❝ - Yo, el sultán Suleimán, doy inicio a Un Nuevo Imperio poniendo a mis dos hijos en el trono, los nuevos sultanes otomanos... - ❞
Un Nuevo Imperio, dos Sultanes. Que será del resto, cuando tomo aquella decisión, el final se acerca...
...
Y allí, en la poca luz que posee la habitación, la pelinegra lloraba a los pies de la sultana, de la mujer que la acojio y le dio cariño.
—Sultana, por favor —sus lágrimas caían como una cascada—. Permitame quedarme con usted.
La castaña resoplo, lo único que ella quería era tener una espía en aquel palacio, una espía en el corazón de la sultana, una espía que le sería leal y ayudaría en sus planes contra la pelirroja. Pero se vio afectada al sentir compasión con ella.
—Escuchame bien —sujetó el rostro de la muchacha en el piso y se acercó a su cara—, este lugar es un infierno, y pase lo que pase tienes que subir de puesto para estár a salvó.
—Pero... —fue callada enseguida.
—Shahnaz, tienes que ayudarme. La sultana Hürrem es más poderosa que yo, ella está casada con su majestad.
Levantó a la joven y le dio un abrazo, ella sollozo en su hombro y se alejó para hacerle una reverencia.
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La noche al fin llegó, la luna desaparece frente a las nubes y el viento parece arrancar todo a su alrededor. Más es un día tranquilo para las concubinas y esclavas; los príncipes se irán a sus provincias y Mustafa será relevado de su cargo para ubicar a los príncipes en un nuevo orden de sucesión. Obviamente no todas disfrutan de aquello, la sultana Hürrem dejará a su hijo favorito, y Mihrimah se casó con un hombre por obligación. Un hombre que solo es considerado un amigo por la sultana del sol y la luna.
