La campana sonó anunciando el final de las clases de la mañana, era la hora de comer. Ava y Archer se digirieron al comedor en silencio, por fin habían arreglado las cosas entre ellos, pero no sabían del todo en qué punto estaban. Es decir, se habían besado. Más bien Archer la había besado a ella y aunque Ava se moría de ganas por hablar del tema al mismo tiempo no quería mencionarlo para no tener que explicarle abiertamente por qué le molestaba tanto que se pusiera en modo seductor con ella, aunque fuera de broma. Por su parte, Archer no estaba seguro de si disculparse por el beso. Sin duda se había pasado y la bofetada que le había dado era prueba de ello. Pero mientras la besaba, por la forma en la que le sujetaba la camiseta empujándolo hacia ella, juraría que a Ava le había gustado que lo hiciese. Y sin embargo le había pegado. Archer la miró de soslayo, parecía estar como siempre, como si nada hubiese pasado, así que no quiso arriesgarse a hablar más de la cuenta de nuevo y que acabasen peleados justo cuando se acababan de reconciliar.
Cuando llegaron a la cafetería Sandy, Amelia, Yeiey, Chase y Violet ya se encontraban allí, todos sentados junto a sus compañeros de la semana, salvo Yeiey por motivos evidentes. Sandy miraba al otro extremo de la mesa, a Chase, con una envidia notable. Desde que se habían conocido en el programa nunca habían pasado tanto tiempo estando separados, ni si quiera durante las fases de los castings. Siempre que podían se encontraban en los descansos y charlaban, practicaban sus canciones o simplemente se hacían compañía. Sandy lo estaba extrañando muchísimo y le estaba costando llevarlo, aunque Chase parecía estar tan tranquilo. De hecho, estaba perfectamente, Violet había ocupado el lugar de Sandy y ésta no podía sentir envidia de la monjita no tan monjita. El corazón se le aceleró al mirarlos. ¿Y si Violet, que ya había demostrado no ser una mosquita muerta, se estaba ligando a Chase? ¿Y si todo lo que se había esforzado ella en conocerle durante los últimos meses conseguía borrarlo la santurrona de un plumazo? Todo porque les habían emparejado juntos. Un momento, ¿y si los profesores hubiesen visto algo entre ellos y por eso les habían puesto como pareja? Sandy comenzaba a sentirse mareada. Con lentitud, apartó el plato de albóndigas, no podía ni pensar en comida. Además, para colmo, a Jonás, el coach con el que habían trabajado Amelia y ella esa mañana, le había encantado la propuesta alternativa que Amelia había hecho con la canción. Decía que casaba perfectamente con la versión más convencional que estaba haciendo Sandy. La rubia esperaba que el día de la gala eso sirviese para que los jueces valorasen más positivamente la actuación convencional que había decidido hacer ella, pero en el fondo le preocupaba que destacase más Amelia por arriesgarse a hacer algo diferente. La rubia flacucha se temía que acabaría comiéndose una nominación y eso que no había hecho nada malo. Sandy estaba cayendo en una espiral de negatividad que no tenía fondo de modo que, desesperada, tratando de encontrar algo que le ayudase a darse cuenta de que todo estaba en su cabeza, decidió preguntar:
-Oye, Chase, ¿te apetece que más tarde te enseñe cómo voy con mi canción? Podrías darme tu opinión- así mataría dos pájaros de un tiro, pasaría más tiempo con su apuesto príncipe azul y al mismo tiempo recobraría la confianza que estaba perdiendo en su planteamiento para la actuación. Pero la respuesta del chico no pudo ser peor.
-Tengo que ensayar con Violet, lo siento. En otra ocasión.
-Sí, claro, me refería a después de cenar...- pero el chico ya no le estaba escuchando. O puede que Sandy hubiese hablado para el cuello de la camisa del corte que le había dado que la rechazase. La semana no se acabaría lo suficientemente rápido...
En ese momento llegaron Adam, Mary, Morgan, Ezra, Layla y Rose. Solo las dos últimas tenían una enorme sonrisa en el rostro.
-Qué contentas se os ve, ¿os lo habéis pasado bien con las clases de baile?- comentó Violet.
Layla se puso como un tomate. Se había tropezado dos veces aterrizando de rodillas contra el suelo a pesar de los esfuerzos de Rose por ayudarla a mantener el equilibrio. A pesar del bochorno Layla se había divertido mucho, sobre todo porque Rose no podía aguantar la risa.
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DOLLHOUSE: THE NEXT SUPERSTAR
Teen FictionUna escandalosa (y obscena) historia sobre un grupo de chavales que están a punto de conseguir todo lo que un artista podría desear; fama y fortuna. Al menos uno de ellos, el ganador del programa de talentos musicales más conocido y popularmente acl...