2 - Negocios

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La rutina en el hospital había vuelto a ser la misma, la señora Díaz ya se había retirado completamente sana y las felicitaciones a Gabriel no se hicieron esperar. El hospital había quedado muy bien parado, demostrando cómo podía encargarse de cirugías con grandes complicaciones y como era de esperarse, el bono de Gabriel llegó al poco tiempo.

- Ya lo pasé a tu cuenta Azi - Gabriel deja su celular en la mesa y comienza a comer su almuerzo -

- No es necesario que me lo des todo.

- Y no te atrevas a enviarles todo - señala con su tenedor a Aziraphale -

- Por eso te digo que...

- Lo que sobra es tuyo Azi - vuelve a comer - después de todo te falta una camisa - ríe -

- Basta - ríe - no es gracioso.

- Vaya historia, anda a saber a qué bandido operaste - ya dice con una voz más seria - ¿crees que te reconozca si te viera?

- No lo sé, parecía drogado.

- Tuviste que haber llamado a la policía - le recrimina -

- Sabes de sobra que a ninguno de los dos nos convenía eso.

- Entonces tuviste que no haberlo tratado.

- Hicimos un juramento, Gabriel.

- Yo lo hice - lo dijo sabiendo que era un comentario doloroso para Aziraphale, pero sentía necesario recordárselo, movió su comida pensativo y luego vio la incomodidad de lo que dijo en la cara de Aziraphale - aaa -suspira - perdón solo... me preocupa que eso nos meta en líos.

- Él no quería policías ni ambulancias - dictaminó rápidamente - dudo que lo vuelva a ver, quédate tranquilo.

- Eso espero - suspiró - tengo ronda de tres días esta semana.

- Lo sé, nos pusieron las mismas rondas.

- ¿Lo hicieron?

- Sí.

- Qué extraño, si yo no lo pido comúnmente no nos ponen a trabajar juntos.

- ¿Crees que sospechen algo?

- No creo, no deje ningún cabo suelto, por las dudas seamos lo más profesionales posible - cierra el taper donde tenia su comida - dejemos las charlas triviales para fuera del hospital, ¿te parece?

- Estoy de acuerdo - dice preocupado Aziraphale -

Fue una semana completamente agotadora para los dos, además de que mantener las apariencias bajo alguna sospecha solo era un gasto más de energía. Una vez terminadas sus rotaciones tienen dos merecidos días libres. Los dos entraron a los vestuarios y Aziraphale noto que Gabriel estaba viendo si estaban solos.

- ¿Qué sucede? - dice preocupado -

- Vamos de compras - dice enérgico Gabriel -

- ¿Qué? - Aziraphale lo mira extrañado -

- Sí, como cuando recién llegamos a la ciudad - sonríe - ese día fue divertido, ¿lo recuerdas?

- Claro que lo recuerdo - ríe - tomamos café por primera vez.

- Oh, si eso fue una locura - rememora alegre -

- Y las Crepas... - Aziraphale recuerda con nostalgia -

- Pensé que te sacaría de ahí rodando - le da un codazo -

- La verdad sentía que sí - ríe alegremente - pero... ¿No has visto tu cara verdad?

AvariciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora