Capitulo |22|

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El golpe con el que su vida se habia hecho añicos en cuestión de segundos la desestabilizó por varios días. Había deseado un final feliz como los que leia en los libros que amaba, pero solo había tenido un final. El vergonzoso y patético final de todos sus sueños.

Emma batallaba contra sus miedos e inseguridades, que distorsionaban el pasado y le decían que la culpa por la partida de Timothée había sido solo de ella. Le habría gustado tener una máquina del tiempo, regresar a la noche que habia arruinado todo y decirle a la chica tonta e ilusa que se callara, que cerrara sus labios trémulos y forzarla a un silencio eterno.

—«Conozco unos barcos que vuelven siempre después de haber navegado» — Murmuró Hugo a su lado al percatarse de la mirada absorta de Emma en dirección a la puerta del restaurante. La codeó, intentando animarla. Su pobre corazón herido por los adioses acumulados en tan poco tiempo, se estremeció.

Marie se dio cuenta y decidió aligerar el ambiente.

—¿Esa frase es de un cantautor parisino, no? —  Le preguntó a Hugo.

—Renée Angelil — Él asintió.

—Chiara lo citaba siempre  — Comentó Emma con un nudo en la garganta.

—Siempre he querido ir a París — Marie suspiró — Pero nunca he ido. Supongo que me habría enamorado de la ciudad, como le sucedió a mi hija — Suspiró otra vez y su mirada pareció perderse en un sueño — Chiara hizo más cosas en su corta vida que yo en toda la mía.

Esas palabras impresionaron y confundieron a Emma por igual.

—Creía que te habías opuesto a la historia de París y a todo el resto — Dijo, pensando en Andrés.

—Mi marido y Timothée se oponían. No era lo que deseaba para ella, pero sabía que era feliz — Marie le sonrió con tristeza — Y eso para una madre es suficiente.

Emma tardó unos segundos en digerir aquella información y en el silencio que se instaló entre ellas, recordó otra cosa.

—Chiara era feliz, Timothée no. ¿Cierto?

Marie la miró con atención.

—Timothée siempre hizo lo que su padre quizo — Le explicó — Aún hoy le cuesta contradecirlo.

—Por eso se fue a Milán apenas terminó el instituto.

Marie asintió.

—Queria estudiar cine, pero Gérard se opuso y lo obligó a estudiar otra carrera, una que le dejara más dinero.

Emma frunció el seño, cada vez más sorprendida.

—Entiendo muchas cosas ahora — Musitó casi para sus adentros.

—Timmy siempre fue todo lo contrario a su hermana. Necesita tener las cosas bajo control, porque le aterra equivocarse — Marie sacudió la cabeza — Pero no se da cuenta que vuelve a cometer los mismos errores una y otra vez.

Emma rumió sobre Timothée y las palabras de Marie toda la tarde, enredándose cada vez más y más en el intento desesperado por encontrar una excusa para perdonarlo. Quizá era su carácter moral lo que le impedía aceptar que se había enamorado de la mejor amiga de su hermana. O tal vez aún estaba demasiado confundido para poner sus sentimientos en orden.

Para distraerse del hilo negro de sus pensamientos, se refugió en su copia desgastada de Orgullo y Prejuicio. El teléfono sonó, y se estremeció al ver que había recibido una notificación en Instagram. Le echó una rápida ojeada y cuando leyó el nombre del remitente se le cortó la respiración.

«Andrés Dupont»

Sin pensarlo dos veces, pulsó la pantalla para leer el comentario que había dejado en una de las fotos que había subido junto a su amiga, y se dio cuenta que era una respuesta a la pregunta silenciosa que se había hecho miles de veces en la soledad de sus pensamientos:

«Estoy seguro que Chiara te mira y sonríe desde arriba, desde la estrella donde está»

Después de mucho pensar, Emma respondió al comentario por pura educación:

«Gracias»

Dos segundos después, recibió un mensaje suyo, al parecer estaba conectado:

«Tu proyecto me apasiona. Viéndote, me acuerdo de ella...»

Una punzada de culpabilidad le pinchó el estómago. Cuando Chiara murió, lo odió con todas sus fuerzas. En el funeral, lo evitó y lo miró con desprecio. Cegada por un dolor que la superaba, lo culpó por lo que había sucedido, pero ahora comprendía que había cometido un error abismal.

Hasta ese momento nunca se había puesto a pensar cómo debió sentirse después de la muerte de la chica con la que iba a casarse. Ninguno de ellos lo había hecho. Ni Marie. Ni Gèrard. Ni Timothée. Chiara lo había amado con todas sus fuerzas. Vio algo en él que ninguno de ellos había querido ver nunca. Emma se preguntó si quizá por miedo.

«Bien»

Le respondió sin saber muy bien qué decir.

«No obstante, si me lo permites, creo que en la lista de tus miedos falta uno»

Sus palabras le picaron la curiosidad. 

«¿Cuál?»

Le preguntó.

«Conocer París. Si quieres, serás bienvenida. Ella sería súperfeliz de verte aquí».

When Emma Falls in Love || Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora