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En 1537/8, Afet cambio de residencia—-al palacio Topkapi-—, y permaneció allí hasta la partida del príncipe Mehmed, que se daría mucho tiempo después.

-"Anónimo-27 de abril de 2014"

-"Anónimo-27 de abril de 2014"

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𝙲𝚑𝚊𝚙𝚝𝚎𝚛 .04

𝐓𝐔𝐑𝐐𝐔𝐈𝐀
𝐸𝑑𝑖𝑟𝑛𝑒 - 𝑃𝑎𝑙𝑎𝑐𝑖𝑜 𝑣𝑖𝑒𝑗𝑜

La pelinegra había despertado de su cómodo y placentero sueño, pues la cómoda cama que le tocó fue suficiente para que cayera dormida en un par de segundos y olvidara con facilidad los pensamientos que llenaban su cabeza.

Salió del lugar con cuidado de no perderse y llegó al harem para darle una sonrisa a todas, quienes miraban con extrañez y cierta envidia hacia la muchacha.

Enseguida entro Fidan, la Kalfa respetada por las mujeres del harem. Hicieron una reverencia ante ella, y la mujer se llevó consigo a Shahnaz.

—Oh, Allâh. Agradezco que hayas estado despierta —habló en una sonrisa—. La sultana Mahidevran espera.

—¿Tan temprano en la mañana?

—No es temprano, tú no estás acostumbrada.

Ella solo asintió para evitar peleas con la mujer que dio por primera vez desde su llegada, cariño hacia ella. Siguieron su camino alzando las grandes y pesadas telas que poseían sus cuerpos. Entró fijándose en los detalles que anteriormente no pudo ver debido a la oscuridad.

Al entrar rápidamente vio a la bella mujer de horas atrás, su belleza era inmensa y mantenía elegancia, además parecía tener importancia al estár sentada mientras las demás trabajaban sin parar.

Extendió la mano y dio permiso para que dieran un paso al frente, ambas con la cabeza baja saludaron a la sultana y empezaron sus platicas comunes.

—¿Cuál es su nombre, Fidan? —preguntó con seriedad.

—Shahnaz, sultana. Ella es digna de un rey.

—Sí...

La mujer de ojos celestes no entendía a que se referirán con ello, pero se mantuvo educada para no incomodar a nadie. Fue sutil para mantener una cordial relación, pues las visitas se hicieron frecuentes una vez tocó la amistad a su puerta. Mahidevran consiguió encontrar en Shahnaz lo que no encontró en ninguna de sus criadas, tenía una especie de instinto maternal hacia ella, tal vez porque nunca tuvo una hija, o porque le dio lastima verla tan débil e indefensa, aún así no lo sabía. Sólo podía admirar la manera en la que la joven se desenvolvía conforme pasaba el tiempo. Pero una desafortunada orden cambió el rumbo de su historia.

Un Nuevo Imperioˢᵘˡᵗᵃⁿᵃᵗᵒ ᶠᵉᵐᵉⁿⁱⁿᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora