Capítulo 4

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Bien, esta bien. Si, parece que así serian las cosas ahora. Y en cierta forma le hacia sentir un poco raro tener el conocimiento de que muy pronto sabría quien es él.

Claro, si adivinaba las pistas. Pero igualmente, el hecho de que todo se le podría venir encima muy rápido no lo dejaba estar en paz.

Porque aún no se había detenido a pensar en eso.

¿Qué se supone que va a hacer cuando descubra la identidad del poeta misterioso?

Porque estaba claro que a él le gustaba. Pero... ¿Will sentía algo?

Era tan injusto. El castaño siempre había soñado con tener el romance perfecto, con alguien a quien de verdad amara, se darían la mano cuando caminaran, irían a citas, probablemente dormiría con él de cucharita

Y que el universo te de eso en bandeja de plata pero no con quien te lo imaginabas es... Es frustrante.

Miraba la carta fijamente, suspirando. No quería ver todo ese asunto como una segunda opción, intentaba darle mas un lado como de... De una oportunidad. Darse una oportunidad a si mismo de sentir algo... Por alguien mas.

Intento bloquear sus pensamientos y empezó a leer.

— • —

Will you, won't you, be the one I'll always know?, When I'm losing my control, the city spins around, You're the only one who knows... 

I'll look after you.

— • —

No había llevado ni un renglón leído cuando se dio cuenta de que era una canción, de hecho, una de sus favoritas. Ahora el dilema aquí era-

¿Cómo carajos el chico este le había atinado a una de sus canciones favoritas?, ¿por qué fue eso, no?, imposible que de verdad supiera que era de sus canciones favoritas, ¿verdad?

¿Verdad?

—Will-

El castaño soltó un gritito y cerrando la carta en un puño como reflejo se dio la vuelta.

Oh, solo es Mike. 

Mike.

Ah, Mike. —Ho- Hola. —le sonrió nerviosamente.

El pelinegro frunció el ceño por la actitud del contrario, hasta que cayó en cuenta de que- claro, eso.

—¿Qué tienes en la mano? —preguntó maliciosamente.

—¿De qué hablas?

—Del papel que estas masacrando con tu puño.

Will bufó. —No tengo la menor idea de que hablas. —respondió mientras metía la carta lentamente en su bolso. —¿Necesitas algo?

—¿Necesito algo para poder hablarte? —alzó una ceja.

El castaño suspiro. —No, perdón. O sea- creo que estoy a la defensiva, eso es todo... Hola.

Poeta Perdido | bylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora