CAPITULO 23

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Deniz

"Tengo que salir de aquí", el doctor solo me ve con cara de culpabilidad, mas no me ayuda. Por más que intente las ataduras están muy justas, ni siquiera puedo mover bien el cuello que lo tengo de igual forma amarrado, la puerta se abre y espero ver a mi padre o Bernardi, pero es a Dalia a la que me encuentro —salgan —ordena y el doctor con sus dos asistentes se ven —que no oyeron, salgan, ¡AHORA! —sin demora salen dejándonos solos.

Dalia se apresura a ir hacia mí y ve mi estado —tienes que salvar a nuestro hijo Deniz —dice afligida —tu padre me lo quito y no sé a dónde se lo ha llevado —asiento ya que las palabras las tengo impedidas, ella se apresura en soltarme, lo último que me queda es el cuello y cuando lo tengo suelto me quito la intravenosa y me siento —Deniz —se echa en mis brazos, temblando que yo la abrazo devuelta.

—Todo estará bien —la alejo y limpio sus mejillas con mis dedos —traeré devuelta a Ahmed, no te preocupes.

—Y volveremos a ser la familia que siempre fuimos —añade, pero yo no lo acepto.

—Dalia...

—Deniz, por favor, la maffiya está dividida —dice —por un lado están los que te apoyan y por otro los que apoyan a tu padre —se endereza y termina de limpiar mejor sus lágrimas —si esto continua así, toda la organización se verá debilitada y no pasará mucho para que los grupos menores intenten tomar ventaja.

—Eso no pasará.

—¿Seguro? Porque con todo lo que se ha revelado, el apellido Baruk está siendo arrastrado por el suelo —puedo escuchar claramente su enojo —esa mujer no ha medido consecuencias —reprocha —no le importa ni siquiera que tú y tu hijo se vieran afectados en todo esto.

—Yo estuve de acuerdo con que todo sea expuesto Dalia —ella se sorprende y retrocede —si quiero hacer caer a mi padre y todo el daño que ha hecho se repare, era necesario revelarlo todo.

—Pero eso puede significar la caída de todo lo que tu familia ha construido.

—Lo sé, pero si quiero que mis hijos vivan sin rencores del pasado pesando en sus hombros, todo tiene que terminar.

—¿Tus hijos...? —su pregunta titubeante y yo asiento.

—Amelia y yo tenemos un hijo —Dalia queda en blanco, "no voy a revelar aún la existencia de Selene, no hasta que todo realmente haya acabado y no peligre en ningún sentido" —mantente alerta y no abandones la mansión —me pongo de pie y me pongo en marcha, "hoy es el día en que te mueres...padre".

Dalia

"No puede ser...él no puede considerar al hijo de esa mujer...no puede terminar todo el poder solo para que ese bastardo viva y tenga derechos". Tomo mi teléfono y llamo a mi abuelo —¿Qué sucede Dalia?

—Deniz escapó.

—¡¿Qué?!

—Lo vi salir de la mansión hace unos minutos —mi abuelo maldice y corta la llamada, "sé que el señor Emir no le hará nada a mi hijo, pero lo que intenta hacer Deniz es una locura" —ese bastardo no tomará nada de lo que le pertenece únicamente a mi hijo.

—Señora...—entra el medico temeroso y sin dudarlo disparo a su frente, cosa que alerta a las dos asistentes. De igual forma disparo matándolas, los sirvientes de la mansión llegan y ven el desastre —si preguntan yo estaba en mi habitación, escucharon disturbios y se encontraron con esta escena, ¿entendieron? —ellos asienten y salgo de la habitación, "una mujer jamás debe mostrar tener mejores habilidades que el hombre". Mi madre nos enseñó otras cosas aparte de las habilidades sociales y académicas, cosas como disparar y cortar en lugares estratégicos que simularan hechos por expertos, el cómo ocultar manchas de sangre y el siempre mantenerse desentendida de la situación.

ANGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora