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— Vamos a ver si lo entendí — empezó Roier agarrándose con los dedos el puente de la nariz — El rey te mandó a llamar y tú... ¿Hiciste que? — pregunta con sarcasmo
—Huí — contestó Missa sentado, hecho bolita, con la espalda recostada a la pared del granero
—¡Huiste! ¡Del rey! ;Del pinche rey! ¡Lo ofendiste! Si no era un gran problema antes, ¡Ahora lo es!
—¡Ya lo sé! Pero ¿que querías que hiciera? Entré en pánico! — con las manos tomó los bordes del gorro de su capucha y la estiró, como queriendo ocultarse detrás de esta
—Quizás... ¡Afrontar la situación cómo lo haría un adulto!
—¡No me estás ayudando!
Roier suspiró y se rindió totalmente — Yo me tengo que ir. Tengo trabajo que hacer. Y tú — le señaló con el dedo — ¡Debes ir a hablar con el rey y afrontar la situación!
Roier se marchó, dejando a un Missa muy confundido. ¿Para qué querrá hablar el rey con él? ¿Lo echará por atreverse a seducirlo? Bueno, aunque no fue culpa suya, fue su celo, y el rey también pudo haberse controlado. Fue culpa de ambos. Recordar aquella noche de hace una semana le provocaba náuseas. No porque la haya pasado mal, fue una gran noche, pero pensar en el rey le ponía los pelos de punta, y le causaba un sentimiento indescriptible. Siempre le había parecido guapo y su Omega siempre se alborotaba cuando lo veía en las fiestas, claro, de lejos. Pero de ahí a compartir una noche con él, jamás había llegado a pensar en eso antes.
En fin. Después de meditarlo un poco de levantó de su lugar y se decidió. Iría con el rey. Ya era hora de dar la cara. Empezó a caminar cuando, doblando una esquina, tres chicos desconocidos de le acercaron, era de la guardia real. Uno de ellos lo tomó bruscamente por el brazo y sonrió perversamente
— Vaya vaya. Pero que tenemos aquí. Un Omega solito. — comentó uno de ellos
—¿Que creen que deberíamos hacer con él, hermanos? — preguntó el que lo mantenía sujetado
Missa tembló del miedo. Jamas pensó que en el castillo también tendría que estarse cuidando de los alfas como estos. Intentó zafarse pero sólo logró que lo estamparan contra una pared, haciéndole soltar un quejido de dolor. — De-Dejenme en paz
Uno de ellos pareció pensarlo — Mmm. No. Hace mucho que no paso un buen rato con nadie. Y tú tienes un olor peculiar. Me encanta
Los otros dos lo tomaron de los brazos y lo dejaron pegado a la pared. Missa cerró los ojos con miedo, esperando lo que venía. Jamás había Sido bueno en peleas así que claramente no podía ganar. Esperó por un momento que no llegó. En cambio, una profunda voz se hizo presente, una voz que le hizo temblar
— Sueltenlo. Ahora
Los tres alfas se alejaron de Missa temblando y empezaron a tartamudear con nervios — S-Su majestad
Era el rey Philza. Estaba ahí, de brazos cruzados, con una mirada que le helaria la sangre al mismo dios del Inframundo, Hades; con las alas abiertas de par en par en clara señal de amenaza. Sus feromonas enojadas no se hicieron esperar. Missa solo se encogió en su lugar, aunque podía sentir un escalofrío recorrerle entero, no de mala manera, sino de una muy familiar
— Su majestad! Esto no es-
Philza los apartó de Missa y empujó a un lado para luego tomar la cintura del más bajo y pegarle a él en modo protector. Su alfa estaba tomando el control de sus acciones y tanto él como Philza pensaban en solo una cosa: Proteger a su Omega
—Considerense despedidos. Y tienen suerte de que no tengo humor para luchar hoy. — Philza volvió a abrir sus alas y cargó en sus brazos a Missa como una princesa, con una delicadeza cómo si de una estatuilla de cristal se tratara.
Missa inconscientemente se aferró a él hasta que lo dejó en el suelo. Entonces Missa se dignó a abrir los ojos, estaban en un balcón de una de las habitaciones del castillo.
—¿Estás bien? — preguntó el rey con notoria preocupación, el peli-negro evitó su mirada lo más que pudo, la cual ahora era más suave qu hace dos segundos
— Si, su majestad. Le agradezco por salvarme — inclinó su cuerpo haciendo una ligera reverencia
Philza suspiró y se llevó una mano hasta su frente, dónde subió su cerquillo en un ademán entre enojado y risueño — Me alegro. Ahora, — hizo una pausa y miró al oji-morado — ¿Por qué huiste?
Missa se atragantó con su propia saliva y retrocedió dos pasos con miedo — ¡L-Lo lamento!
Philza relajó su postura — Sólo quiero conversar sobre lo que ocurrió la otra anoche ¿Ok? Por favor, tuteame. Lo hará más fácil
Ambos quedaron callados un rato, sin valentía a decirse nada. No sabían cómo comenzar una conversación. Aunque, después de unos eternos minutos, Missa tomó palabra
— Lo que pasó fue un error. No debió suceder. Fue culpa de mí celo. — explicó intentando no sonar tan nervioso— Lamento todo el mal rato que le he hecho pasar, su majestad. Me retiraré enseguida
Missa hizo otra reverencia y se dirigió a abrir la puerta del balcón y marcharse pero una mano sobre la suya se lo impidió. Philza estaba demasiado cerca, tanto que podía sentir su respiración contra su cuello, provocándole escalofríos. Y la mano del rey sobre su mano estaba provocando un sentimiento indescriptible en su corazón, quien empezaba a latirle como loco. ¿Eran las feromonas del alfa actuando sobre su Omega? No, era algo más
— No te vayas aún — hablo en un susurro lo suficientemente alto para que Missa le oyera pero lo suficientemente bajo como para ponerle los pelos de punta. — Hablemos un poco más
Pasó saliva como pudo y se dió la vuelta, esta vez quedando frente a frente con el rubio, quien se encontraba a una distancia peligrosa. Recuerdos de aquella noche empezaban a revolverle la mente.
— No he podido dejar de pensar en ti desde aquella noche. Me gustaría que dijeras lo mismo tú— confesó cerca de su oído. Missa ahogó un pequeño gemido cuando la mano del rubio lo sujetó por la cintura— Me gustaría que me dieras la oportunidad de-
—¡Philza!
La escena se vió interrumpida por dos personas que abrieron la puerta del balcón. Philza y Missa se pusieron rojos como tomates cuando un rubio de ojos rojos y un pelirosa de los ojos del mismo color abrieron las enormes puertas de cristal del balcón y los observaron con incredulidad
— ¿Que está pasando aquí?!
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The King's Omega {Deathduo}
FanfictionEl rey Philza pensó que jamás encontraría algo por lo que vivir. O eso pensaba hasta que se cruzó con ese Omega {Deathduo} Advertencias: -Historia hecha de fans para fans -Si no te gusta este contenido no entres a leer -Contenido Yaoi Bl-Boys Love ...