Capitulo I

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Las personas cometen estupideces todo el tiempo. Toman decisiones y luego no quieren asumir las consecuencias de sus estupideces. Pero Missa acababa de cometer la estupidez más grande de la historia de las estupideces. Estaba empezando a entrar en pánico mientras veía que no se había despertado en su habitación y que a su lado, dormido Y DESNUDO, se encontraba el rey.

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Todo empezó la mañana anterior. Missa se había despertado cómo siempre, mirando el techo de piedra de su pequeña habitación. Compartía el cuarto con un compañero de trabajo llamado Roier. Se habían vuelto buenos amigos. Roier trabajaba igual que Missa como Sirviente del castillo. Atendían cosas menores cómo los animales de corral que el rey poseía, cabe resaltar que jamas habían cruzado ni media palabra con el monarca. Siempre que necesitaban algo hablaban directamente con el señor Technoblade, quien se encargaba de que todo en el castillo funcionara como un reloj. Missa trabajaba en el castillo porque pagaban muy bien. Estaba ahorrando para poder comprar un boleto e irse a Karmaland, dónde vivía su familia, a la que no veía desde hace años.

Les explico. Cuando Missa tenía 14 años, estaba solo en el bosque recolectando materiales cuando alguien lo secuestró y se lo llevó. Missa había Sido vendido a unos tipos peligrosos que se lo llevaron lejos de su país natal y su familia. Estuvo años trabajando en un burdel, como camarero, todos pensaban que era feo así que nunca de atrevieron a ponerlo a hacer otra cosa. Fue una pesadilla, le trataban muy mal. Pero un buen día, el rey Philza junto a sus guardias desmantelaron el lugar y dejaron libres a los que trabajaban ahí. Entonces, Technoblade les ofreció a todos trabajo en el castillo y una buena paga. Missa aceptó junto a unos pocos compañeros. Trabajaría en el castillo, ahorraría lo suficiente y volvería a su casa con sus padres y hermano mayor.

Esa mañana, después de asearse y vestirse, reparó en que el clima estaba muy caluroso, pero prefirió ignorarlo pues no era algo extraño. Salió al jardín donde estaban los animales y, junto a Roier que ya estaba ahí, les sirvieron la comida a los animales.

— ¿Te falta mucho para conseguir el dinero? — pregunta Roier mientras peinaba a uno de los caballos

— No tanto. Pero es bastante lejos Karmaland, así que es bastante caro. Y eso sin contar las paradas que se deben hacer en Tortillaland — contestó Missa dando de comer a los patos

— Estoy muy emocionado de que me dejes acompañarte. Jamás he visitado Karmaland.

—¡Te va a encantar! Es todo muy colorido! Recuerdo que yo solía ir a las montañas con mi hermano mayor y recogíamos flores para nuestro padre omega, le encantaban nuestros regalos. Siempre las ponía en lindos jarrones. — Sonrió con nostalgia al recordar a su familia. Los extrañaba demasiado

— Suena divertido. Yo no tengo hermanos. — Roier era huérfano desde pequeño. Sus padres habían muerto en una guerra y él se valía por si mismo desde entonces. Pero él siempre era alegre y bueno con los demás, cualidades que Missa apreciaba de él

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Llegado el mediodía, Roier se fue a almorzar pero Missa aún no tenía hambre así que se quedó en el patio jugando con los perros, quienes le tenían mucho cariño al peli-negro. Pero empezaba a sentirse mal, tenía la mente mareada y mucho calor. Quizás tenía fiebre. ¡Claro que pensó que podría ser su celo! Pero él siempre era cuidadoso con eso y era regular. Su celo nunca de adelantaba ni siquiera dos días. Aún le faltaban dos semanas para que iniciara. Pero Missa no era idiota. Entró rápidamente al castillo para irse a su habitación y quedarse ahí el resto de su celo o de lo que sea que fuera eso. Tenía que caminar por varios pasillos largos que empezaban a marearle.
Su nariz sintió un aroma que le provocó escalofríos: Era un alfa. No cualquier alfa. Era uno que le estaba poniendo los pelos de punta.

¡Tengo que salir de aquí! ¡Debo llegar rápido!

Empezó a correr cómo pudo pero chocó con el dueño de ese olor. Una mano en su cintura le hizo sentir más ansioso de lo que estaba. Un par de ojos azules le miraban de forma peligrosa. Curiosos y confundidos pero también deseosos. Missa no tenía control sobre él mismo o sus acciones así que su Omega tomó control sobre él.

Un beso le siguió a otro y a otro. Y cuando menos se lo esperó, estaba en una habitación desconocida, siendo dominado por un alfa. Y lo peor de todo es que lo había disfrutado! ¿¡Que mierda acabas de hacer, Missael?!

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Missa despertó entre unos fuertes brazos que lo abrazaban con delicadeza. Quiso despegarse pero su Omega le rogaba que no lo hiciera. Aún así, lo hizo. Con cuidado de no despertar al contrario. Estaba despeinado, todo su cuerpo le dolía y tenía marcas en el cuello. ¡Gracias al cielo, ninguna marca de pertenencia! Eso significa que este alfa no lo había reclamado como suyo. Suspiró aliviado. Entonces, reparó en el rostro de este desconocido con el que había pasado la noche. Rubio, tez pálida, y unas hermosas alas de cuervo en su espalda. ¡Dios mío! ¡Missael! ¡Te acostaste con el rey!

Se levantó rápido de la cama sin hacer ruido y sintió un fuerte dolor en sus caderas. ¡Maldición!
Buscó su ropa entre todo el desorden que había en la habitación y se la puso rápidamente. Su celo aún no terminaba así que debía huir de ahí antes de que volviera a activarse. Salió rápidamente fe la habitación dejando adentro al rey quien empezaba a despertar justo en ese momento, y corrió lo más rápido que pudo hasta su cuarto. Una vez ahí, se metió entre sus sábanas y empezó a recriminarse. Se había acostado con un desconocido, no sería tan problemático si simplemente hubiese Sido alguien que la calle (quizás eso también hubiera Sido problemático) pero se había acostado con el rey! Había tenido s*x* con el puto rey! ¿Que se supone debía hacer ahora? Huir! Era la opción más viable. Si... Debía huir

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Por otra parte, Philza recién despertaba. Al frotar sus ojos, se  dignó a mirar su habitación. Todo estaba desorganizado y su ropa tirada por el suelo. Incluso él estaba despeinado y desarreglado. ¿Que había pasado? Fue a su baño y se dió una ducha y entonces recordó... Se había acostado con un Omega. Un desconocido Omega que le había puesto los pelos de punta y vuelto loco. Recordó unos bellos ojos morados mirandole con confusión y después, un cambio de escena y los vió suplicantes, excitados. Recordó cada tacto de piel con piel y como se sintió dominarlo. El corazón de Philza empezó a palpitar rápidamente al recordar cómo, después de lo sucedido, había envuelto en sus brazos al Omega y este se había acurrucado con él. ¿Que acababa de hacer? Cagarla. Cagarla pero con letras mayúsculas!

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Bien!
Ahora quiero hablarles de algo importante. Hace semanas creé una comunidad en WhatsApp dónde puedes compartir contenido de tus ships favoritos de cubitos. Lo publiqué en mi tablón de anuncios pero hubieron problemas a la hora de que la gente se uniera. Así que si queréis uniros aquí OS dejo la imagen con el código QR. Los esperamos

Atte: ThailinMoreno

The King's Omega {Deathduo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora