8. Luciérnaga

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Shannon — Capitulo 8

Luz se lamento que tuviera que irme a trabajar está tarde. No podemos hacer muchos planes ahora que tengo trabajo, pero no puede quejarse porque ella fue quien me lo pidió.

Miro la fachada del café. He venido hasta aquí en autobús solo para esto, lo que significa que me importa tanto como mi espacio personal. Asi que tiene que valer la pena.

Contempló lo que será mi primer día de trabajo y entro.

La campanilla suena al entrar haciéndole saber a quienquiera que este dentro que alguien a llegado. Miro nerviosa a mi alrededor pensando que todos me mirarán, pero no pasa nada. Todos están sumidos en su propia burbuja como para prestarme un mínimo de su atención.

Camino al mostrador y le informo al chico que está ahí que vengo por el trabajo. Él me señala sin ganas la puerta de servicio y entro después de darle las gracias. Una chica que está ordenando cajas me da un uniforme que consta de una camisa negra y un delantal que se amarra a la cadera.

Me cambio en el baño de empleados y al salir dejo mis cosas en un locker. Me dan una libreta pequeña de notas y me explican lo que tengo que hacer. Está bien. Es más sencillo de lo que pensaba.

Respiro profundo.

En marcha.

(Cuatro años atrás)

Muy bien, en la clase de hoy quiero que escriban en su libreta lo que quieren ser de grandes y porqué. —Dice la maestra desde su escritorio.

La misma mujer que nos puso a hacer brazaletes de la amistad. Su clase es como para niños de prescolar y verdaderamente no sé de qué me servirá en el futuro. Aunque, de cualquier forma, no creo que este para comprobarlo.

Han pasado varios meses desde que luz está pegada a mi como un chicle, pero para ser sincera no me molesta. Bueno, quizá si un poco, pero solo un poquito. Casi nada.

La miro, está mirando fijamente su cuaderno en blanco mientras piensa. Parece indecisa.

¿Que te gustaría ser de grande? —Le pregunto directamente.

Mmm... Muchas cosas —Dice ella despegando su mirada del papel—. Pero quizá no pueda ser ninguna.

¿Por qué? —Le pregunto desconcertada.

"Porquéporquéporquéporqué"

Todas y cada una de las cosas que sé de ella se las he preguntado solo con dos palabras. Podría ser estresante para cualquiera, pero ella me tiene toda la paciencia del mundo.

Ella se piensa lo que dirá por solo unos segundos y después abre la boca:

Porque si le dedicó todo mi tiempo al trabajo no podré cuidar de mi hermanos pequeños —Dice. Pero me parece que está intentando mantener la compostura—. Mamá necesita que alguien esté para ellos, y si no puede ser ella entonces tengo que serlo yo.

Pienso en lo que dice.

Su madre nunca está en casa. No he tenido la oportunidad de conocerla porque trabaja horas extra todos los días para que puedan llegar a fin de mes y que no les falte nada. Porque sí, aunque las condiciones de la casa de Luz son deplorables, no les hace falta nada.

"Atención y cariño"

Sacudo la cabeza ante esa idea. No, Luz nunca parece quejarse de que su madre casi nunca esté presente.

Pero, ¿que es a lo que te gustaría dedicarte? —Le digo.

¿Si ellos no dependieran de mi? —Pregunta y yo asiento con la cabeza—. Me gustaría ser... ¡Diseñadora de modas!

Sonrío ante su entusiasmo.

¿Puedes prometerme algo, Luz? —Comienzo. Ella asiente y me presta toda su atención cuando ve que le llamo por su nombre.

Prometeme que vas a ser diseñadora de modas.

¿Que? No... No puedo...

Por favor, prometelo... —Le digo. Estoy entrando a territorio enemigo—. Por favor.

Ella analiza la situación en segundos y frunce el seño.

Yo... —Piensa—. Te lo prometo.

[...]

Luz y yo hemos hecho el examen en distintas universidades, pero en el mismo campus.

Ella entro a "Diseño digital" y yo a "Marketing". Estamos a unas semanas de que nos de los resultados.

La voz de el chico de la caja de mis pensamientos.

—Ey, se acabó tu turno. —Me grita.

Dejo de limpiar las mesas y me voy a cambiar.

Pensé que mi primer día sería difícil, pero no. Me agradaron mucho las personas, eran muy amables.

Salgo del baño con mis cosas en las manos. Tengo que llevarme el uniforme y la parte de la propina que me repartieron. Les digo adiós a mis ahora compañeros de trabajo.

Una leve brisa de aire me recibe apenas salgo del local y lo tomo como una buena señal.

Es hora de regresar a casa.

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