💎ᴾᴿᴼ́ᴸᴼᴳᴼ💎

240 16 2
                                    

La mañana había sido maravillosa, todo en su vida marchaba perfectamente. Jungkook era de los pocos alfas que encontraba a su destinado. Esa persona que la Diosa Luna elegía para cada individuo.

Aquella mañana, mientras hacía el amor con su esposo Jimin, los ojos del omega habían brillando en el más hermoso azul, confirmando que su lobo era su otra mitad, pues según la historia, cuando dos lobos son destinados se presentarán cuando estén en un momento tan íntimo con su otra mitad, pues habrán entrado en una etapa de confianza y amor. Donde las parte lobunas se presentaban, creando un lazo entre ellos, independientemente si hay una marca o no.

Jimin tenía un mes que había sido marcado por él, pues ambos habían decidido dar ese gran paso.

Unirse para siempre.

Esa mañana le había costado mucho a Jungkook poder despegarse de Jimin, pues ante la noticia de que eran destinados los había puesto muy felices pero Jungkook tenía responsabilidades en la empresa que no podía pasar por alto. Pero agilizó su trabajo para poder llegar temprano a casa,  terminó sus pendientes y se fue a su hogar, donde lo esperaba su hermosos esposo.
Regresó temprano porque quería estar más tiempo con Jimin, pues la mayoría del tiempo estaba en la oficina. A parte, tenía poco de haberlo marcado, así que la necesidad de estar cerca de él era mucha, esa mañana había renovado su bella marca. Entonces no le aviso, tal vez ese fue su error. Pues escucho una conversación que le quito la venda de los ojos.

—¿Él nunca sospecho que te casaste con él por interés?—Escucho Jungkook decir a Taehyung, el mejor amigo de su esposo.

—No, al principio fingí muy bien estar enamorado—contestó Jimin.

Haciendo que todo su mundo perfecto se desmoronara. No se quedo a escuchar lo demás, no quería escuchar como seguía Jimin burlándose de él.

Pero tal vez si se hubiera quedado a escuchar lo demás, todo sería menos doloroso. No le dolería tanto el corazón.

—Pero ya no estoy fingiendo, realmente lo quiero, Tae—habló Jimin, mientras sus mejillas se pintaban de un bonito tono carmín.

Pero fue tarde para cuando lo dijo, era tarde para él, para Jungkook, para ellos.

Eran las 3 a.m. cuando Jungkook decidió regresar a casa ahogado en alcohol, agarrando valor para ver a la cara a su esposo.

Cuando ingreso a dura penas a su casa, se topo con la bonita imagen de Jimin dormido en el sofá, esperando por él. Le causaría ternura si no supiera la verdadera cara de lo que esconde esa facha de alguien dulce y tierno. No, ya no creía nada.

Vio como fue despertando el omega, tallando sus ojitos mientras lograba enfocarlo.

—Kook, ¿dónde estabas?—preguntó preocupado.

Jungkook lo miro de arriba hacia abajo, viendo como esa era la bata favorita de él, le encantaba que se la pusiera. Hacía relucir su piel blanca, resaltaba sus ojos color azul. Despegó la mirada del cuerpo del omega, ignoro su pregunta y empezó a subir las escaleras.

Jimin desconcertado lo siguió, pues en todo el tiempo que llevan casados jamás los había tratado así.

Antes de entrar a la habitación Jimin lo tomo del brazo, reaccionando de inmediato, como si su toque quemara.

—¡SUÉLTAME, NO ME TOQUES!—gritó, viendo como Jimin abría los ojos, como su cuerpo tembló un poco, bajando su cabeza por el tono que utilizó.

—k-kook, ¿qué pasa?—preguntó con un hilito en la voz Jimin, aun con su cabeza baja, pues la voz de un alfa alterado tenía poder sobre los omegas, casi como la voz de mando.

—¿Qué me pasa?—preguntó irónico Jungkook—¿No sabes que me pasa, bebé?

Jimin solo negó con la cabeza.

Jungkook coloco sus dedos un poco fuerte en la barbilla de Jimin para que levantará la vista. Vio aquellos ojos azules llenos de lagrimas retenidas. No le importaba, aunque su lobo estuviera enojado con él, no se iba a doblegar, no otra vez.

—¿Quieres saber que me pasa?—dijo mientras miraba a Jimin, el omega asintió—Tú, tu me pasaste. Y no sabes cuanto me arrepiento—soltó con veneno, con la intención de dañar al omega, así tanto como él lo lastimo.

Soltó el agarre en la barbilla y entró a la habitación.

Jimin lo siguió y lo detuvo.

—¿Q-qué quieres decir? No estoy entendiendo, ¿hice algo mal?—preguntó Jimin, apunto de llorar, le dolía un poco donde Jungkook lo había agarrado.

—¿NO ENTIENDES? Te voy a refrescar la memoria, amor—le dijo Jungkook, girándose para ver a Jimin, camino hasta donde estaba, lo tomo por los brazos y lo arrincono a la pared más cercana—Escuche tu linda charla con tu amiguito, ya sé la verdad, Jimin. Toda tu mentira se acabo.

El corazón de Jimin estaba acelerado, sentía que su corazón latía tan rápido que podía salirse. No, no, no, Jungkook no tenía porque enterarse así.

—¿No dirás nada, Jimin?—apretó un poco más los brazos del omega, ganándose un quejido por parte de Jimin.

—K-kook, amor, las cosas no son así—Jimin ya no pudo contener las lagrimas—puedo explicarlo.

—Sé bien lo que escuche, lo que salga de tu boca ya no tendrá ningún tipo de validez para mi, por más excusas que inventes, nada te voy a creer, ¿entendiste?—dijo Jungkook, mientras miraba las lagrimas de Jimin caer por sus mejillas.

—D-déjame expli...

—¡CÁLLATE!—gritó, haciendo que el cuerpecito de Jimin temblara y se encogiera—no quiero escucharte, no quiero saber como te reíste de mi todo este tiempo, fui un estúpido. 

Jimin asintió con su cabeza, mientras las lagrimas caían y su corazón dolía. Su lobo estaba triste, sentía que se podía desmayar.

—N-no vas a d-dejarme, ¿verdad?—preguntó con la voz entrecortada el omega.

—No te preocupes por eso, seguirás siendo el esposo de Jeon Jungkook, si eso es lo que te importa, de la puerta para afuera seguiremos siendo los mismos, pero aquí adentro ya no significas nada para mi—contestó fríamente mientras lo soltaba y aventaba ligeramente contra la pared.

—N-no lo decía por eso, kook, l-la marca, s-sabes que te necesito—contestó Jimin—si me dejas podría...

—Oh, cariño—regreso a donde estaba Jimin— esa marca seguirá siendo renovada cuantas veces yo quiera, porque al parecer pague por tener esposo, entonces eres mío, de mi propiedad—coloco sus manos en la pequeña cintura de Jimin, lo acercó a su cuerpo—eres mío, Jimin.

Dicho eso, lo beso pero sin esa delicadez característica, sin el brillo en sus ojos, solo fue un beso frío y sin nada más.

Se sintió como todas la veces en que quiso un abrazo de su mamá y nunca recibió...

Se sintió solo otra vez.

💎𝙳𝚒𝚊𝚖𝚘𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚘𝚛𝚗𝚜 💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora