💎¿Destino?💎

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¿Realmente existe el destino? 

Cuando se piensa en el destino, las personas tienen la idea de que un destino para cada uno ya esta escrito, antes de que nacieran, que la Diosa luna les tenía previsto los sucesos que pasarían en su vida. 

Que pase lo que pase, se tomen la decisiones que se tomen , el destino de alguna u otra manera pasará, porque esta previsto. 

Entonces, si esto es verdad, ¿que hay de las malas decisiones? ¿Estas no van a afectar ese dichoso destino?

La gente acepta lo sucedido en sus vidas confiando en que así debe de pasar, aun así sea trágico o no. 

Pero la vida también te da lecciones, creas o no en lo que fuerzas espirituales tienen para cada quien, te enseña de buena o mala manera las cosas que en su momento se hicieron mal. Muchos le dicen karma, otros le decían obra divina. 

Si esto ya esta previsto, pasará en su debido tiempo. Así como también las consecuencias de nuestros actos. 

Todo caerá por su propio peso.

No hay mentiras que duren para siempre. 

Y a veces, de la peor manera, vivimos las consecuencias de nuestros actos. 


Jimin definitivamente no se esperaba aquello, habían pasado 2 meses en el que había entrado como aprendiz en la agencia de Jungkook, su bien no había nada malo en su nuevo pasatiempo, para el omega si. Pues todas la promociones o sesiones que le habían tomado, no tenía nada que ver con marcas lujosas, si no, con pequeñas campañas. 

El omega pensó que sería tal cual como la prueba, cosa que no es así, pues todos pasan por un camino largo y de esfuerzo para obtener grandes beneficios. Cosa que Jimin quería saltarse, no, así no eran las cosas pero era algo que Jimin no entendía. 

Por otra parte, aprendió la rutina de Jungkook en la empresa, desde que llegaba hasta que se iba. Obviamente, ya se habían encontrado varias veces, logrando que el alfa se acercara más a Jimin. Lo cual eso tenía contento al omega, pues al final de cuentas, ese era su propósito.

El acercamiento entre ellos era evidente, pues varias veces Jungkook se ofreció en llevar a Jimin a su casa, el cual gustoso aceptaba el gesto amable del alfa. Aprovechando esa oportunidad para platicar más, conociéndose más. Los rumores se esparcían en la empresa, pues desde que Jungkook había tomado el puesto de CEO nunca había sido tan cercano y amable con un aprendiz. Es decir, con nadie era así, a menos que fuera su mano derecha, Kim Namjoon. O alguno de sus padres, pero no con el demás personal, menos siendo Jimin tan relativamente nuevo. 

Solo eran rumores entre los mismos empleados, por el sorpresivo interés de el ceo entre un aprendiz. Uno muy hermoso. 

Pero entre todo ese chismerío, había alguien que no soportaba todos esos rumores pues fueran verdad o mentiras, aquel aprendiz era cercano a Jungkook. Le enfurecía, ella había intentado miles de veces llamar la atención del alfa y nunca lo logro. 

Yoo Jeong-yeon, es una omega caprichosa, hija de uno de los socios de la empresa Golden, quien a pesar de ser una modelo reconocida y vestida con las mejores marcas, había algo que aun le hacía falta. 

El gran Jeon Jungkook, pues  desde que lo había visto le había gustado, pensaba que era el alfa perfecto que todos querían, ella no era la excepción. 

Se encapricho tanto con el heredero, pues parecía que entre más había rechazo, más se aferraba. Su papá nunca le había negado nada, nunca le dijeron que no, esta vez no seria diferente. 

Ese era su pensamiento. 

Tal vez aquella omega enfurecería más, pues las cosas estaban cambiando demasiado entre Jimin y Jungkook. 


Jimin estaba por bajar del carro de Jungkook, habían tenido una amena platica, cómo estuvo el día de cada uno, bromeando entre ellos y silencios cómodos en ratos. 

—Jimin—tomó el brazo del omega, impidiendo que saliera del auto—¿Te gustaría salir un día?—dijo directo, mirando fijamente a Jimin. 

—¿Cómo una cita, kook?—respondió bromeando.

—¿La aceptarías?— preguntó expectante a la respuesta de Jimin. 

Jimin le interesaba mucho, le encantaba en la cómoda forma en la que podía hablar con él, sin la necesidad de tener alguna mascara con él o cuidar lo que decía. Sentía que Jimin era como inalcanzable para él, era hermoso, educado, no se dejaba intimidar por nadie ni siquiera por un alfa. Si quería que aceptara una cita, sabía que tenía que esforzarse pues sabía que el omega no era mucho de salir con cualquier alfa. 

Por otro lado, Jimin no se esperaba esa pregunta, sabía que congeniaban bien y se sentía natural su interacción. 

Sabía del interés hacia él pero Jungkook siempre había guardado su lugar y nunca había insinuado nada, a pesar que ellos una vez se comieron la boca sin algún pudor. 

—Claro, ¿quién no aceptaría una cita contigo?—sonrió, regresando al asiento del automóvil—Es decir, eres caballeroso, divertido y siempre hay algo de que hablar contigo—aceptó y como cereza del pastel le dio un beso en la mejilla, saliendo rápidamente del auto. 

Dejando sorprendido a Jungkook, haciendo que su corazón latiera tan rápido, que sentía que podía escucharlo. Jungkook toco con la mano la zona besada, sonrió como un tonto enamorado, suspiro y volteo a ver la entrada del departamento de Jimin y este le sonreía tiernamente desde ahí, sacudiendo la pequeña mano de un lado a otro. Hizo lo mismo y después se marcho. 

Bastante emocionado e ilusionado, pues tal vez su miedo era injustificable y si le interesaba a ese hermoso omega. Tanto como a él le interesaba. 

Sabía que tenía poco de haberlo conocido, que nunca terminas de conocer a alguien pero algo dentro de él le decía que estaba haciendo lo correcto y que Jimin era diferente a cualquier omega que haya estado en su vida. Se marchó camino a su casa perdido en la felicidad que aquel inocente beso lo hizo sentir. 

Mientras que metros atrás, un omega con aires de victoria, solo sonreía por lo fácil que sería que Jungkook cayera por él. 






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