capitulo 12

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Dan permaneció inmóvil, como si la falta de movimiento lo ayudara a escudarse ante el peligro, al igual que esos animales que se hacen los muertos frente a su depredador. Una avalancha de sentimientos y emociones encontradas golpeaba su mente, enviando un sinfín de señales a su corazón, que ahora parecía estremecerse en su pecho. Con una expresión seria, se encontró con los sorprendidos ojos del alfa, que parecían estar en medio de una lucha por averiguar qué sentía el castaño. Pero jamás imaginó las palabras que diría a continuación.

—Sí, lo sabes, ¿y qué?

Jaekyung intentaba descifrar el porqué de esa expresión tan fría en su rostro, una reacción completamente diferente a la que imaginó que ocurriría. Pensó que tal vez se negaría, que juraría que no era cierto, pero ahora esas frías palabras eran una cruda confesión.

—¿Por qué nunca me lo dijiste? —intentó ocultar sus emociones.

—Perdón?, creo que estás equivocado. Yo te dije que teníamos un hijo, ¿o acaso el que estaba en mi vientre hace 11 años es otro?

El alfa pasó saliva; ahora era vulnerable a las palabras que dijera el omega, porque sabía que sin importar cuán crueles fueran, se las merecía.

—Yo... no sé ni qué pensar... esto es algo...

—¿Qué sucede? —dijo con un tono gélido que hizo estremecer al azabache—. Parece que te ha chocado el saber que el niño al que mandaste que me deshiciera está aquí, cerca de ti, y ahora te sorprende la noticia, ¿con qué intención?

Jaekyung vaciló en responder; realmente se había quedado mudo ante la mirada fría de aquel omega. Era como cuando te acercas a una bestia y tocas a uno de sus cachorros. La mirada de Dan era exactamente así, como la de una madre protegiendo a su cría.

—Te advierto algo —dijo tono amenazante—. Si ya sabes la verdad, pues entonces te pido que actúes como si no lo supieras, y ni se te ocurra acercarte al niño, y mucho menos comentarle una palabra de esto.

Las emociones estaban a flor de piel y son intensas, con Jaekyung intentando mantener la compostura, mientras Dan lucha con sentimientos de enojo y traición. La tensión entre ellos es palpable. El alfa reflexivo, con un nudo en el estómago procura no hacer nada que pueda provocar la ira del castaño.

—Dan, yo entiendo que me odies, y quizás no merezco tu perdón, pero él es mi hijo, ¡por dios! Tengo un hijo...

El omega sintió unas tremendas ganas de pegarle un puñetazo en la cara. ¿Con qué descaro se atreven a decir que es su hijo?

—¿Tu hijo? ¿Ahora es tu hijo? Porque hace 11 años tal parece que no. ¿Qué cambió ahora? ¿Por qué tiene Dojun que saber que tú, una rata cobarde, lo abandonó? Y ahora apareces de la nada, a decir que es tu hijo. ¿Crees que todo es así de sencillo? ¿Qué harás? ¿Te acercarás a decirle hola Dojun, soy tu padre y todo va a estar bien? —la rabia le estaba ganando—. Mantén la distancia de él.

—Está bien —soltó rendido el azabache—. Yo no le diré nada a Dojun, haré todo lo que me pidas, pero con una condición.

—Ja, no me hagas reír. ¿Quién te crees para poner condiciones? ¿O acaso es un ultimátum?

—No, Dan, crees que soy capaz de algo así —angustiado buscaba una pizca de compasión en el mayor, quien parecía seguir a la defensiva.

—Pero claro que te creo capaz, porque no hacerlo, eres un alfa —mientras hablaba, su voz se agudizaba por el llanto, ya su corazón no lo dejaba aguantar más, hasta que finalmente cedió a las lágrimas—. Ahora, ¿qué me dirás? ¿Que vas a quitármelo? ¿Con qué objetivo si tú no lo amas? ¿Lo harás solo porque puedes, porque eres un alfa, porque eres rico, porque tienes una maldita influencia?

I'm back/JinxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora