Sumérgete en un mundo al borde del colapso, donde Jiyumi, una estudiante aparentemente ordinaria, guarda un secreto que cambiará el destino de la humanidad. Cuando se encuentra con Kenji, un enigmático individuo cuyo pasado está envuelto en misterio...
[Año: ????? Lugar: Bosque de los Senderos Astrales]
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- Oye oye, Shiru, tomate tu tiempo, debes estar cansado después de haber venido hasta aquí conmigo - Agrego Lani con un tono juguetón mientras le sonreía a Shiruma.
- No es nada Lani, tu eras la que quería pasar tiempo aquí y quien soy yo para negarme - Respondió Shiruma junto a una leve risa.
- ¿Te aseguraste de que nadie nos siguiera?, hace un rato sentí un Xirar raro que nos seguía - Comento Lani un poco consternada.
- Ah sobre eso, era Tsurul, le pedí que nos escoltara desde el cielo y si veía algo extraño que me avisara inmediatamente - Aclaro regalándole una sonrisa a Lani - Bueno, ahora me dirás, ¿Para que me trajiste aquí?
- Lani asintió y sonrió para después darse la vuelta así dándole la espalda a Shiruma al cabo de un momento y con un brillo verde saliendo de sus manos, formo una corona de flores - Fue para esto, mi regalo para ti, del que te había hablado - Lani sonrió con suavidad mientras extendía la corona hacia Shiruma, quien la observaba con incredulidad al ver aquel inusual detalle para el.
- Oye oye espera Lani... - Dijo Shiruma mientras se inclinaba levemente tratando de evitar que Lani pusiera aquel regalo sobre su cabeza - Supongo que no aceptaras un "no" por respuesta - Shiruma suspiro con resignación y eventualmente aceptó la corona con cautela, sintiendo el suave roce de las flores contra su cabello. Lani con manos temblorosas, colocó la corona sobre su cabeza, permitiendo que las flores envolvieran su cabello blanco.
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- Al ver la corona sobre la cabeza de Shiruma, Lani suspiró con ternura - Este será nuestro símbolo de amor - murmuró con voz suave, con los ojos brillantes de emoción mientras sus manos encontraban las de Shiruma en un gesto de afecto y complicidad.
En ese momento, la corona de flores no solo era un adorno, sino un vínculo tangible entre ellos, un recordatorio de su conexión única en un mundo lleno de oscuridad y luz. Y mientras las flores reposaban sobre la cabeza de Shiruma, parecían brillar con una luz propia, como si estuvieran imbuidas del amor y la esperanza que compartían.
