Capitulo X

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El patio real siempre había Sido uno de los lugares favoritos de Philza para desayunar, aunque la mayoría de las veces lo hacía en su despacho antes de comenzar el día, solo. No recuerda cuando fue la última vez que tuvo compañía para desayunar. Ni siquiera su mejor amigo desayunaba con él, porque siempre lo hacía antes de su caminata matutina. Pero en esta ocasión no estaba solo. Delante de él se encontraba un hermoso Omega de ojos morados enigmáticos y cabello azabache tan bello. Todo en ese ser era perfecto, perfecto para Philza.

— Por favor, come lo que quieras — le dijo con voz suave

Missa estaba muy avergonzado, pero hizo caso y tomó unas cosas, no demasiado, para poder desayunar. Philza le miraba con disimulo, le parecía tierna la forma en que Missa se decidía si comer de las fresas o no. (demasiado adorable).

— Entonces. Estuve pensandolo y creo que sería bueno que te mudaras de habitación, lo más pronto posible. No puedes estar viviendo allí abajo eternamente — luego carraspeó con inseguridad — Si no lo deseas yo-

— No! Todo está bien. Entiendo, quieres tener un ojo en el bebé y ... Creo que sería bueno que me acompañara mañana a la consulta médica. Si quiere, claro...

Philza sonrió levemente y apoyó el codo en la mesa, para luego apoyar su rostro en la palma de su mano, mientras miraba a Missa —  Aún sigues tratándome con formalidad

Missa se dió cuenta de que, en efecto, lo seguía haciendo, y se avergonzó levemente — Lo siento. E-Es que... Es raro tratar a un rey como si no lo fuera...

— Debes acostumbrarte. A partir de ahora, pasaremos mucho tiempo juntos con el bebé — volvió a su posición anterior y se cruzó de brazos — Te acompañaré. ¿A qué hora es?

— A las 9

— Está bien, pero me gustaría que el doctor real te atendiera durante el embarazo. No confío en cualquiera. ¿Estás bien con eso?

— Claro.

— Bien. También estaba pensando en ponerte a alguien que te ayude. Cómo una dama de compañía. Hay varias mujeres en la servidumbre que son muy buenas y podrían encargarse de tus cuidados duran-

— Si me permite, Philza. Creo que ya se a quien quiero

— Mm. Bien! Eso nos ahorra tiempo. — el de ojos azules rió suavemente — Aunque me imagino que escogerás a tu amigo

— Con Roier me sentiré mucho más cómodo — contestó con una ligera sonrisa — Si usted lo considera apropiado, claro está

Philza asintió con la cabeza — Si te hace sentir cómodo, entonces lo acepto. Le diré a Techno que ponga a alguien más en el puesto de Roier

— Se lo agradezco

El rubio miró la hora en su celular y suspiró pesadamente — Lo lamento. Debo irme ahora, tengo una junta importante. ¿Estarás bien?

Missa asintió — Claro, ve con cuidado

Philza se levantó y se acercó al peli-negro para besar su frente con cariño. El pobre corazón de Missa se aceleró solo por ese pequeño contacto. Entonces, Philza se despidió y se fue

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Nuestro querido Peli-negro se encontraba algo ansioso. Technoblade le estaba llevando hacia la que sería su nueva habitación, escogida especialmente por el rey para que él estuviera cómodo. Aún le era difícil procesar lo rápido que estaban llendo las cosas. No esperaba que su vida cambiara tan de repente y de golpe. Es sin duda algo para lo que nunca estás preparado

— Estás callado. ¿No te gusta la compañía? — preguntó con una ligera sonrisa el pelirosa

Missa negó con nerviosismo — ¡N-No! Lo lamento! No quería que se ofendiera, señor

—¿Señor? Dios no, solo dime Techno, así me dicen mis amigos. — se detuvo un momento a pensar — Tu relación con Philza es difícil de explicar, pero cualquier amigo de Philza es amigo mío. Y nos veremos mucho en el castillo a partir de ahora. Así que espero nos llevemos bien

— Está bien. Encantado, Techno. Soy Missa.

— Lo sé, Philza no paraba de hablar de ti ayer. La pasó muy bien en el festival, jamás le había visto tan emocionado — Technoblade se detuvo frente a una puerta — Es aquí. Justo frente a la del rey

Al abrir la puerta, Missa pudo verla con claridad. No había demasiados muebles pero sí había una cama muy cómoda, por lo que se veía, un guardarropa, un espejo de cuerpo entero, y tenía un balcón por el que se veía el pueblo.

— Que bonita — dijo mientras veía el color morado en las paredes de la habitación — ¿Es para mí?

— Si. Hay una habitación conjunta para la del bebé, la amueblaremos más adelante. Si quieres cambiar algo que no te guste, podemos hacerlo. Y el rey me pidió que te acompañara a comprar lo que te hiciera falta

— N-No hace falta. Es perfecta — sonrió mientras miraba la habitación, se sentía pequeño en un lugar tan grande

Techno sonrió al verle emocionado — Philza se alegrará de saber que te gusta. Bien, vamos a por tus cosas

— O-Oh! No se moleste! Puedo ir por ellas yo, usted debe estar muy ocupado

— Tonterías, andando, jovencito

Misaa insistió, pues no quería ser un incordio para él, pero Techno siguió insistiendo hasta que a Missa no le quedó más opción que aceptar. Fueron hasta la habitación de Missa y este recogió sus cosas, su ropa y unas pocas pertenencias que traía consigo.

Entonces acomodó todo en el nuevo cuarto, y solo entonces, Missa se dió cuenta que a partir de ahora, ya nada sería como antes. Debía adaptarse a esta nueva vida, y a la idea de que en unos meses tendría a un cachorro al que cuidar.

Esa noche, soñó algo muy extraño. A pesar de estar en una cama en la que jamás había dormido antes, no se le dificultó conciliar el sueño. Soñó algo muy bonito. Se veía a sí mismo en un festival como el que había ido hace poco. Pero llevaba a un pequeño niño de la mano, rubio y de ojos azules brillantes, que sostenía en sus manos una bolsa con un pez dorado adentro. Entonces, pudo ver dos figuras a lo lejos, una era el rey, y en los brazos de este había una niña, una de pelo negro y unos bellos ojos morados, vestida de forma muy tierna como si fuera un honguito. Al despertar, Missa llevó la mano de forma inconsciente a su vientre aún plano, y dejó escapar una sonrisa boba al imaginarse un futuro así.

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Justo como Philza lo había prometido, lo acompañó a la cita médica. Para los habitantes del pueblo debe haber Sido raro ver a su rey charlando con un Omega, en la consulta de un doctor. O eso pensaba al ver a varias personas murmurando mientras les miraban. Seguramente pensando que Missa se estaba aprovechando del rey....
Esa mañana, cuando ambos salieron, que iban caminando por el mercado, oyó a unas personas decirlo:
"Ese Omega solo busca engancharse en la fortuna del rey. Por eso el embarazo tan repentino"
"Pobre de su majestad, un cazafortunas tan desagradable tuvo que haberle tocado a él "

Pero eso no era así. Missa jamás haría algo como eso. Cometieron un error. ¿Pero, quien iba a creerle a un Omega como como él?

— Su majestad, Joven Missael, el doctor les recibirá ahora — avisó la enfermera antes de retirarse

Philza miró a Missa, y se dió cuenta que este estaba muy... Desorientado. — Si deseas, podemos irnos y volver otro día

El contrario negó y apretó los labios — No es por eso, Philza. Mejor vamos ya

El peli-negro fue el primero en levantarse y entrar a la consulta. Seguido a él, un muy preocupado rubio. ¿Por qué Missa se comportaba así? ¿Era culpa de él? ¿¡Le está asfixiando con tantos cambios?!

Quizás... Debería prepararle algo bonito para que se sintiera mejor . ¡Si! Eso haría!

The King's Omega {Deathduo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora