💎 𝙼𝚒́𝚘💎

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El plan y el destino estuvo a favor de Jimin, pues después de aquella cita el alfa fue más atento a él. Donde pasaba por él cada mañana y cada noche lo dejaba en casa, no sin antes robarle uno que otro beso.

Jungkook había caído totalmente rendido ante los pies de aquel omega rubio. El lenguaje corporal hablaba por sí solo. Los ojos brillaban cada vez que lo veía y su sonrisa se agrandaba. El corazón le latía con emoción, incluso los padres de Jungkook estaban sorprendidos ante el interés hacia a Jimin, pero su mamá entendía aquel comportamiento, pues si era cierto las sospechas de su hijo que aquel omega era su destinado, tenía sentido todo.

Habían pasado ya 6 meses desde que comenzaron a salir, en la empresa todos eran conscientes del acercamiento entre un modelo aprendiz y el ceo de la empresa. Había opiniones divididas, entre quienes les emocionaba ver al ceo feliz y otros quien por la envidia, decían que eso explicaba porque alguien tan nuevo en la industria del modelaje tuviera ya campañas que otros les costó años conseguir.

Jimin era consiente que ya tenía a sus pies a Jungkook. Los detalles, las agarradas de manos y los besos compartidos.
Sabía que faltaba poco para poder llegar a tener algo más serio con él.

Aquella noche tendrían otra cita, Jungkook lo había invitado a salir. No le dijo a donde irían, alegando que era una sorpresa, solo le dijo que tenía que ir elegante pero que no se preocupara, pues le había enviado el traje que tanto le había gustado cuando fue a la prueba cuando quería entrar a la empresa como aprendiz.

Si, aquel traje Dior que tanto amo, junto con las botas que usó. Bueno, obviamente, Jungkook se lo regalo todo nuevo. Y Jimin no podía estar más encantado.

Emocionado por sentir la fina tela y verse tan bien como ese día, tomó su baño y una vez limpio salió a su habitación para aplicarse sus cremitas y que su piel estuviera perfecta. Aplico solo un poco de corrector y un gloss en sus labios.
Seco su cabello y lo peino hacia atrás. Dejando algunos mechones en su frente.

Jungkook mando un mensaje avisando que estaba a 5 minutos por llegar, así que se cambió y en menos de eso, ya están listo.

Jimin bajó de su departamento y no esperó mucho cuando Jungkook llegó en su mercedes color negro

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Jimin bajó de su departamento y no esperó mucho cuando Jungkook llegó en su mercedes color negro. Bajando para saludarlo y obviamente para abrirle la puerta.

—Hola, bonito, te miras hermoso—saludó con una sonrisa, para después darle un pequeño beso en la mejilla. Para después abrirle la puerta del copiloto.

—Gracias, Kook, tú también te miras muy guapo—contestó Jimin, adentrándose al auto.

Jungkook rodeó el auto para poder subirse, una vez dentro, estiró un poco su brazo para alcanzar algo que tenía atrás, que no era nada más y nada menos que un ramo de lirios, flores favoritas de Jimin.

—Espero que te gusten, se que son tus favoritas, Jimin—extendió el ramo hacía Jimin.

—Oh, Jungkook, claro que si, son hermosas—dijo Jimin sorprendido, pues recuerda que solo una vez mencionó que aquellas flores eran sus favoritas.

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