C O M P L E T A
Segundo libro de la colección: Taylor Swift's Playlist
«¿Qué es lo primero que harías si quisieras vivir sin miedo?»
Emma, una joven con trastorno de ansiedad, debe cumplir el último deseo de su mejor amiga... Y eso implica enfrenta...
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13 de Agosto
De: Timothée Para: Emma Asunto:
Hola Emma.
Creo que ya ha pasado demasiado tiempo desde que no hablamos. Y como uno de los dos tiene que ser lo bastante adulto como para restablecer el contacto, aquí estoy enviándote un email a las 3 am porque me has bloqueado de todos lados. Recuerda que no fui yo quien empezó esto. Y sé que dirás: Sí que fuiste tú. Y quizá tengas razón, pero como buen cabezotas que soy, te diría: No, Emma, no fui yo.
A lo que me refiero es que me dolió bastante que te hayas puesto como una fiera cuando te conté que Vittoria estaba embarazada. Me habría gustado que te quedaras a mi lado mientras tomaba las peores decisiones de mi vida. Pero sé que pedir eso hubiera sido muy egoísta de mi parte. No quise lastimarte, en absoluto. Solo quise hacer las cosas bien, darle una familia a ese niño y tener un buen empleo para poder darle la vida que merecía.
No sabes el miedo que sentía, Emma. ¡Estaba aterrado! Pensé que arriesgarlo todo por mi hijo sería la decisión correcta. Pero luego me enteré que ni siquiera era mío. Nunca había experimentado otro dolor semejante. Faltaban tres semanas para su nacimiento cuando supe la verdad. Vittoria rompió en llanto en una de sus crisis de angustia y me lo contó todo. Y ahora solo sé que se llama Alessandro y no tiene la forma de mis ojos o el color de mi pelo.
No te cuento esto para darte lástima. Solo quería que sepas que me habría encantado darte la razón antes que el infierno se desatara. Me lo habías advertido, pero como soy un idiota, no te escuché. Y ahora todos los días me levanto y me pregunto qué hubiera pasado entre nosotros si tomaba las decisiones correctas. Y eso me está carcomiendo el cerebro, Emma. ¡Me está matando!
Nunca debí dejar que tus labios se apartaran de los míos aquella noche en la casa de mis padres. No debí marcharme, no debí haberle pedido matrimonio a Vittoria. En fin, no debí comportarme como un patético cobarde. Pero es tarde, ya lo sé. Tú estás en París, cumpliendo el sueño de tu vida como lo mereces, y yo estoy en Milán tramitando los papeles de un divorcio.
Sé que necesitas a alguien que te haga feliz y sepa cómo protegerte de tus temores. Que te trate con respeto y ame cada parte de tí, sobretodo tus defectos. Alguien que no deje escapar la oportunidad de estar contigo dejándose dominar por el miedo a intentarlo. Y te escribo todo esto para que sepas que el día de mi boda me moría de ganas de que estuvieras allí, pero no como invitada, sino que fueras tú la razón para celebrarla.
No sé si estas palabras sirvan de algo ahora. Soy consciente de que perdí mi oportunidad hace tiempo. Pero te echo de menos, Emma. Demasiado.
Esta semana se cumple el primer aniversario de la muerte de mi hermana y tengo la esperanza de volver a verte en Villon, este sábado. Quizá podriamos tomarnos un café, o lo que quieras tomar, y hablar un poco sobre lo que pasó.
