Capitulo |8|

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Nota de autora: Este capitulo contiene algunas escenas con insectos que pueden alterar tu sensibilidad 🕷️ Leer bajo responsabilidad 🚩

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Emma tenía un agujero negro en el corazón. Había días en los que se hacía más puntiagudo, más rasposo. Pero aquella mañana directamente se había caído dentro.

Para no enloquecer, decidió ponerse a leer su libro. De manera que, aprovechando un rato de tranquilidad en el local, se refugió en el almacén.

Estaba leyendo la primera proposición de matrimonio del Sr. Darcy cuando unos sollozos la devolvieron a la realidad. Aguzó el oído y advirtió que procedían del cuarto de baño. Intrigada, se acercó y por la puerta entornada alcanzó a ver la cara triste de Franchesca, la hija adolescente de Frieda, la supervisora cascarrabias del local.

—Hola, ¿Te encuentras bien?

Con sus propias lágrimas le bastaba, así que confiaba que respondiera que sí, asi se podria marchar lo más rápido posible.

—No... — Dijo la chica.

Emma suspiró.

—Pues... no sé si quieres hablar... o no...

—Mañana hay una fiesta y no puedo ir — Dijo de un tirón con los ojos llenos de lágrimas.

—¿Tu mamá no te deja ir?

—No — Contestó Franchesca — Aunque de todas formas... ¡No podría ir!

—¿Por qué?

Mientras alzaba la barbilla para mirarla a los ojos, se le escapó un sollozo.

—Porque me da vergüenza.

—¿De qué?

—No me gustan las fiestas — Le confesó — Soy insignificante y torpe. Siempre me quedo en un rincón y no hablo con nadie.

Por un momento, Emma pensó que hablaba de su propia vida.

—Es solo una fiesta, tienes que relajarte — Intentó consolarla la que se pasó casi todas las fiestas del instituto escondida en el baño porque le daba vergüenza bailar.

Franchesca se encogió de hombros, sorbiéndose la nariz.

—¿Y tú que haces aquí? — Le preguntó y luego vio el  libro que sostenía en una mano — ¿Qué leías?

—Es una novela.

Emma se tomó el tiempo de explicarle masomenos de qué iba la historia, y Franchesca le dijo que intentaría leerlo en algún momento, si es que las palabras no le resultaban muy difíciles. En eso, la lista de sus miedos se deslizó del libro y cayó al suelo.

—¿Qué es eso? — Le preguntó la chica con curiosidad.

—Nada, es... una tontería.

—¿Puedo verlo?

Emma le tendió el papel con miedo. Al leerla, Franchesca abrió sus grandes ojos negros de par en par.

—¡Yo también le tengo miedo a viajar en avión! ¡Y a las montañas rusas! Es que no soporto la altura...

—¡Yo también! — Exclamó Emma, aliviada de no ser la única — ¡La feria es una pesadilla!

Franchesca la escrutó con atención, y luego, con una sonrisa en la cara, le dijo:

—¡Me da miedo hasta pasar de un vagón al otro en el tren!

—¡No me digas! Odio viajar en tren por eso mismo.

When Emma Falls in Love || Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora