Capitulo 33 - El Poder del Dragon

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- Raijin observó la recién formada guadaña con un profundo desagrado, partes de ella se retorcían y estiraban como una sustancia viscosa y viviente - Aleja esa cosa de mí... Ni se te ocurra acercarla.

- Dalver dejó escapar una risa burlona y extendió la guadaña hacia Raijin - Pero si es inofensiva, ¿Te asusta su textura? Es algo natural, no seas cobarde, tócala.

- Raijin apretó el puño, enfurecido por la burla, en un movimiento rápido, lanzó una patada para desviar la guadaña sin tocarla, la cuchilla se clavó en el suelo con un sonido sordo - Te dije que alejaras esa asquerosidad de mí...

- Dalver comenzó a forcejear con la guadaña, intentando liberarla del suelo - ¿En serio? ¿Y cómo se supone que la saque ahora? De verdad tienes un problema - Las palabras de Dalver parecieron despertar algo en la guadaña, un ojo en su superficie comenzó a parpadear y a mirar frenéticamente, hasta fijarse directamente en Raijin - Mira lo que has hecho, ya se ha enfadado, en ese caso, no queda más opción - Con una sonrisa siniestra, Dalver tomó el mango de la guadaña y aplicó más fuerza, alrededor de Raijin, surgieron estructuras que se asemejaban a colmillos afilados, Dalver murmuró con voz ominosa.

Draco Smaragdus: Colmillos Dracónicos

Estos colmillos comenzaron a contraerse hacia abajo, atrapando a Raijin sin darle tiempo para reaccionar, solo pudo cubrirse con los antebrazos, deteniendo uno de los colmillos que descendía sobre él, con piernas temblorosas, luchaba por sostenerlo, aunque sus esfuerzos parecían inútiles.

- Dalver, con agilidad asombrosa, subió encima del tumulto de colmillos que se formó y comenzó a caminar de un lado a otro - Debo serte sincero, me sorprendió mucho cuando Shiruma me dijo que tu cuerpo no alberga ni una pizca de Xirar, me es imposible creerlo, por eso llegué a la conclusión de invitarte a mi consultorio para hacerte unas pruebas, ¿No te gustaría viajar a Francia? Es un lugar muy bonito, pero claro, primero debes dejar de pensar en matar a Shiruma. - Dalver rió ligeramente mientras se sentaba - Y no te preocupes, todos los gastos corren por mi cuenta, además, te daré una habitación en el hotel donde me hospedo, pero de verdad no puedo creerlo, ¿Qué se supone que eres? ¿Un humano? Aunque... - Dalver hizo una pausa pensativa - Incluso los humanos tienen pequeñas cantidades, todo ser vivo debe tenerlo - Dalver continuó hablando sin cesar.

- Raijin, harto de escucharlo parlotear, comenzó a concentrarse, sus ojos azules comenzaron a brillar, dándole un aumento de fuerza, con este poder, rompió el colmillo que lo aprisionaba, el crujido ni siquiera distrajo a Dalver, quien seguía hablando, Raijin aprovechó para salir de la prisión y colocarse detrás de él, al verlo distraído, lo agarró del cabello y comenzó a propinarle fuertes rodillazos en el rostro - ¡Cállate de una maldita vez! - Gritó mientras continuaba golpeándolo, hasta que con un último rodillazo, tan potente que el crujir de huesos resonó en todo el lugar. Sorprendentemente, el cuerpo de Dalver comenzó a quebrarse y desmoronarse en un montón de escamas - ¿Qué...? - Murmuró Raijin al ver las escamas caer, mirando a su alrededor en busca de algo, encontró a Dalver detrás de él, completamente intacto.

- Como te decía, es raro que un ser vivo no tenga Xirar, demasiado raro diría yo, es algo necesario para la vida, aunque puede que yo sea la única excep- - Dalver no pudo terminar su frase, Raijin, sin permitirle continuar, le conectó un contundente puñetazo en la mejilla, mandándolo a volar, Dalver cayó sobre el capó de un auto, con su guadaña cayendo en medio de la calle.

- Como te decía, es raro que un ser vivo no tenga Xirar, demasiado raro diría yo, es algo necesario para la vida, aunque puede que yo sea la única excep- - Dalver no pudo terminar su frase, Raijin, sin permitirle continuar, le conectó un contunden...

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El Tercer Armagedón: RenacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora