💎𝚁𝚎𝚎𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚘 💎

49 8 0
                                    

Jimin estudiaba en la Universidad Nacional de Seúl. Ganó una beca por sus calificaciones excelentes. Al principio, hubo una que otra persona que lo miro como si fuera menos, por la sencilla razón que él no tenía todo el dinero que ellos si tenían, bueno, los padres de aquellos individuos. De cierta manera, eso le molestaba a Jimin pues quería tener ese poder de no preocuparse por la renta del mes, la comida, ropa y cosas que fueran necesarias para vivir tranquilamente. Pero sabía que tenía algo que aquellos niñatos riquillos no tenían. Su inteligencia.

También sentía rechazo hacia la casta de los alfas, nunca conoció a su papá, su mamá siempre le dijo que nunca lo quiso, mucho menos conocerlo y que de no ser que estaba tan avanzado su embarazo ella se hubiera deshecho de él. No le sorprendía, le dolía obviamente pero cuando su madre lo separo de aquella señora y de su amigo, comprendió que su mamá no lo trataba así porque no lo quiso. Ya no dolía, ya era algo que había enterrado en lo profundo de su corazón.

Jimin era una belleza en toda la extensión de la palabra, su cara suave y brillante, sus ojos pequeños, sus labios pomposos que simulaban un pequeño corazón. Su cuerpo delgado pero trabajado porque le gustaba ejercitarse y bailar. Su piel blanquecina, su belleza etérea. Su aroma floral embriagador, con toques a jazmín, azahar, acentos afrutados y suaves. Era atrayente para los alfas, además de la bonito que era el omega, pues a pesar de su hermosura, destacaba por su inteligencia. Así como la pequeña cintura y sus piernas bien trabajadas. Jimin sabía lo que tenía. Sabía que tenía belleza y físico, pero eso solo demostraba que su mamá tenía razón, los alfas pensaban con la cabeza de abajo. Miraban a los omegas como un lugar donde desahogarse, un agujero donde desestresarse. Entonces antes de ser usado, él los usaría primero.

Cuando lo invitaban a salir, no aceptaba a menos, que fuera en un lugar decente y no conformarse en ir solo a comprar comida rápida, pues hasta eso él solo se la podía comprar. Los alfas que solían invitarlo, aceptaban, creyendo que tenían alguna posibilidad en poder obtener lo que realmente querían: meterse entre sus piernas.

El omega le causaba risa que pensaran que por una cena de unos cuantos wones, él les abriría las piernas automáticamente. Estaban muy equivocados. Él se divertía y aprovechaba una buena comida, después si no despertaba su interés lo suficiente, dejaba de contestar los mensajes. Las cosas cambiaron cuando llego a esa universidad hace un año atrás, él estudiaba Negocios y administración. Le ayudaba porque le enseñaban sobre finanzas, contabilidad, marketing, recursos humanos  y más estudios administrativos. Que lo ayudarían a entrar a una buena empresa y tener un buen puesto que conlleva también a un mejor sueldo.

Jimin empezó a trabajar desde muy pequeño, eso claro esta, vendió dulces, cuando creció empezó a trabajar en  tiendas de convivencia y a él le gustaba platicar su día a día en redes sociales, entonces se fue ganando publico poco a poco, siendo un influencer pequeño, tenía 30 mil seguidores en Instagram, quien lo seguían por su carisma y la forma tan entretenida de platicar su vida cotidiana. Curiosamente, no tiene problema en decir que él viene desde muy abajo, que paso hambre y que muchas veces no tenía ni ropa que ponerse. Tal vez decirle a un montón de gente desconocida su día, lo hacía sentirse menos solo. Le ayudaba y estaba bien con eso.

También le ayudaba a pagar la renta y comprarse una que otra cosa, un gustito. Así que tampoco se podía quejar mucho.

Ese día se levantó un poco de mal humor, pues siempre despertaba así cuando soñaba con aquel viejo amigo de la infancia, preguntándose que será de él. Si él aun se acuerda de él, a veces quisiera agradecerle, porque sin saber le hizo por un tiempo la vida más ligera, pintándole de colores un poco la vida gris que llevaba.

—Donde quiera que estés, gracias— pensó en voz alta Jimin, estirando su cuerpo para de una vez por todas levantarse de su cama e irse a bañar.

Desnudó su cuerpo, le pidió a Alexa que pusiera música, reproduciendo can't falling in love de Elvis Presley, esa canción removía cosas en él que no podía explicar. Soñó con casarse con esa canción de fondo, mientras hacía el primer baile con su esposo pero desecho esa idea tan pronto se dio cuenta que posiblemente su mamá siempre tuvo razón.

💎𝙳𝚒𝚊𝚖𝚘𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚘𝚛𝚗𝚜 💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora