💎𝙳𝚒𝚊𝚖𝚘𝚗𝚍 𝚝𝚑𝚘𝚛𝚗𝚜 💎

💎Mr. Jeon💎

Jungkook.

Hoy era el gran día, donde se uniría en nupcias con su omega, donde empezarían una nueva etapa juntos, donde crearían su familia. Estaba nervioso, claro que lo estaba, nunca se imagino este día, no hasta que conoció a Jimin y el azul de sus ojos lo cautivo. El azul más bello que nunca antes había tenido el placer de ver, mucho mejor, ser el azul que vera cada mañana que despierte. Más hermoso que el mismísimo mar o el cielo.

Desde ayer no había visto a su prometido, pues su mamá se lo había llevado al spa, después fueron de comprar y se quedaría en casa de mis padres, y lo miraría hasta en la iglesia. Le había mandado mensaje a Jimin pero hasta ahora, no había contestado, así que le había hablado a su madre, solo para verificar que todo estuviera bien, pues había sentido inquieto a su lobo.

Su mamá le aseguro que estaban bien y que Jimin estaba cansado cuando llegaron, que subió a la habitación en cuanto habían llegado. Estaba por colgar cuando las palabras de mamá se escucharon en la línea.

—¿Jungkook?

—¿Si, mamá?—respondí.

—Cuídalo mucho, Jungkook, es un diamante lo que te llevas, uno que nadie ha sabido querer correctamente. Aprécialo como lo que es, una joya que no cualquiera puede tener, es por eso que la Diosa lo puso en tu camino, porque eres la persona correcta para él, los dos se complementan—la escucho suspirar—Prométeme que, pase lo que pase, recordaras que todos nos podemos equivocar pero sobre todo, que no se te olvide porque lo amas y porque lo escogiste para compartir una vida con él.

Sus palabras se quedaron en su mente, que aunque fue extraño, seguiría al pie de la letra sus consejos, creía firmemente que las mamás te decían las cosas por una razón.

—Claro, mamá, tengo muy presente el porque lo amo, lo cuidaré, no te preocupes por eso.

—Esta bien, hijo, no lo olvides. —vuelve a suspirar y antes de colgar dice una ultima cosa— La Diosa luna nunca se equivoca.— Dice y enseguida se escucha el sonido al colgar la llamada.

Me pareció un poco extraño las palabras de mi madre, sin embargo, no quise pensar mucho. Tal vez solo eran los consejos de una madre a su hijo en esta nueva etapa que estaba por empezar junto a Jimin.

Claro que él sabía lo mucho que Jimin valía, era un ser humano precioso, que con sus pequeños y tímidos besos me renuevan los días, verlo cada mañana era una felicidad enorme, saber que a partir de hoy era lo que miraría diariamente, me llenaba de una felicidad enorme en el pecho. Si algo tenía claro es que su misión es hacer feliz a su omeguita, así como Jimin lo hacía feliz a él. Su corazón se agitaba de solo pensar que en unas horas seria un hombre casado, y no con cualquier persona, con su destinado.

Faltaban 3 horas para estar en lugar donde se llevaría acabo la ceremonia, donde acudirían tanto el que nos casaría ante la ley y el padre, ante la Diosa luna. Por las dos leyes.

Tal como lo había acordado, Dior nos hizo los trajes, el mío era completamente negro, solo la camisa era blanca. Hechos a la medida. El de Jimin era blanco, solo con la solapa era de color negro, pero todo lo demás era blanco. No dudaba que se miraría precioso con ese atuendo, que haría destacar sus hermosos ojos color azul. Ojos en los cuales estaba enormemente perdido y no me molestaba en lo absoluto estarlo. Nunca me había enamorado con tal magnitud, y me da gusto que así sea, pues todo mi amor ahora era exclusivamente para Jimin.

No hubo y no habrá nadie que haga sentir tan enamorado como Jimin lo hace. De eso estoy seguro.

Que como Jimin, mi omega, no habrá ninguno.

Estaba nervioso, emocionado y feliz, el día más esperado había llegado.

Ya vestía mi traje en color negro, estábamos en camino al jardín donde se llevaría a cabo todo. Jimin junto con mi madre se habían encargado hasta el más mínimo detalles, fueron unos meses pesados para él pues tenía una agenda ocupada y también se hacia cargo de los preparativos. También tenía participación, pero Jimin se encargo de las flores, manteles, colores a usar y todo lo que conlleva.