Capitulo |32|

145 24 1
                                    

El miedo la acompañaba en cada paso que daba. La marea de inseguridad volvía a subir en su pecho al tiempo que Massimo le sujetaba la mano con fuerza mientras se dirigían al interior del estudio de televisión, como si Emma fuera una estrella y él su guardaespaldas personal.

Sus padres y los de Chiara también estaban ahí para acompañarla. Al igual que Franchesca, Hugo y su mujer.

Solo faltaba Timothée.

Emma se sentia irremediablemente triste y vacía por su ausencia. Lo echaba mucho de menos. Aunque era consciente que le había pedido que tomara distancia de ella, le habría gustado que vaya a verla, porque el proyecto también era de él y le parecía imposible que no estuviera allí para asistir a su conclusión. Después de todo, habian compartido momentos y emociones difíciles, afrontando juntos la muerte de Chiara y el gran dolor que eso les causó.

Juntos subieron a la montaña rusa y se tiraron de cabeza en el bungee jumping, compartieron una canción desentonada y una cena para olvidar, carcajadas detrás de la cámara de video y una noche mágica en el bosque silencioso bajo un cielo estrellado.

Emma añoraba esos momentos con todo su corazón. Pero también, por encima de todo, echaba de menos a Chiara. Le habría gustado verla saltar de alegría diciendo que estaba súperfeliz por ella. Le habría gustado que le sugiriera algo divertido para decir, y así ganarse al público y evitar la catástrofe. Le habría gustado que la sujetara de la mano y le repitiera que todo saldria bien. Le habría gustado que estuviera allí, con ella.

—¿Quieres beber algo? ¿Un poco de agua, calmante para caballos? — Le preguntó Massimo, haciéndola reir y aliviando un poco la tensión que la agobiaba.

—Agua, gracias.

Él le dio un pequeño beso en la frente y fue por ella.

Franchesca se quedó en el camerino para hacerle compañía, o más probablemente, para asegurarse de que no saliera corriendo.

—Todo irá bien, tranquila — Le dijo para infundirle calma.

—¿De verdad lo crees?

Franchesca no respondió. Cuando Emma alzó la mirada de sus apuntes para decirle que ese no era el modo de animar a alguien que se estaba muriendo de miedo, vio que sus ojos apuntaban a un lugar a sus espaldas.

Se volvió y la sorpresa le cortó la respiración.

Timothée estaba parado en la puerta, guapísimo como siempre. Vestía pantalones negros y una camiseta gris que se ceñía a su cuerpo a la perfección. Al hombro llevaba una bolsa negra que parecía pesar mucho.

Franchesca al principio se mostró ofendida, frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. Sin embargo, la indignación le duró poco porque enseguida su expresión se relajó y se abalanzó sobre él. Emma no podía reprochárselo. Timothée le sonrió y abrió los brazos para estrecharla con fuerza, de una manera que conmovía. Se habían encariñado mucho durante el tiempo que compartieron el proyecto. Al verlos, Emma cayó en la cuenta que existía un lazo indestructible entre ellos tres que los uniría de por vida.

Timothée se separó de Franchesca con un beso ruidoso en la mejilla y alzó la mirada hacia Emma.

—Hola — La saludó.

—Hola — Respondió ella, sintiendo que se ruborizaba como una tonta — Me alegra que hayas venido.

Daba la impresión de que volvían a estar como al principio. Ellos tres, una cámara y un pequeño y loco proyecto que les ardía en los dedos.

—Fran, ¿Puedes dejarnos un momento solos, por favor? — Timothée le pidió a Franchesca.

—¡Claro que sí! — Exclamó ella.

When Emma Falls in Love || Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora