Capítulo 3

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—Me complace mucho tenerlo acá, joven Byers. ¡La señorita Brown me contó que acepto mi propuesta!

Will asentía un poco nervioso. —¿Algunos compañeros pueden ayudarme con el trabajo?

La profesora se quedo pensativa unos segundos.

—La verdad no veo porque no, claramente no podrás hacerlo tú solo... Pero que sean de tú mismo grado, responsables. Dudo mucho que chicos de sexto se unan por el simple hecho de ayudar, si sabes a lo que me refiero.

El castaño soltó una risita.

—Por supuesto profe, yo me encargaré de buscar los indicados. Y una última pregunta... ¿Maso menos cuál es el ambiente de la obra?

«Para empezar a diseñar los escenarios y ver con cuanto tiempo contamos.»

—He estado pensando en hacer un Romeo y Julieta más moderno, de hecho pedí ayuda a uno de tu compañeros, no sé sí lo conozcas.

—Mike. —asintió.

La mujer sonrió. —Si, ése. Es un chico muy creativo y necesitaba un punto de vista más joven. Puedes hablar con él sobre el guion así te contextualizas más con el ambiente.

El castaño asintió.

—Si, si, eso haré. ¡Gracias por la oportunidad profe! —se empezó a alejar al escuchar el timbre para la primera clase.

—¡No olvides traer en el descanso la lista de quienes te ayudarán!, ¡Se las tengo que pasar a sus profesores!

Antes de que se cerrara la puerta del teatro,  Will le alzo el pulgar para dar a entender que había escuchado. 

. . .

El castaño tenia la teoría de que cuando una persona mas necesita que pase el tiempo rápido, es como si los relojes se detuvieran automáticamente. Estaba en clase de historia, y la verdad no estaba prestando ni un poco de cuidado, toda su atención estaba concentrada en esas dos manecillas que parecían reacias a moverse.

Desde que empezaron las clases llevaba maquinando ideas para la obra, tal vez no fue tan mala idea unirse, además también necesitaba que la profesora de artes lo tuviera en visto bueno para una futura carta de recomendación.

Necesitaba hablar con Mike para saber que tenia en mente con la historia.

Mike... Parecía inevitable que todos sus pensamientos llegaran siempre a él. Aunque también tenia que aceptarlo, cierto poeta tampoco le dejaba la cabeza en paz.

Si tan solo... No. Era mejor no soñar con ideas estúpidas.

Saber que tendría que esperar hasta la otra semana para recibir una pista lo impacientaba un poco. Un poco mucho. 

Haberse quedado perdido en sus pensamientos hizo que el tiempo pasara mas rápido. Will suspiro aliviado al escuchar el timbre. Tomo sus libros entre sus manos y se levanto de su sitio.

En la puerta ya lo estaba esperando Max.

Mi amigo querido, ¿Cómo estas? —la chica lo recibió con una sonrisa.

El castaño rodeo los ojos. —Si te libraras de química y física.

La pelirroja grito de la felicidad, aunque recibió un pequeño regaño por hacer ruido de parte de un profesor que estaba pasando por el pasillo.

Poeta Perdido | bylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora