𝐚𝐯𝐚𝐧𝐭 𝐥𝐞𝐬 𝐟𝐥𝐞𝐮𝐫𝐬

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París, Francia

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París, Francia. 1950
(Hace un mes)

—Alastor, sólo piénsalo. Tendríamos más posibilidades en la industria... —hablaba el pelinegro, tratando de convencer al contrario.

Por su parte, el moreno ante la insistencia de Vox, podía sentir como como su paciencia ya estaba llegando a su límite. Se levantó los lentes hasta la frente para sobarse el entrecejo debido al estrés que le estaba provocando el pelinegro en ese momento. Hace ya varias semanas que está insistiendo con unirse a una cadena de entretenimiento televisivo, y aunque tenía razón, Alastor ya habría dando su veredicto y opinión acerca de eso.

Colocó sus lentes en su lugar, levantándose de golpe de la silla mirando a Vox seriamente, manteniendo esa sonrisa socarrona en sus labios.

—Creí ya haberte dado mi respuesta ante tu exigencia —se acercó aún más al pelinegro. Ante el gesto, un escalofrío corrio por la espina dorsal de Vox, provocando que a su vez de este de un paso hacia atrás—. No me interesa ni quiero ser parte de esa frívola tecnología televisiva.

Sacudió su terno planchándolo con su mano para después abandonar el estudio, dejando a Vox rojo ante la rabia que le provocaba el moreno.

—Prehistorico de mierda... —masculló viendo como Alastor se alejaba.

Caminando entre las hermosas calles de París, a pesar de la ancha sonrisa que lo acompañaba, Alastor estaba verdaderamente solo y destrozado. Hace pocos días su madre había fallecido dejándole un vacío que parecía abrumador casi asfixiante. Ella había sido su luz y su impulso para seguir adelante ante los abusos de su padre del cual ambos eran víctimas, ella a pesar de eso siempre mostro una sonrisa genuina para él.

Su madre había sido fiel fanática de las flores, su casa podría ser el más bello jardín, tan bello con el Edén mismo en un mundo cruel del cual ambos eran participes. Ahora las flores no están, las flores están marchitas. Toda esa bella escencia se había ido con ella.

Al pasar por una calle concurrida donde habían varios locales, pensó en llevarle un hermoso arreglo floral para adornar la tumba de su madre. Llegando casi al final de la calle percibió un mostrador en la parte afuera de un local de floristería.

Fijándose en las hermosas rosas, claveles y varias flores que le rodeaban sus ojos se desviaron un breve momento en ver a través del vidrio una silueta, clavándose nuevamente en la persona que acabó de ver. Se trataba de un hermoso chico de cabellos rubios, casi cenizos. Estaba haciendo un arreglo floral en la parte adentro del local, un poco sucio de la tierra de sembrado. Se fijó en los rasgos del chico los cuales eran finos. Sus ojos eran de un hermoso color tan bello como el cielo que los cubría. Su piel tan pálida como la nieve hacia relucir de más el iris celeste de sus ojos. Era como si estuviera viendo a ángel parado justo frente a él. Su pequeña y delgada silueta parecía ser tan frágil al tacto como un fino cristal, tanto que estaba tentado a querer tocarlo.

Pétalos de amor | RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora