1. Una amiga

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Para katt, la única Luciérnaga que quiero y necesitó.
Esto es para ti.

Shannon — capitulo 1

Si tuviera un segundo más.

Desde pequeña pensé que el tiempo se quedaría quieto. Que el mundo seguiría su curso, pero yo talvez... moriría. Talvez me pasaría algo que impidiera que llegaste a los 10 años.

Ese era mi punto de vista. Y no le tenía miedo.

Creía que sabía mi futuro. Ya sabía que pasaría tarde o temprano.

Pero cuando cumplí 11 años, me di cuenta en ese instante de que aún no había muerto. ¿Y que seguía? ¿Que era lo que tenía que hacer? Así que solo llevaba caminando sin rumbo desde ese día y hoy se cumplen seis años.

Tal vez solo se atraso.

Pero, ¿era eso posible?

No había nada más poderoso que el tiempo para mí. Y cometer un error así...

¿Cuando será el día en que...?

—¡Shannon!

Luz se acerca a mi jadeante.

—Has venido corriendo.

—Si... —Dice tratando de respirar con tranquilidad—. Dije que te acompañaría a casa, ¿lo olvidaste?

—No volverá a pasar. —Digo con tranquilidad. Realmente lo olvide.

—¿Por qué eres tan formal? Llevamos siendo amigas 5 años. —Dice y me da un codazo amigable en el brazo.

Amigas...

Cuando llegamos a casa mamá saluda muy alegre a Luz que está a mi lado. Nuestras madres son mejores amigas así que nosotras teníamos que serlo. Luz me agrada. Ella es muy alegre, positiva y siempre parece como si se hubiera tomado tres tasas de café, aún que ella lo odia.

Es tan... diferente a mi. Tal vez es por eso que me complementa tan bien.

La verdad, no sé cómo le agrado.

Ahora estamos en mi habitación. Estoy sentada en mi cama.

—¡Hoy fue un buen día! —Dice estirándose.

—Luciernaga... —Ese es el apodo que le puse. Ella me mira atenta en cuanto escucha que la llamo—. ¿Por qué... por qué no te vas?

Ella sabe que no lo digo de forma cruel. Es mi forma de preguntarle por qué se queda a mi lado sin esperar nada a cambio.

Sonríe.

—¿Otra vez esa pregunta tonta? —Dice sentándose a mi lado— Busca algo nuevo, chica. Escuchar la misma pregunta durante 5 años en aburrido.

Pienso un momento.

—¿Por qué no te cansas de mi?

—Eso es nuevo. —Me mira.

No responde. Y pienso dejar el tema cuando dice:

—No necesitas una razón para quedarte con alguien. ¿No basta solo con tenerle aprecio?

Me quedó sin aire.

La miro atenta ahora. Ella... acaba de decirme lo que llevaba años esperando.

—No hagas preguntas tontas otra vez. —Dice y acaricia mi cabello.

Pero, ¿es eso suficiente?

Se levanta de la cama y mi vista se va hacia su brazalete. Miro el mío que es casi identico, a excepción de que esté tiene su inicial.

Se lo hice un día en secundaria, cuando nos conocimos.

4 años atrás.

Muy bien. Siéntense con alguien para esta actividad —Dice la profesora—. Vamos a hacer brazaletes de amistad.

Supongo que haré el trabajo sola.

Ni siquiera me molestó en mirar a mi alrededor para ver si hay alguien más solo. Todas las personas son molestas. Y no sería bueno formar lazos, ya que mi tiempo solo se retraso un poco.

Decido usar mi color favorito para hacer mi pulsera.

Estoy apunto de tomarlo cuando alguien más lo agarra.

Miro a la persona. Es una niña rubia de ojos oscuros.

Oh, ¿quieres usar este color? —Me pregunta.

¿En qué momento se sentó a mi lado?

Tomare otro. —Le digo.

Acerco mi mano al color azúl y lo tomo.

¡Ya sé! —Suelta de la nada— Hagamos nuestras pulseras del mismo color.

¿Qué? —Digo.

¡Quiero usar este y este, uhh este también! —Dice y toma la mayoría de los colores de la mesa.

¿Que estás haciendo? —Le reclamó.

Pues nuestros brazaletes de la amistad. —Dice obvia.

No recuerdo haberle dicho que haría mi pulsera con ella.

Dime, ¿Cuál es tu nombre? —Me pregunta mientras toma la cajita con letras.

Shannon... —Digo lentamente.

Muy bien, una »S« se verá preciosa en mi brazalete.

¿Debería preguntarle lo mismo? Si. Una persona con sentido común lo haría.

¿Cuál es tu nombre? —Le pregunto yo está vez.

Luz —Dice sonriente.

Es un nombre bonito. Creo que le queda muy bien.

Es bonito. —Digo sin pensar.

Ella me mira y sonríe de oreja a oreja. Incluso podría decir que el rostro le brilla mucho más.

[...]

Ese día hice sin pensar una pulsera de amistad con una niña que no conocía sin saber que se convertiría en mi mejor amiga.

Luz suele hacer y decir cosas muy tontas, pero, aunque no lo parezca, ella siempre a sido la más madura de las dos. Se obligó a crecer a una temprana edad, cuando su papá falleció y tenía que hacerse cargo de sus hermanos pequeños mientras su madre trabajaba.

Pero nunca se dejó llevar por eso. Siempre entraba y salía de la escuela con una gran sonrisa.

Más tarde nuestras madres se conocieron y empezo a vivir más en mi casa que en la suya. Sus hermanos, Kain y kaleb, también pasaban bastante tiempo en casa.

Y yo nunca me fuí.

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