ECLIPSE

XIV

(SELENE)

La celebración lyrine dedicada a la llegada de la primavera se dió unos días después
del incidente y por obvias razones, mi familia estaba obligada a ir.
El día comenzó con una misa dedicada al Dios de Dioses, el Dios Sol y luego prosiguió la misa girando en torno a los Dioses gemelos, Isid y Labrad, los Dioses de la primavera. Tras la
misa, la ceremonia comenzó, la cual trataba de dejar ofrendas ante una escultura que representaba a dichos Dioses.
Con paso tranquilo, coloqué las ofrendas correspondientes, frutas de temporada como es el caso de cerezas, fresas, albaricoques...junto algunas flores como hortensias, margaritas y claveles. Acomodé mi falda de color azul pastel junto el corset a juego que se encontraba encima de mi camisa, al levantarme. De reojo, pude descifrar a Adriel, fuera del círculo social, pegado a las paredes del santuario, pero él ya no me preocupaba en absoluto, después de todo él fue el primero en poner un muro entre nosotros dos. Mi padre se acercó a mí y acomodó con cuidado el velo que se encontraba sobre mi cabeza y ambos salimos del
santuario con normalidad. Todo había transcurrido con normalidad, ningún incidente y
ninguna orden de arresto por parte del santuario, así que pude asegurar que Adriel no nos
había delatado, al menos aún. A pesar de haber salido de la iglesia, la tortura de fingir aún no
había terminado, pues debiamos reunirnos junto al resto de personas del pueblo en la plaza,
allí se celebraría con música, bailes y bebidas. Mentiría si dijera que no intenté librarme, aún
me dolían las rodillas y ni hablar de la planta de mis pies, cuando me adentro en casa
descubrí que mis planta de los pies se encontraban cortadas y abrasadas, junto algunas
piedras que se habían clavado en ellas; no fue una noche agradable. Me senté en una de las
tantas mesas que se encontraban apartadas mientras bebía un poco de vino, me deshice del
velo y me descalcé los tacones bajo el vestido.
En diferentes momentos, pude notar la mirada de Adriel pero evité en todo momento
acercarme a él. Sí, le había confiado un secreto bastante importante sobre mí y mi familia
pero eso no indicaba que fuera a volver así como así.
Perdida en mis pensamientos, Hannah y Viktoria, tras bailar, se acercaron a mí con vaso en mano y con la respiración agitada, aún así, con unas sonrisas radiantes mostrándome que se
habían divertido.

—Karina, ven a bailar con nosotras. —sugirió Hannah mientras acomodaba algunos
mechones dorados. Con una sonrisa negué con la cabeza y enseñé ligeramente mis pies
descalzos.
—Por cierto. —interrumpió Viktoria— La otra noche...¿qué ocurrió? —dijo mientras
bajaba un poco la voz.
—Conseguí perderle. No pudo vernos la cara a ninguna.

No quería mentirles y en cierto modo, Adriel no las reconoció, pero prefería que vivieran aún en la ignorancia de que una persona del pueblo sabía cosas sobre mí que ni siquiera ellas sabían. Mi contestación las hizo saltar de alegría y yo sonreí ante su entusiasmo, aunque no de manera sincera. De todas maneras, ninguno lo notó y volvieron al centro de la plaza a seguir festejando. De normal, yo también habría estado junto a ellas celebrando, a pesar de no compartir dicha religión ninguna de las tres junto al pueblo. Pero esta vez, no estaba de humor y desde luego adolorida. Volví a dar un sorbo de mi vaso, cuando Bastian se acercó a mí.

—Buen día, querida. —saludó encantador.
Rodé los ojos fastidiada. Lo que me faltaba, iba a montar un espectáculo y esta vez
delante de todo el pueblo.
—Veo que hoy no está tu perrito junto a ti. —dijo mientras tomaba asiento en una de
las sillas colocadas en la mesa— ¿Os habéis enfadado?
—Bastian...no estoy de humor. Aparte, ¿no te dije que me dejaras en paz?
—Sé que no lo dijiste en serio, pagaste tu hermoso enfado conmigo. —Colocó su
barbilla sobre sus dos manos, mirándome embobado.

Solté un suspiro frustrada, daba igual las veces que le dijera no, había sido así desde niños y
cada poco tiempo montaba un espectáculo con la falsa idea de que yo aceptara salir con él. Se
había vuelto un dolor de cabeza tratar con él.