Capitulo IX

1.4K 147 105
                                    

—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~——~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—

Ya era medianoche, así que Philza acompañó a Missa hasta su habitación para que no pasara nada malo. Bueno, esa fue la justificación que Philza le dijo pero la realidad es que quería pasar unos minutos más con el azabache

No comprendía muy bien como es que tenía esos sentimientos hacia él cuando apenas no se conocían. Pero sus padres siempre le dijeron que así era la conexión entre omegas y alfas destinados, se aman desde que cruzan miradas, jamás pensó que sería tan literal. ¿Por la parte de Missa sería igual? ¿Él pensaría lo mismo? ¿También le ama o está siendo muy apresurado?

— Bueno, es aquí. Ya debo irme a dormir — dijo Missa cuando llegaron a la puerta de la habitación que compartía con Roier. — Gracias por lo de esta noche. La pasé muy bien

— Gracias a ti por acompañarme. Jamás me había reído tanto en toda mi vida — Missa estaba a punto de entrar cuando Philza le detuvo —¡Espera! Dame tú número de teléfono. Pa-para estar en contacto y así...

— No tengo uno.

— Oh. Ya veo. Entonces... ¿Que te parece si mañana vamos a comprar uno?

Missa se lo pensó. Quizás ya era hora de que se comprara uno — Está bien. ¿A qué hora está disponible?

Phil rió suavemente, a pesar de haberle pedido que dejara las formalidades, ahí estaba Missa haciéndolo de nuevo — A la hora que quieras. Puedo mover mi horario por tí.

— Mmm. Entonces. A las 12 ¿Está bien?

— Está perfecto. Es una cita entonces. — tomó la mano de Missa y la besó con suavidad — Hasta entonces

Y sin más, el rubio se retiró, dejando a un muy nervioso y sonrojado peli-negro.

—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—

A la mañana siguiente, Missa se levantó como todos los días. Bueno, casi como todos los días. Intentó desayunar un poco de pastel que había quedado de cuando Roier compró, pero el bebé no quería comer eso, así que hizo que Missa lo vomitara completamente. Algo que se le hacía raro a Missa, es que Roier no estaba en la habitación. Normalmente Roier despertaba antes que él. No le dió muchas vueltas y salió al patio del castillo. Por el bebé no podía hacer demasiado, pero le podía dar de comer a las aves, ya que no era un trabajo que incluyera gran esfuerzo físico

— Missa....

— Oh, ¡Bad! Que gusto verte. Quería explicarte porque no fui ayer con-

—¿Estás encinta? — preguntó directamente con algo de dolor en su voz

— Oh ... Si. Lo estoy

— Es del rey... ¿Verdad? Lo dijo ayer en el festival...

— Si. E-Es de él

BadboyHalo apretó los labios sin saber cómo continuar — ¿Por qué? ¿Por qué con el rey?

— Bad yo... Puedo explicarlo

— Yo no creí que fueras como el resto de omegas — con una mano se cubrió el rostro, sin creerse lo que diría a continuación — ¿Eres como esos omegas que solo buscan quedar encinta para amarrar a los alfas con dinero? ¡Dime, Missa! ¿Eres de esos?

—¡Claro que no!

—¡Entonces! ¿¡Por qué con el rey?! — Bad se acercó a él y tomó su brazo con algo de brusquedad, acercándole a él — ¡Me has gustado desde hace mucho tiempo, Missa! Y te vienes a fijar en el rey. ¿¡Por qué?! ¿Que tiene él que no tenga yo?

—Bad, suéltame. Me estás lastimando-!

El demonio se dió cuenta de esto y suavemente soltó el brazo del peli-negro — L-Lo siento. Es que-

—¡Aléjate de él! — y cómo si lo hubiesen invocado, Philza apareció para empujar al demonio lejos del Omega. — ¿Qué crees que haces?

Su mirada sólo demostraba odio y celos. ¿Quien se creía ese vil demonio para estar tocando de esa manera a SU Omega? Nadie tenía ese derecho a parte de Philza. ¡Nadie podía hacer algo ni remotamente parecido! Y encima, lastimarlo. ¡¿Tenía ganas de morir o qué?!

— Philza. Calma por favor

BadboyHalo se levantó del suelo y miró al rubio con odio. Ambos alfas dejaron salir su aroma, Philza marcando territorio y BadboyHalo retandole. Missa tenía miedo y quería salir de ahí, ocultarse. Así que se acercó a la espalda de Philza y se apoyó contra él, teniendo cuidado de no tocar sus alas de cuervo.

— Phil — sollozó como una suplica — Vámonos, por favor

Philza le miró y asintió para luego girarse y cargarle en brazos, Missa sólo ocultó el rostro en el pecho del más alto y ambos salieron volando, dejando a un muy molesto demonio en el suelo. Y a lo lejos, un rubio de piel bronceada mirando la escena.

—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—

Philza se llevó a Missa hasta un lago cerca del castillo. Cómo Missa seguía temblando, le dejó en el suelo sin dejar de abrazarle y acarició su cabeza

— Ya ya, ¿Tenías miedo? — Missa asintió con la cabeza — Lo lamento mucho, no quise asustarte.

Missa se apartó de él y se limpió el rostro — Gracias por ayudarme ahí. M-Me paralicé.

— No te preocupes. De hecho, te estaba buscando

—:¿Enserio?

— Si. Te tengo un regalo.

Philza sacó una caja de mediano tamaño de su abrigo y se la dió a Missa — Toma. Es un celular nuevo, para que estemos en contacto

—¿¡Q-Que?! N-NO! Y-Yo no quiero aprovecharme de ti o-

— No lo estás haciendo. Es un regalo. Sería de mala educación no recibirlo ¿No crees?

Missa se mordió el labio y se lo pensó bastante. Al final decidió tomar la caja.

— Gra-Gracias — dijo con el rostro muy sonrojado. Nunca le habían hecho un regalo así. Se sentía especial pero... En realidad no lo era

Philza solo era amable con él por el error que cometieron. ¿No es así?

— ¿Ya desayunaste?

— Lo intenté. Pero no estaba en los planes del bebé dejarme digerirlo — comentó y ambos rieron

Acompañame. Desayunemos juntos

—¿Se-Seguro?

— Por supuesto

—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—~—

Comenta "Si" si también quieres un sugar Daddy como Philza jajaja

The King's Omega {Deathduo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora