Cruce de caminos

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Un forofo del cine  y una chica de alborotados rizos, igual de desordenados que sus pensamientos, que apenas había si quiera visto el titanic, cruzaron caminos . Eran dos vidas contrariadas, que no sabían que se necesitaban hasta que se encontraron. Quien sabe si fue el destino, o tal vez fue por simple casualidad, pero en cualquier caso, fue un suceso que sin querer, arregló en parte la vida de ambos que ninguno de ellos dos había roto. Un chico fuerte y talentoso, con una envidiada melena castaña, que con el arte de su filosofía de vida y su gran capacidad de escuchar con atención, bien fuesen las penas de la chica o la forma en la que emocionada contaba lo que más ilusión le hacía, alegraban siempre sus mensajes el día. Por otra parte estaba la chica, la cual se negaba a pensar que un simple hola podía arreglar algo tan difícil como un corazón que inciertamente sufre por algo tan complejo como el amor que no sabe si es o no correspondido. Lo único que quiere ella buscar en el poco tiempo que conoce a este, es que disocié su mente de todo aquello que le hace mal. Que vea que es él el que tiene un maravilloso talento tanto para escribir como para componer, que todas aquellas palabras que salen de su puro corazón, son tan bellas como él. Es lo único su humildad lo que lo ciega y no le permite ver que todo lo que hace está bien, y no lo admite. Buscan los dos formas de alegrarse de forma mutua, y el chico lo consigue. Consigue entrar en el roto y rasgado corazón de la chiquilla de rizos. Todo junto a él, cada herida y cada recaer, se hace mucho más fácil, y sana todo con más reapidez, todo es gracias a él, gracias al que cura el corazón que muchos otros mancillaron. Es para ella él el que se empeña en levantar aquel pobre árbol que crece torcido y sin frutos, es el palo que le sujeta para evitar que se caega y proponiéndose que de los mejores frutos. No sabe está como agradecerle los millones de mensajes que entre lágrimas ella leyó e, inconscientemente, le sacaron una sonrisa. No sabe cómo agradecer todo aquello que el no quiere que le agradezca, y tampoco sabe cómo devolver todo lo que supuestamente él dice que le devuelve con un mensaje. Por eso la chica escribe, escribe para él, para el chico al que durante toda su vida va a querer a su lado. Fuera o no cosa del destino, ella consideraba que el sol le había enviado a un dios qué no quiete admitir el poder que tiene para sanarla, es tan buena persona él, que la libreta de la chica se queda sin espacio para todo adjetivo positivo. 

Relatos oscuros en noches clarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora