.003

107 14 1
                                    

.

.

.

Chapter .03

𝐓𝐔𝐑𝐐𝐔𝐈𝐀
𝐸𝑑𝑖𝑟𝑛𝑒 - 𝑃𝑎𝑙𝑎𝑐𝑖𝑜 𝑣𝑖𝑒𝑗𝑜

—Dámelo —gritó una muchacha rubia.

—No.

—He dicho dámelo.

—No —al acabar de hablar una fuerte masa corporal se aventó hacia ella y la dejó en el piso.

—Dámelo —insistió arriba de ella.

—No —con una sonrisa le mostró el mañuelo en su mano y recibió una bofetada.

Todas las jovencitas se hicieron un montón a su alrededor. Gritaban entre sí y reían irónicamente, derrepente todas se alejaron y dieron paso a un silencio mounstroso.

Al frente de ellas se encontraba una mujer de aproximadamente 18-19 años, tenía la mirada fija en las niñas en el piso. Dio un paso al frente y todas crearon una reverencia.

Las muchachas en el piso se apartaron la una de la otra y con una mueca de desagrado bajaron la cabeza para mostrar respeto por la mujer que llegaba frente a ellas.

-¿Qué les ocurre?

-Señorita -la mujer giro en dirección la criada-. Esa mujer trató de robarle a Emma sus pertenecias

Mary levantó la cabeza de golpe y encarnó las cejas antes de gritarle con todas sus fuerzas.

-No mientas, esa mujer me quito mi trabajo.

-¿A quién le gusta el trabajo?

-Yo solo tenía que alimentar a los caballos -argumentó.

-Suficiente -todas volvieron a bajar la cabeza-Ven acá -Canfeda jaló el brazo de Mary y se la llevó fuera del harem.

Afuera, Canfeda sujetó con fuerza el brazo de la pelinegra y se mantenía totalmente seria y molesta. Sus ojos estallaban en irritabilidad y temblaba de furia al ver a la niña.

-Solo me faltan dos semanas para irme al palacio de Topkapi. No hagas nada para dañar lo -Mary alzó la cabeza.

-Eso no me incumbe. Si hiciera bien su trabajo yo no tendría que pelear con las demás.

-Cállate -Canfeda empujó a Mary a la pared ligeramente para no causarle ningún golpe-. Van dos semanas desde que empezaron tus peleas; hoy vendrá la sultana Mahidevran y no quiero problemas.

La pelinegra fue soltada y quedó olvidada en una esquina de los pasillos. Sus ojos estaban llenos de lágrimas por la impotencia que sentía y sus labios se curvaban con molestia. No tenía a nadie para consolarla y allí todas la desdichan. Apenas logro dar unos pasos sintió caer lágrimas de sus brillantes ojos y la garganta le ardía.

Lo primero en lo que pensó fue dormir pero le resultaría imposible al ser una esclava común y sin gracia alguna. Con lágrimas se dirigió al harem y se tapo el rostro con las manos evitando ser vista por las gorroneras de sus compañeras. Se colocó en el mueble más vacío y se dejó caer para conciliar el sueño.

Un Nuevo Imperioˢᵘˡᵗᵃⁿᵃᵗᵒ ᶠᵉᵐᵉⁿⁱⁿᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora