Capitulo |17|

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—Ha cantado para mi, ¿Entienden? — Exclamó Franchesca, incrédula, recordando de nuevo la tarde que había pasado con Bastian, el chico que siempre le había gustado en secreto — Me invitó a subir a su habitación, agarró su guitarra y cantó para mí. Solo para mí. Dios, aún no acabo de créermelo — Suspiró, mirando al cielo estrellado como si hubiera caído en un trance.

Emma, Timothée y Franchesca se encontraban en Sille Lake, el Parque Natural Regional de Nomandía-Maine, cerca del río Sarthe. Para llegar hasta allí habían tenido que atravesar más bosques y montañas que Indiana Jones, pero de todos modos pudieron encontrar un claro abierto lo suficientemente despejado como para montar una tienda decente y prepararse para enfrentarse al próximo reto: dormir en el bosque.

Timothée miró a Emma enternecido, y sonrió.

—¿Estás viva? — Le preguntó a Franchesca, sacudiéndole el brazo al cabo de un poco.

Ella se rio.

—Creo que no.

Sin embargo, estaba viva, jamás lo había estado tanto. Su alma estallaba de vida y la energía salvaje que rebosaba su pecho iluminaba la oscuridad del bosque.

—¿Y tú, que has hecho ayer? —Timothée le preguntó a Emma.

—He ido al estudio del pintor con el que hablé el otro día en la playa — Contestó ella y le sorprendió de nuevo una extraña sensación, una mezcla de euforia y sentimiento de culpa que la invadía cada vez que pensaba en Massimo.

Timothée enarcó una ceja, sorprendido, pero no emitió ni una sola palabra.

Tumbados sobre una manta que habían extendido en la hierba, comieron los bocadillos que habían comprado en el camino y fueron testigos de un cielo poblado de estrellas. Exceptuando algún que otro ruido sospechoso, por el momento Emma se sentía bastante tranquila. Aspiró el aroma húmedo y penetrante de los pinos, saboreando la brisa fresca de la noche de principios de Noviembre, lejos de las luces de la ciudad.

Franchesca, por su parte, no parecía en absoluto interesada en la maravillosa naturaleza que los rodeaba, estaba demasiado ocupada chateando con Bastian. Y cerca de la medianoche, exhausta, se metió en la tienda y se quedó dormida enseguida.

Timothée y Emma permanecieron en silencio por un tiempo indefinido, cada uno pensando en lo suyo, hasta que por fin él habló primero.

—Últimamente he estado pensando mucho en lo que me preguntaste la otra vez — Murmuró en voz baja.

Emma lo miró intrigada.

—¿Qué cosa?

—Me preguntaste cuál era mi mayor miedo. Y creo que... necesito un poco de tu valor para decidirme.

Emma parpadeó varias veces, desconcertada. No daba crédito a lo que oía.

—Pues, aquí me tienes — Le dijo.

Timothée asintió e inspiró hondo antes de comenzar a hablar.

—No sé si Chiara te lo contó, pero... Nunca me recibí de arquitecto. Terminé trabajando en una agencia de publicidad en Milán y ahí conocí a Vittoria... Estuvimos a punto de casarnos, pero... — Sacudió la cabeza — ...creo que no estaba listo.

Emma abrió mucho los ojos, sorprendida.

—Me sentí solo y perdido por mucho tiempo — Continuó él y por fin levantó la vista y se animó a mirarla a los ojos — Pero ahora... creo que volví a encontrarme con... — Su mirada era tan profunda, tan penetrante, que Emma casi no era capaz de sostenerla — ... lo único que me hace sentir vivo.

When Emma Falls in Love || Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora