CAPITULO 10

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10 días después.

Deniz

Cierro la maleta y la puerta de mi habitación se abre muy despacio lo que me hace saber quién es —el auto está listo —la voz de Dalia suena suave y tranquila, pero al darme la vuelta puedo notar un rastro de ojeras y lágrimas, "no se ha tomado nada bien mi decisión de divorciarme".

Después de la emboscada hacia Danilo y David, cité a todos los miembros de la maffiya, avisándoles que empezarían a haber cambios entre nuestros manejos y tipos de negocios que tenemos, el primero en saltar a oponerse fue su abuelo, pero detuve su perorata recordándole que el puesto de líder lo ocupo yo y mi palabra es ley. Esa noche hablé con ella y le dije que pensaba romper este matrimonio, "no podía seguir unido a alguien que no amo".

Ella negó muchas veces y hasta se aferró a mi pecho para que reconsiderara mi decisión, pero no importaba cuantas veces rogara no iba a seguir casado, "ya no había razón para esta farsa". Durante tres noches fui hasta el árbol más grande que hay en el jardín para sentarme en sus raíces con la foto de Amelia y recordarla, "lo que antes era un consuelo, ahora era una tortura", no importaba donde fuera, siempre había un recuerdo de ella para asaltar mi memoria. No me levantaba hasta que los primeros rayos aparecían y es cuando mis lágrimas se detenían y volvía a ponerme la máscara.

—Gracias por avisarme —tomo el asa de la maleta y cuando voy a pasar por su lado se abraza a mi cintura por detrás —Dalia...

—Por favor no me dejes...—el sollozo junto con lo rota que se escucha su voz me hace voltear apartándola un poco de mí. Ella levanta la mirada y el azul que comparte con Ahmed está cristalino y apagado —no pido que me ames devuelta, solo...no me alejes —las lágrimas caen —por favor Deniz.

—Seguir conmigo es lo peor que podría hacerte Dalia —digo tomando su rostro con ambas manos y mis pulgares limpian sus lágrimas —eres una mujer maravillosa a la que estoy seguro que cualquier hombre desearía a su lado.

—¡YO NO QUIERO A CUALQUIER OTRO HOMBRE! —grita alejándose de mí y veo como parte de su dolor se vuelve ira —¡YO TE QUIERO A TI!, ¡QUIERO SEGUIR SIENDO TU ESPOSA!, ¡TU MUJER!

—Nunca fuiste mi mujer Dalia —ella abre sus ojos cuando suelto esas palabras, dejándome ver como estas se les clava como una daga en el pecho —a la única persona que he considerado mi mujer, se llama Amelia Topal —su rostro se queda impasible, en blanco —una vez vuelva de este viaje, iniciaré los tramites de nuestro divorcio —sin más me giro para salir, pero ella vuelve a arremeter.

—Divórciate de mí y juro que no permitiré que veas a Ahmed —eso me detiene en la puerta que vuelvo a girarme hacia ella.

—No vayas por ese camino —le advierto.

—Tú me orillas a hacerlo —se limpia las lágrimas —si tú te divorcias de mí, te juro que jamás volverás a saber de Ahmed —toda su postura me demuestra su enojo —llevo un apellido igual de poderoso y sabes bien que si me lo propongo puedo hacerlo —camino hacia ella hasta estar a dos pasos de distancia, agarro su mandíbula de forma firme sin infligirle daño. Veo como esto la toma por sorpresa y más cuando me mira directo a los ojos.

—Inténtalo si así deseas Dalia —digo muy tranquilo —y te mostraré cual es el destino de todo aquel que está en mi contra —la suelto empujándola un poco que trastabilla unos cuantos pasos hacia atrás —tú decides como se termina esto —con una última mirada vuelvo hacia la puerta agarrando mi maleta para ver a cierto ángel y su alcance.

Dalia

"No lo voy a permitir, él no me va a dejar". Veo como Deniz abandona su habitación dejándome con la piel helada y los vellos parados. Se bien que fue un impulso estúpido lanzarle esa amenaza, pero ya estoy en un punto de desesperación que no se me ocurrió nada mejor para que deseche esa idea del divorcio, "maldita mujer, como deseo poder matarla yo misma".

ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora