(SELENE)
Tras salir de la casa de Adriel, aún algo incómoda por su comportamiento y por todas aquellas imágenes y objetos lyrines, volví a mi casa, todo esto me había quitado las ganas de seguir con mi paseo matutino.
Cuando llegué a casa, mi madre me miró extrañada, pues de normal solía llegar muchísimo más tarde. Desde luego no era mi día, me levanté más tarde que de costumbre y luego pasó esto. No pude evitar hacerle un gesto a mi madre mientras soltaba un suspiro sonoro, indicando que ahora mismo, en este instante, no quería hablar de nada. Esa casa me había drenado todas mis energías, por lo que decidí tomar un baño, pedí al servicio que me llenaran la bañera de agua caliente mientras yo recolectaba esencias y sales minerales que ayudarían a aumentar mi energía de nuevo. Cuando llegué, el servicio ya tenía todo listo junto al incienso, agradecí con una ligera reverencia y ellas hicieron lo mismo. Al irse el servicio, cerré con llave la puerta del baño y comencé a arrojar en el interior de la bañera las sales y las esencias mientras recitaba en susurros los cánticos de la religión tartyr. Apenas terminé, me deshice de la ropa y empecé a adentrarme poco a poco en el agua caliente de la bañera, notando como la calidez arropaba más y más mi cuerpo.
La tarde llegó y yo me encontraba junto a mi madre haciendo bordados, no era algo que me entusiasmara pero era la mejor opción de pasar un rato con mi madre, el silencio reinaba en la casa hasta que llegó mi hermano.
—¡Selene! ¿Qué has hecho? —Miré a mi hermano confundida mientras dejaba de bordar— No me mires así, sabes muy bien que has hecho.
—Yo no hice nada. —dije con tranquilidad— He estado...
—No mientas. —interrumpió— Mamá, se adentró a casa de un hombre que no conoce y tardó bastante en salir.
Me giré a mirar a mi madre y ella simplemente me miró con una ceja enarcada y una sonrisa ladina.
—No es eso, solo ayudé al señor Dohan, estaba siendo sonámbulo y estaba desorientado. Lo llevé adentro de su casa y le hice un té, nada más.
—Pero, ¿tú no sabes que debes mantenerte alejada de él? —debatió— ¿Te recuerdo las otras veces?
Rodé los ojos e hice un gesto con la mano de que desistía de esta conversación. No iba a escucharme ni aunque le dijera la más pura verdad, ya que una vez que se ciega con algo, no había lugar para ninguna otra idea.
—Hermes. —irrumpió mi madre— Tu hermana está siendo cuidadosa, esto lo hablamos ambas varios días atrás. —Mentira, pero era la única manera de que entrara en razón— Adelante, Selene, cuéntale a tu hermano tu plan.
Por un instante no pude evitar mirarla confundida, pues no le había comentado a nadie sobre lo que tenía tramado.
—Mi plan es hacerme su amiga para tenerlo vigilado.
Hermes rodó los ojos y se marchó del salón. Me giré a mi madre, quien volvía a tener la misma expresión de antes, esperando algún regaño o algún comentario pero solo se limitó a mirarme.
—¿Qué?
—Me gustará saber a dónde llevará esta amistad. —soltó sin más— No me molestaría tenerlo como futuro yerno si no resulta ser el cazador.
Suspiré con frustración y me levanté del sofá para tomar el aire en el patio trasero, según me alejaba podía escuchar la risa burlona de mi madre.
En el patio, con el frío amenazante de noviembre, me senté en la mesita de metal mientras observaba las hojas naranjas bailar al ritmo del aire. Comencé a soltar un suspiro tras otro, odiaba la idea de que tuvieran la imagen de que acabaría con Adriel. Por supuesto que no lo haría, es guapo, tiene unos ojos hipnotizantes, una mandíbula varonil, cabello negro semiondulado, un cuerpo fuerte...tiene una personalidad intrigante...pero no me gustaria en un millón de siglos, a pesar de que mi cuerpo se aloque un poco de manera inexplicable al verlo, pero no. No.

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ECLIPSE
FantasySi te digo que tu vida está ligada a alguien debido a una profecía. ¿Qué harías al enterarte que es tu mayor enemigo? Adriel y Selene se encuentran envueltos en un amor y odio inexplicables, llevándolos a enfrentarse entre sí. ¿La profecía tendrá r...