6. Kaleb

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Shannon — Capitulo 6

—Tia, Shynn... —Dice Kaleb jalando una extremo de mi blusa.

Me agachó a su altura.

—Dime, Kally.

Tiene una forma de mirar a las personas muy diferente a Kain.

—¿Cómo haces para saber diferenciarnos a Kain y a mi? —Dice. Distingo un atisbo de emoción en sus ojos.

Sonrío.

—Fácil. El sonríe mucho y habla mucho. Tú eres un poco más reservado. —Digo sin darle mucha importancia.

Kaleb baja la cabeza.

—¿Que sucede? —Le digo tomándolo por los hombros.

—Quiero ser como Kain.

—¿A qué te refieres? —Le pregunto. ¿A qué viene eso?

—Quiero tener muchos amigos y sonreír con todos los dientes. —Dice.

Espera. ¿Esto es real? Kaleb se siente acomplejado por su forma de ser.

—No necesitas tener muchos amigos, ni sonreír mucho —Menciono—. Tú eres perfecto tal como eres.

Distingo un leve sonrojo en sus mejillas pecosas.

—Escucha, Kally. Cada persona tiene una forma de ser diferente. Si todos fuéramos iguales, sería muy aburrido —Miro un atisbo de sonrisa en su rostro—. Además, a mí me parece que tú personalidad es encantadora.

—Esta bien... —Dice. Pone las manos detrás de su espalda. Está nervioso.

Este niño me da demasiada ternura. A pesar de que está creciendo y ya no es tan chiquito como antes.

(4 años atras)

Mamá va a llegar tarde por mi. —Le digo a Luz mientras caminos.

Recién a terminado el horario escolar. Mamá se quedó trabajando un poco más de tiempo y no va a poder recogerme rápido. Me dijo que le pida a Luz quedarme un rato en su casa, pero no sé lo menciono. Porque, ¿qué pasa si no quiere?

Oh, que mal —Ella se queda pensando unos segundos. Después su cara se ilumina y sonrie de esa manera en la que el rostro le resplandece— ¡Ya sé! ¿Te gustaría ir a mi casa?

Uff. Que alivio.

Claro. —Le digo.

Caminamos un par de calles más hasta una especie de residencia.

Las casas se ven algo pequeñas por fuera. Pero al entrar me doy cuenta de que es un espacio diminuto: hay una cocina pequeña y una mesa a solo unos centímetros de está. A la izquierda está la sala con un sillón y una televisión pequeña. Un pasillo poco largo donde, supongo, que están los cuartos y el baño.

Al mirar el techo, me topo con una mancha de un color extraño y rezo porque sea humedad y no moho.

Pero, a pesar de que la casa de Luz está para una película de terror —sobretodo porque soy germofobica—, no es un lugar feo. Tiene una vibra muy acogedora e infantil.

Y cuando veo a los hermanos de Luz, que son tan rubios como ella, pienso que su madre debe de ser hermosa.

Los gemelos de cinco años me miran muy atentos. Entonces uno de ellos se acerca emocionado a mi y me dice con un ánimo surrealista:

¿Quieres que te enseñe mi colección de carritos?

Me fijo en el niño. Tiene los ojos más azules que he visto nunca, pecas doradas adornando su rostro y el pelo tan rubio que casi parece blanco. Veo que se le han caído dos dientes de enfrente.

Claro. —Digo.

El se va corriendo por el pasillo hacia su cuarto.

Miro al otro niño, que no se ha levantado del sillón pero que me mira con entusiasmo.

Kally he traído las paletas que te gustan. —Le dice Luz desde la cocina.

Al niño le brillan los ojos y por fin se levanta del sillón. Pero antes de dirigirse a dónde está su hermana, se para frente a mi.

Estira la mano y me dice:

Me llamo Kaleb... —Desvía la mirada y yo no puedo dejar de pensar en que es demasiado tierno—. ¿Cómo te llamas tú?

Me llamo Shannon. —Digo tomando su pequeña mano para estrecharla.

Shan... Shys... Shhynn... —Dice intentando pronunciar mi nombre.
Aunque realmente no creo que sea tan difícil.

Solo... Dime "Shyn"

El sonríe.

(...)

Recuerdo su gusto por las paletas de hielo mientras caminamos.

—Oye, Kally. —Llamo su atención.

—¿Si, tía?

—¿Que tal si compramos una paleta de hielo para cada uno y nos las comemos rápido antes de que lleguen Kain y tú hermana?

La idea le parece estupenda, porque los ojos le brillan más de lo habitual y, por primera vez, sonríe con todos los dientes.




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