Capítulo 9

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—¿Sabías que en realidad están muertas? —dice Mike rompiendo el silencio, Will se voltea a verlo con confusión.

—¿Quienes?

—Las estrellas. 

El castaño se vuelve a fijar en el cielo y pasados unos segundos vuelve a mirar su a amigo. —No entiendo.

Michael sonríe, leve. Probablemente esperando a que respondiera eso para compartir sus nuevos conocimientos sobre cuerpos celestes. —O sea. No necesariamente todas deben de estar muertas, algunas pueden que si... —se muerde el labio pensativo.

«Todo es por la velocidad de la luz y las distancias astronómicas. —ríe al ver el ceño fruncido de Will—De acuerdo, mejor me callo.» —el castaño niega rápidamente.

 —No, no. Explícate, quiero oírte.  

Mike se sonroja levemente y carraspea. —Por ejemplo, hay... Hay una estrella en la constelación de Orión, la que te hable hace unos días que me gusta mucho. Pero bueno, el punto. Esta estrella esta a unos 650 años luz de distancia de nosotros.

El pelinegro se sienta y empieza a hacer movimientos con las manos, como si tuviera el universo en ellas. 

«Si esta estrella hubiera explotado hace 200 años, aún no lo sabríamos hasta dentro de 450 años debido al tiempo que tardaría la luz de la explosión en alcanzarnos. Es...

Es un poco loco de pensar. Imagínate si algunas de todas esas estrellas que se ven esta noche en realidad ya murieron hace años.»

—Como ver el pasado. —reflexiona Will, mirando al cielo detenidamente.

Mike llevo sus ojos a los de sus amigo, las estrellas se veían reflejadas en ellos. —Si, si... Como el pasado... —asiente sonriendo cohibido. 

El castaño siguió mirando el cielo unos minutos mas, fingiendo que no sentía la mirada del pelinegro en él.

. . .

—¿Y hoy de que será la clase, astrónomo Wheeler? —preguntó Will divertido mientras se sentaba en el pasto, dejando la comida que compraron a un lado.

El mencionado sonrió ampliamente y metió su mano al bolso que traía. —¡A qué no adivinas que me compro mi papá! —saco de ahí un telescopio—¡Tadam!

Will formo una O con su boca, sorprendido.

—¿No le salió muy caro?

Mike alzo los hombros. —Nah, dijo que fue fácil de conseguir, pero eso no importa, ¡Vamos a ver el universo! —el castaño negó divertido.

Ambos empezaron a organizar el telescopio en la mejor posición, el menor saco su libreta de apuntes para anotar todo lo que viera y le gustara. Will también tenía su libreta, pero en ella solo hacia dibujos, no se le daba bien eso de temperaturas de estrellas, colores, etc.

Eso se lo dejaba a Mike.

—Mira tú primero. —hablo el pelinegro. Will negó.

—Tienes que estrenarlo t- —Mike lo había agarro de los hombros y lo giro hacia el telescopio. El castaño enmudeció por el tacto.

—Tú primero. 

Will suspiro entrecortado, un poco nervioso por la cercanía. Acerco su ojo al hueco del aparato. —Wow, se ven- se ven... Mike, todo se ve amarillo. —dijo alejándose del telescopio.

Poeta Perdido | bylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora