9. ¿Luciérnaga?

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Shannon — Capitulo 9

Recibo una llamada.

Presiono el botón de descolgar mientras camino, haciendo malabares con lo que tengo en las manos.

Acabo de salir del trabajo en el café. No me esperaba para nada la voz que escuché al otro lado del teléfono y tampoco que eso fuese lo que necesitaba para relajarme.

—¡Hola, hola!

Se me escapa una sonrisa. Luz siempre llega en los momentos menos esperados.

—¿Que pasa? —Le pregunto.

—Estaba pensando... —Dice alargando las palabras—. ¿Y si salimos hoy?

—Buena idea —Menciono—. ¿Y cuál es el plan?

—Bueno..., ¿recuerdas la cafetería a dónde fuimos hace unas semanas con lo gemelos?

De fondo escucho unas risitas. Ya sé a qué va todo esto.

—Ya los escuché. No te compliques más la vida. —Le digo sonriendo. Aunque se que no puede verme.

Escucho un suspiro de alivio de su parte.

—¡Que bien, porque pensé que ibas a enojarte conmigo! —Dice con exasperación.

Suelto una pequeña carcajada.

—¿Dónde estás? —Pregunto.

Doy media vuelta en la esquina de la calle. Sigo caminando con el teléfono en la mano. Me detengo frente al semáforo de peatones que está en rojo. Pasan pocos autos, pero aún así me quedo ahí parada.

—Al otro lado de la calle.

Es ahí cuando me doy cuenta de las tres caras conocidas que tengo a unos catorce metros de distancia. Luz y los gemelos, esperándome con caras sonrientes.

Me río. Se les ocurren tantas cosas.

El semáforo de peatones se pone en verde por fin.

Camino sin mirar a otro lado. Mi atención está puesta solo en ellos.

De repente, Luz posa su mirada en un punto no muy lejos de mi y su expresión cambia por completo; pasa de ser de emoción a ¿miedo?

Hace el ademán de avanzar hacia mi, pero se detiene casi al instante. De un segundo a otro, grita tan fuerte que no necesite tener el teléfono pegado al oído para escucharla.

—¡Shannon!

Dirijo mi mirada hacia el punto donde ella está viendo antes.

Pero no es alivio lo que siento cuando veo el auto acercarse a mi a toda velocidad.

¿Es hoy?

Todos los recuerdos llegan a mi mente.

¿Por qué tiene que ser hoy?

Miro al conductor, él no me mira. Parece decidido a aplastar a alguien con su auto. A mí.

¿Realmente había sido un error?

¿Pero por qué seis años?

¿Por qué justo ahora?

¿Por qué con ellos viéndome?

Esto tenía que pasarme a mi, ¿no?

No sé si todos en una situación como está pueden pensar. Pero al menos yo lo hago, y la sensación de que estoy sucede en cámara lenta me está angustiando. Me está asustando.

Estoy pensando en tantas cosas a la vez que me hes difícil hacer otra cosa más que quedarme quieta. No puedo moverme.

Y quizá alguien quería torturarme, porque en todo lo que puedo pensar es en dos cosas:

Me hubiese gustado pasar más tiempo con ellos. Con Luz. Y, tal vez, decirle que su mera existencia fue la que me hizo entrar en razón todos los años que pase pensando que no valía la pena estar aquí, decirle que ahora pienso lo contrario. Pero ya es muy tarde.

Y que... —trago saliva—.

No quiero morir.

🌿

El impacto del auto se sintió peor de lo que esperaba. Algunas personas que habían tenido accidentes afirmaban que no sintieron nada. Que no les había dolido. Debo admitir que yo esperaba eso, pero no fue asi.

No sé en qué momento todo mi cuerpo quedó sustituido en el suelo. Me dolía todo. El lado derecho de mi cuerpo debió ser por el impacto. Y el lado izquierdo porque fue donde me golpee contra el suelo de cemento.

Empecé a ser conciente de todo el dolor y de como mis párpados cada vez se sentían más ligeros.

No te duermas. No te duermas.

Intente moverme, levantarme. Tan solo para hacerle saber a ella que estaba bien.

No te duermas. No te duermas. No te duermas.

No podía escuchar casi nada. Parecía haber eco. Y sino estaba alucinando ya por el fuerte golpe en la cabeza, entonces de verdad estaba escuchando el llanto de alguno de los gemelos, quizá de ambos.

Pero ya no quería pensar en eso.

Y entonces, deje de sentir el dolor. Deje de pensar en ellos. Deje de...

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