alemanas me da una ligera sensación de libertad, "no tener a mi padre respirándome el cuello cada día, salir de la que alguna vez consideré un hogar" —¿todo bien? —pregunta Celdric viéndome desde debajo de la escalera.

—Si —me coloco de nuevo los lentes y bajo para ir hacia el auto que nos espera. La ciudad se sigue viendo tal como la dejó mi hermano, aunque, si eres detallista notaras que los adictos ahora son mas notorios que antes —¿Quién era el segundo al mando aquí?

—Aponte no designó a nadie —me informa Celdric —según los reportes, nadie estaba cualificado —bufo ante lo que escucho, "el único no cualificado es él". Se supone que debemos mantener la imagen de la ciudad, movernos desde las sombras y hacerlos caer en placeres que nos produzcan ganancias.

Alemania ha sido nuestro punto mas favorable a la hora de lavar dinero, que estemos perdiendo control no es bueno, no ahora que estamos en medio de querer controlar parte de Italia. Nos detenemos en el edificio de departamentos de la familia —¿conseguiste el nombre de algún líder que se desligó de nosotros?

—Si y te sorprenderás —me pasa una carpeta mientras caminamos hacia el ascensor —las zonas que hemos perdido están bajo el mando de un solo líder —lo miro —es alguien que apodan «Todesengel».

—"Ángel de la muerte" —las puertas se abren y el ático frio nos recibe —así que quien nos desea muertos es quien nos ha estado quitando terreno —dejo caer la carpeta en la mesa de café que hay en la sala y mi saco en el respaldar del sofá —concierta una reunión con las zonas, diles que deseo entablar una conversación —Celdric asiente y vuelve a salir —no soy tan fácil de hacer caer, ángel.

En la espera de Celdric reviso todos los informes de los clubes que manejamos aquí y si de por si Aponte ya había dejado claro que era un inútil, viendo las estadísticas solo lo reafirma. Ha estado gastando más que de lo que entra. Ha bajado los sueldos y el control sobre la entrada a la parte baja de cada club ha quedado casi en el olvido, con cada informe solo me da ganas de mandarlo a traer y meterle yo mismo una bala, "con razón su padre renegó de el por años".

Mi puerta se abre y veo a Celdric entrar —¿a que hora es la reunión? —pregunto mientras vuelvo la vista a los papeles.

—No habrá —me paralizo y levanto lentamente la mirada.

—¿Qué dijiste? —pregunto suave.

—Ninguna zona a aceptado reunirse Deniz —me apoyo en el respaldar —si bien hay zonas que se mantienen fieles a nosotros, no desean seguir ordenes —entrecierro los ojos—su apoyo se mantendrá, mas no como seguidores sino como iguales —bufo y saco un puro de la caja de metal de mi escritorio y lo enciendo dando una profunda calada a este, "iguales", sonrío y me levanto.

—Si tanto quieren que los trate como mi igual —aplasto el puro y miro hacia mi mano derecha —pues le demostraré que significa eso.

Llego al punto en donde entras al mercado negro, toco una puerta de metal degastada la cual se abre sin siquiera revisar quien toca, "las lenguas corren rápido". Camino por el pasillo estrecho y abro la puerta en donde se encuentra el mediador de cada zona y también el único mercader aquí.

—Pero mira que trajo los aires —el hombre calvo sonríe complaciente al verme —el mismísimo «León de Turquía».

—Deja el cinismo Leonel, que bien se que mi presencia no es bien recibida aquí —suelta una carcajada y coloca su cigarro en el cenicero.

—No es culpa mía que no sepas entrenar bien a tus hombres —dice —tu hermano no habría cometido tales errores —que lo mencione me hace palpitar la vena —pero bueno, después de su misteriosa muerte —me mira curioso— es comprensible que no hayas estado a la altura —camina hacia una especie de licorera —ya que el segundo hijo jamás debió llegar al puesto de jefe de la maffiya —puedo notar la burla en su tono, veo hacia Celdric y este entiende lo que deseo que asiente.

ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora