Capitulo |27|

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—Asi estarán juntos para siempre.

Timothée se alejó de la tumba, mirando al suelo con los ojos peligrosamente brillantes.

Los días anteriores habían sido un remolino de emociones. Emma aún se sentía exhausta y aturdida. Timothée también lo estaba. Ella lo sabía con solo ver la manera en que le temblaban las manos mientras colocaba la imagen de la ecografía detrás de la foto de Chiara y cerraba la puerta. Con cuidado, con devoción.

Andrés les había pedido que lo hicieran. Antes de que regresaran a Villon, les dio la imagen de su hijo y les rogó que la pusieran cerca de la de su madre en la tumba. Luego le regaló a Timothée el llavero en forma de dinosaurio que había pertenecido a Chiara y a Emma la caja de música con la melodía de La vie en rose, deseándole que encontrara la suya propia.

Mientras la noche caía lentamente sobre el mármol blanco de la lápida, Emma se dispuso a arreglar el jarrón con el ramo de flores blancas que habían comprado afuera del cementerio. Timothée solo la observaba, sin animarse a decir nada. Pero cuando el silencio empezó a durar demasiado, Emma se puso nerviosa y decidió romperlo:

—¿Te... te vas a quedar unos días? — Le preguntó, temiendo la respuesta.

—No, me voy esta noche — Respondió él — Mañana por la mañana tengo una reunión importante en la agencia. Pasaré por casa para saludar a mis padres y contarles... todo. Luego me marcharé — Dijo en tono resuelto, pero después algo en su cara se contrajo. Tragó saliva, dejó de respirar. Cuando habló de nuevo, lo hizo en un hilo de voz — Quiero agradecerte por todo, Emma. Y si me lo permites, me gustaría pedirte un favor...

Ella asintió débilmente con la cabeza mientras continuaba colocando las rosas en el jarrón, en el intento de distraerse y no echarse a llorar. Tener que despedirse de él una vez, apenas podía soportarlo. ¿Pero dos veces en tan poco tiempo? Se sentía peor que un castigo kármico.

—No abandones el proyecto — Le pidió Timothée — Sigue adelante. Hazlo por tí, no pienses en nadie más — La miró y en sus ojos Emma pudo ver sincero arrepentimiento. Se preguntó de qué — Y pase lo que pase, siempre recuerda que estoy orgulloso de tí, de todo lo que has logrado. Eres valiente, Emma, y te mereces una vida feliz.

Emma parpadeó, intentando deshacerse de las lágrimas. Quiso preguntarle por qué, por qué le decía todas esas cosas, por qué sus palabras tenían el amargo sabor de una despedida definitiva.

«Porque no te quiere, es obvio. Por eso se irá, por eso nunca se quedaría contigo» Los pensamientos intrusivos volvían a atormentarla, impidiéndole pensar, incluso respirar. «Solo siente lástima por ti, ¿No te cansas de ser siempre tan patética?»

—¿Has pensado algo especial para la prueba número cien? — Timothée cambió rápidamente de tema mientras se dirigían al aparcamiento donde habían dejado el auto.

La miró, esperando una respuesta, pero Emma estaba paralizada. Su corazón latía con fuerza y las manos le sudaban demasiado.

—¿Qué... que has dicho? — Balbuceó a duras penas.

Él le repitió la pregunta, al tiempo que llegaban a su coche.

—Aún no — Respondió ella.

Timothée asintió, pero sin demasiada convicción.

—¿Cuál es el próximo reto de la lista? — Le preguntó.

—No lo recuerdo bien — Emma intentaba mantenerse tranquila a la vez que luchaba contra ella misma.

«No te quiere, deja de hacer el ridículo»

—¿Pasa algo? — Le preguntó él, inquieto ante la actitud nerviosa de ella — ¿Estás bien?

When Emma Falls in Love || Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora