Las pupilas color café se llenaron lentamente con la suave luz solar que se filtraba a través de las cortinas. Se retorció ligeramente y parpadeó un par de veces antes de exhalar un suave suspiro, mientras su conciencia comenzaba a situarse en el entorno.
Entonces, los recuerdos de la noche anterior empezaron a aflorar en su mente como impulsos eléctricos. Experimentó un rubor en el rostro al revivir las escenas vividas. Notó la presión en su abdomen desnudo y la cálida piel de su compañero cubriendo su espalda. Con cuidado, giró hacia el sereno alfa dormido a su lado, admirándolo como si fuera una obra de arte. Con timidez, llevó una mano a su rostro, acariciándolo con delicadeza. La piel suave y tersa del alfa contrastaba con su naturaleza de luchador. Sus labios, entreabiertos y de un tono rosa pálido, parecían irresistibles. Sintió cómo las grandes manos del alfa apretaban su cintura contra su cuerpo desnudo, y su corazón latía frenético al sentir el roce de su miembro cálido contra su piel. Sus mejillas se ruborizaron ante ese magnífico tacto. Se sentía feliz, seguro de haber pasado una noche inolvidable con aquel alfa. Su insaciable deseo y la intensidad de cada caricia y movimiento habían provocado un placer indescriptible y una sensación de locura desenfrenada.
Cerró los ojos para apreciar la embriagadora esencia que impregnaba el entorno. Extrañaba profundamente esa sensación, aquel calor, el sentimiento de paz. Volvió a contemplar su rostro y no pudo resistir la tentación de depositar un beso suave en su frente.
-Te amo -susurró con la voz entrecortada-. Perdóname...
Lágrimas brotaron de sus ojos. ¿Por qué persistía ese sentimiento de culpa?
Escondió el rostro en el pecho del otro, sintiendo cómo se humedecía por sus lágrimas. Lo abrazó con fuerza, buscando fundirse con él.
-¿Por qué lloras? -preguntó la voz serena del alfa.
Dan contuvo la respiración por un instante y cerró los ojos con fuerza. Sin embargo, la mano del alfa gentilmente tomó su rostro húmedo y lo obligó a mirarlo.
-¿No me dirás por qué lloras? -preguntó con preocupación.
El castaño sonrió entre lágrimas y se inclinó hacia sus labios, sellando el momento con un beso tierno.
-No te preocupes -respondió en voz baja, acariciando su rostro.
El alfa lo observó con cierta inquietud.
Pero no tardó en devorar sus labios con pasión. Como si temiera que su presencia fuera un sueño.-¿Estás conmigo, verdad? -cerró con fuerza los ojos, como si temiera la peor de las respuestas.
-Estoy contigo -respondió el castaño con una suave sonrisa-. Estoy aquí, Jaekyung.
El azabache lo miró con desesperación, quería asegurarse de que era cierto. De que no era una alucinación o un sueño.
-¿Te quedarás junto a mí? -buscó en sus ojos.
Sin poder evitar las lágrimas, el castaño acarició su sedoso cabello negro y sus ojos empañados encontraron los suyos.
-Me quedaré contigo, solamente... No quiero que estemos separados de nuevo.
-Te lo prometo -soltó de repente el alfa y unió sus frentes-. Yo te prometo que te haré el hombre más feliz de este mundo. Pídeme lo que quieras, estoy a tus pies. Solo... No te vayas de nuevo. Yo te amo.
Ahora era Dan quien tomaba la iniciativa en el beso. Unía con desesperación sus labios a los del alfa, buscando ansioso el calor de su boca y el sabor de su esencia. Sus lenguas parecían librar una ardiente batalla en el interior de sus bocas, mezclando sus sabores. Una mordida en el labio inferior del azabache lo hizo soltar un gruñido, y enseguida apretó la cintura del castaño.
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I'm back/Jinx
RomansaJoo Jaekyung conoció al amor de su vida a los 16 años: un encantador omega cuatro años mayor que él. Sin embargo, debido a actuar como un cobarde, perdió al omega que tanto adoraba. Un día, este se marchó sin dar explicaciones, rumbo a los Estados U...